Zacatecas. Pugnan por el rescate con vida del constructor zacatecano Roberto Robles Cervantes, plagiado el viernes
Teresa Morales Duke / Express Zacatecas
El delito de secuestro vive sus peores días desde el año pasado cuando colocó a Zacatecas en el primer lugar nacional con 71 plagios, según estadísticas oficiales. 2018 vuelve a ser marcado por este fenómeno delictivo que mantiene en vilo a comerciantes, empresarios y los gremios más pudientes de la entidad, aunque no exclusivamente, ya que la privación ilegal de la libertad por bandas de secuestradores parece no respetar límites.
Un nuevo caso sacude la esfera empresarial de Zacatecas, a raíz del plagio el viernes pasado de Roberto Robles Cervantes, del ramo de la construcción, y quien según las versiones de sus propios empleados fue sacado de sus oficinas por un grupo armado, en las inmediaciones de Ciudad Administrativa. En el nuevo año suman ya varios casos del tipo, aunque no de forma pública como en este suceso.
Robles Cervantes es integrante de una de las familias de gran arraigo en la capital zacatecana, ampliamente conocida y apreciada.
La noticia llegó a las redes sociales con diversos enfoques que partieron de señalamientos fuertes en contra de este clima de inseguridad. Algunos mensajes anónimos que arremetieron contra el gobierno, la postura de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción que, aunque deslindándose de imputaciones directas al titular del Ejecutivo, Alejandro Tello Cristerna, sí exigente en cuanto a mayores garantías en la entidad.
El manejo del caso específico de este hecho da un vuelco al tratamiento público del delito y de la víctima. Ahora toma nombre y especificidad, cuando el sigilo, antes, marcaba el silencio de autoridades y medios de información a fin de evitar riesgos a la vida de las víctimas y no entorpecer las negociaciones para la liberación de los secuestrados.
El secuestro ha tenido un comportamiento y desenlaces diferenciados. No hay garantía para la vida de los plagiados. Igual se ha visto que aunque se pague a los delincuentes, los han devuelto fallecidos, aún y cuando, en otros casos, las víctimas sí son devueltas con vida.
