La autora es Emma Perla Solís Recéndez, investigadora de la UAZ
Zacatecas, Zac.- “Buenas noches, te quiero”, es un libro que es igual a un amigo, un libro te acompaña en malos momentos, te acompaña a reír, es así como un libro es un buen amigo, así lo externó el estudiante de la Unidad Académica de Psicología (UAP), Alberto Argumedo Solís, al ser moderador del libro de la autora, la docente investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Emma Perla Solís Recéndez.
Acompañada la docente Emma Perla Solís, de Alberto Argumedo su hijo, agradeció y expresó su entusiasmo por estar en espacios universitarios, el compartir con estudiantes, docentes, compañeros y amigos, el poder presentar su libro-dijo-, “el cual nace hace 20 años, debido a una situación de adversidad, situaciones que uno no se espera, y que no sabes si la vida o Dios, me dotaron de una habilidad para escribir”, sostuvo.
En ese sentido, manifestó que su libro nace de un dolor, de pensar como hacerle a su hijo Alberto su vida menos difícil a través de sus tratamientos médicos, y fue ahí la sugerencia de escribir cuentos para más niños. “Mi hijo con tan solo 5 años me dijo: mamá tienes que hacer un libro”, y respondió: “hijo son tonterías”, “pero al poder ver el rostro de hijo y lo que lograba a través de las metáforas de sus cuentos, un resignificado de su vida y de la vivencia, me mostró que no es necesario ser como otro, yo puedo ser la versión de mí mismo ante esa situación adversa, y fue ahí cuando mi hijo pregunta ¿por qué nací así? y ¿por qué tenia que llevar esos tratamientos?”.
La autora, al explicar al público que “pidieron a Dios un hijo, que querían uno muy bonito, y que ante eso respondió que tenía dos; uno tan chulo pero completo, y el otro con unos ojos hermosos, brillantes, inteligente, pero que estaba descocido, y ese último fue al que pedimos para poder repararlo, ante eso él respondió: qué bueno que me mandaron con ustedes; y fue ahí, donde pude observar la diferencia de sentir a un niño con malformaciones, y un ángel descocido”.
Señaló que en esta es su segunda edición, actualmente el libro ya está a nivel nacional, y resaltó que su adversidad le sigue dando muestras de gran capacidad y el desarrollo de su habilidad para seguir escribiendo, por lo que destacó que ya se está trabajando un segundo tomo.
Para comentar el libro, el docente investigador de la UAP, Jorge Luis Lozano López, enfatizó que la obra es parte del desarrollo profesional docente, y acentuó la reflexión de Alberto Argumedo, “presentar un libro es presentar un amigo”. Este libro -indicó-, “desde el título nos hace repensar cuántos acostumbran a interactuar con los hijos, es una forma de manifestar el afecto y cuidado de los hijos en esa interacción de contar cuentos terapéuticos que tienen como objetivo dar a los niños una capacidad en su desarrollo. El que puedan actuar y reflexionar su resiliencia, que se les pueda ir dando las capacidades y habilidades sociales de interacción que les permita más adelante ser adultos productivos y sanos, con todo lo que se pueda presentar”.
Remarcó que los libros surgen de las necesidades que se presentan en situaciones que hacen que el momento, en este caso Alberto siendo hijo de la autora, quien fue en su momento quien cuestionaba a su madre, es como se da la idea y la necesidad de buscar la forma de dar respuestas, “y este producto da respuesta a problemáticas que les ayuda a muchos más”.
CUENTOS TERAPÉUTICOS
Por su parte, la especialista Beatriz Pacheco Amigo, al compartir sus comentarios, también habló el trabajo de los cuentos terapéuticos, que han sido -señaló-, “indispensables desde años remotos para ejercer nuevos planteamientos y razonamientos en base al análisis de un inicio-desarrollo y final de una historia. De esa forma los cuentos terapéuticos abordan un análisis psicológico, conocido también como un realismo psicológico que se fundamenta en aspectos emocionales, incluyendo la ficción, en la que se caracterizan personajes específicos, animados o conceptuales, y acciones internas del mundo psíquico que se fundamenta en la experiencia, vale decir, acciones externas”.
