Economía

gráficaUna vez más, el salario pierde la carrera contra la inflación, señala Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente de El Barzón

Preocupante impacto de la devaluación del peso en más encarecimiento

En lo que va de este sexenio, muchos los productos de la canasta básica y de los que más consume la población mexicana, han sufrido significativos aumentos de precios, impactando en la capacidad adquisitiva de las familias mexicanas, más aun en las que tienen un ingreso de un salario mínimo,  de 2 mil 130 pesos al mes, como sucede con un alto porcentaje de mexicanos.

Entre el último año del gobierno de Felipe Calderón y los dos años y meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, los precios de algunos productos, como por ejemplo, de la pechuga de pollo, reportan un aumento de hasta 180 por ciento, el camarón hasta un 46 por ciento y la carne de res ha presentado aumentos de hasta un 85.3 por ciento.

Lo anterior fue señalado por el dirigente nacional de El Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar, con base en información del Observatorio de precios y productos, a través de Alejandro Castillo Morales.

Precisaron que otro ejemplo de los aumentos desmedidos en los productos alimenticios, es que por segundo año consecutivo el precio del huevo se disparó llegando a venderse hasta en 40 pesos el kilogramo, después de que en marzo de 2012 se vendía en 14 pesos el kilo.

En contraste,  en el mismo período el salario mínimo creció sólo 10.7 por ciento, lo que deja en desventaja a las familias, con respecto a los precios de productos muy importantes.  Por ejemplo, el aumento del huevo equivale a 17 veces el incremento del salario mínimo; el del jitomate, 14 veces; la pechuga de pollo 16 veces; la chuleta de res 7 veces y en el caso fue de 4 veces el incremento observado en el salario mínimo, indicó.

Suponiendo que una familia tuviera necesidad de comprar al mismo tiempo un kilogramo de cada uno de estos productos, en 2012 le habrían costado en conjunto 215 pesos y habría necesitado 3.4 salarios mínimos; ahora, en 2015, le costarían 402 pesos, por lo que requeriría 5.7 salarios mínimos. Eso sucede a pesar de que la devaluación del peso no impacta directamente en los costos y la oferta de estos bienes, porque en su mayor parte dependen de oferta interna, pero la previsión al respecto ha cambiado, obsevaron.   

Así, en paralelo con la especulación que ha encarecido esos bienes, ahora se agrega la expectativa de una alza de precios, sobre todo por el efecto de la devaluación del peso sobre el costo de importar bienes manufacturados y alimentos y, en algunos casos, por la posibilidad de aumentar las exportaciones de bienes agropecuarios con mayores márgenes. Todo ello como consecuencia de la devaluación del peso con respecto al dólar, subrayaron.

tianguisDiversos estudios del Banco de México han concluido que las devaluaciones no se trasladan a los precios. Sin embargo, eso es inevitable debido a la aplicación de una política de estabilización que se basó en la contención de precios internos mediante importaciones. Así, lo que demostraban esos estudios es que las variaciones en la paridad no repercutían en los precios internos, sobre todo por las condiciones de gran liquidez de divisas, cuando las devaluaciones eran coyunturales, destaca el comunicado  de la organización ya mencionada.

Aunque las causas de las devaluaciones en México siempre son estructurales, en esta ocasión el cambio en la paridad no se desarrolla a partir de una coyuntura, sino por un conjunto de factores: la caída en la producción y de los precios del petróleo; la creciente posibilidad de una alza de tasas en los mercados internacionales y, la gran dependencia de la política económica con respecto del ingreso de divisas. Esto significa que la debilidad del peso podría ser más prolongada y será inevitable su efecto sobre los precios internos, prevén los especialistas.

En su análisis, hicieron notar que por lo pronto, el 31 de marzo de 2015, se publicó en el diario oficial de la federación el tipo de cambio para solventar obligaciones denominadas en moneda extranjera pagaderas en la República Méxicana, alcanzando el máximo histórico de 15.4192 pesos por dólar. El precio más alto registrado hasta ese día fue en marzo de 2009, cuando llegó a $15.3517 pesos por dólar.

En ese sentido, la población, que con un salario mínimo y que a veces no recibe un sueldo al día, no ve para cuando se estabilizarán los precios. En cambio, los especuladores de las empresas que controlan los mercados elevan sus ganancias. Aunado a esto, la ambición de los concesionarios de los medios de comunicación masiva los lleva a buscar aumentar sus ganancias, promoviendo la venta de alimentos chatarra.

El negocio de los productores de esos alimentos y de las televisoras, se basa en que ofrecen a precios en apariencia económicos, induciendo al consumidor a preferir un producto empaquetado, de fácil acceso y supuestamente accesible para satisfacer el hambre, consumiendo una enorme cantidad de calorías y azúcares que provocan obesidad y diabetes, finalizaron.

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