*En la semana denominada La juventud zacatecana y sus perspectivas, se impartió una conferencia sobre el Movimiento Estudiantil de 1968
En el marco de la marcha de protesta por la matanza de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, que año con año llevan a cabo estudiantes y organizaciones sociales, el movimiento Yo soy 132 organizó la mesa redonda: Los ecos del 68, incluida en ciclo de conferencias denominado La juventud zacatecana y sus perspectivas.
La plática tuvo lugar en el patio central de la Rectoría de la UAZ, este lunes, y estuvo moderada por Roberto Sánchez Reyes. Como comentaristas, participaron el artista plástico de origen zacatecano Salvador Pintor Rodríguez y el ex procurador de Justicia Aquiles González Navarro, quien disertó sobre las consecuencias jurídicas que acarreó el movimiento del 68.
El jurista se refirió a las reformas que se realizaron durante los sexenios de los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, entre las que se encuentra el otorgamiento de la mayoría de edad a los 18 años, con lo que adquirían derechos, tales como el de poder representarse a sí mismos y contraer matrimonio, pero también obligaciones como la “carga jurídica”, es decir, el poder ser juzgados como mayores de edad y no por el sistema tutelar de menores.
Lo anterior, dijo el ex procurador, hizo posible que los integrantes del movimiento del 68 fueran reprimidos de manera legal, esto entre otros artículos que “mañosamente” se reformaron, para que el estado de manera legal pudiera reprimir a los que se oponían a los actos que realizaba el poder en contra de los que pensaban diferente.
Aquiles González señaló que este sistema se confirmó como represor y violento, ya que, además, le permitió al estado hacer que los que no estuvieran de acuerdo con el régimen fueran perseguidos y, en el mejor de los casos, encarcelados, pero en el peor, desaparecidos.
Recordó también a Demetrio Vallejo, Valentín Campa y Heberto Castillo, presos en el Castillo Negro de Lecumberri, hoy Archivo General de la Nación, esto en la época de los 60, y siempre “amparadas estas arbitrariedades por el derogado artículo 135, de la Constitución Federal y que contemplaba el delito de Disolución Social”.
Finalmente González Navarro, coincidió con el artista plástico Salvador Pintor en que los jóvenes del movimiento del 68 a través de las protestas que protagonizaron y de la posterior matanza de Tlatelolco, cambiaron de manera radical algunas cuestiones jurídicas como la derogación del “abusivo artículo 135 constitucional”.
Además, señalaron como culpable a la clase política “porque sólo se preocupan por sus propios intereses, al margen de las condiciones de vida de una sociedad marginada”, y lo ejemplificaron con la aprobación de la reforma laboral en el ámbito nacional, mientras que en lo local se refirieron al veto hecho por el Congreso local a las candidaturas independientes.
Por su parte, Salvador Pintor Rodríguez habló de su experiencia en ese año, como miembro del primer pelotón de la Compañía de Fusileros Paracaidistas, cuando vivió de cerca, sin participar en la matanza, dijo, las acciones y barbaries cometidas.
El artista plástico señaló, con varias anécdotas, la corrupción y el exceso de violencia que se vivía en el Ejército Mexicano, del cual desertó en 1970 porque se dio cuenta “de que esa vida” sólo lo había corrompido, pero que tuvo que hacer suya por necesidad, ya que “en ese entonces no había fuentes de empleo en Zacatecas”.
Dijo, además, que en ese momento de efervescencia política en el país, el Ejército vivía una ola de descontento “que reflejaba la desaprobación de lo que el gobierno estaba haciendo afuera”, por lo que los integrantes del Batallón de Fusileros Paracaidistas se rebelaron contra el mando, en lo que afirmó “no fue precisamente una huelga de hambre”, esto al negarse a ingerir alimentos, en el momento en que les fue ordenado.
Pintor Rodríguez terminó su exposición contando su vivencia en lo que se conoció como la Marcha del Silencio, en la que él y el pelotón del que formaba parte, pertrechados en una esquina y con el arma embrazada, vieron con terror pasar a “mucha gente, que estoy seguro era los que protestaban, pensando en que si se abalanzaran sobre mí, ¿tendría el valor para disparar?”