Además, agregó que el libro, es una herramienta que permite relacionar diversas áreas de desarrollo del infante, como lo es el área intelectual relacionándolo a la cognición, es por ello, “la importancia de quien lee y quien lo escucha, abriendo la posibilidad de estimular el área del niño basados en la metacognición, que radica en el cómo funciona la mente para que el sujeto aprenda a establecer los procesos de aprendizaje, sumándole a este el cuento terapéutico, formulando una cantidad de estrategias metacognitivas que auxilien en la sistematización de manera consciente en la integración del procesamiento de la información”.
Por su parte, el docente investigador Martín Argumedo Solís, resareltó el aspecto donde reside el atractivo que tiene para los niños. Subrayó que “más bien de todo el lector que guste acercarse a él, siendo los seres humanos los que tenemos más influencias, y sobre todo de los padres, cuando apenas nos estamos formando, cuando somos inmaduros desde el sistema nervioso central, y en los pequeños es donde se dan tenciones y conflictos y son los que se deben ir dando solución para que le niño crezca de manera sana y creativa, pero no siempre ocurre así, las situaciones se perpetúan, por ejemplo, padres en divorcios o un hermano con complicaciones que jala la atención de los padres, la muerte de un ser querido, entre otras muchas situaciones que puede estar viviendo el menor, y los padres dejan de atender esas tensiones, y a medida que se repiten, van dejando una huella indeleble en el psiquismo del menor, y no se resuelven y se van expresar conductualmente”.
El docente universitario recalcó que “el libro con cuentos terapéuticos, es gracias a que la autora cuenta con una gran sensibilidad de entender los conflictos que redicen en la mente de los niños y tiene la habilidad de traducirlos en personajes que actúan ese conflicto; un conejo, un pollito, una araña, cualquier animal puede ser el actor de esas acciones que están generando esa angustia y que buscan ser entendidas y comprendidas para poder ser superadas, pero desde la óptica del niño, solo existe una vivencia, un afecto que no puede ponerse en palabras, es decir, no se puede pensar el echo de poner personajes al mundo interno que experimenta el pequeño y la voz de mamá que lee el cuento con entonaciones de voz, inevitablemente logra captar la atención del niño, ya que se tiene identificado con el personaje con la problemática que desconoce, pero que le pertenece”.
En ese contexto, puntualizó, “es ahí donde los personajes al interactuar van desentrañando el conflicto interno del pequeño que se siente identificado con él y termina el cuento en una solución”.
Para finalizar la presentación, la docente investigadora, Dolores Aldaba Andrade, al expresar que tuvo la dicha de haber sido estudiante de la docente Emma Perla Solís, destacó el profesionalismo de la autora, que es algo que siempre la ha caracterizado, y la describió como “una mujer brillante, talentosa, pero, sobre todo, una mujer que se convirtió en madre, y que mientras me explicaba un tema en su casa, me presentó a su hijo Alberto de apenas unos meses de nacido”.
“Fue entonces cuando me di cuenta de que no solo era una de mis mejores maestras, sino que también era una gran mamá, la he visto trabajar, esforzarse, superarse, avanzar; siempre con ese carisma y entusiasmo, pero también, con esa determinación y fortaleza que han hecho que sea admirada por muchos y muchas y afirmó yo la admiro desde que tengo el gusto de conocerla”.
Recordó que cuando leyó por primera vez su libro, fue inevitable percibir la esencia de la docente Emma Perla, “con esas narraciones envolventes, es un texto que cumple en demasía lo que promete; hace reír, pensar y soñar, hasta propone los propios desenlaces, en definitiva, es un libro de cuentos distintos y especiales, es como si para cada herida del alma, o para cada raspón que te hace la vida, tuvieras ahí el curita y el vendaje, y para malestares mayores, el antibiótico”.
La docente de la UAZ aseguró que, con esta obra, “leer para los niños, elimina en ellos sentimientos de soledad y los estimula a reaccionar de manera positiva frente a la vida, favorece la resiliencia en los niños, y en los jóvenes y en los adultos, brinda un importante significado”.