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Zacatecas. El DIF municipal capitalino organizó una caminata; alcaldesa reconoce esfuerzo de padres de familia

 

Para conmemorar el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, el Ayuntamiento de Zacatecas a través del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (SMIDIF) organizó una caminata en la que participaron niñas, niños y jóvenes autistas y sus familiares.

El contingente -alrededor de 100 personas- salió de las inmediaciones al monumento al general González Ortega, avanzó por la avenida del mismo nombre, así como la Hidalgo y culminó en la plazuela Goitia, donde más gente se sumó al movimiento, y luego, todos al unísono, soltaron globos azules -el color distintivo del autismo- como símbolo de unión y apoyo a quienes presentan este trastorno neurológico.

En el lugar, la alcaldesa Judit Guerrero López reconoció el gran esfuerzo que hacen las mamás y los papás de los niños que presentan esta condición por brindarles atención y buscar espacios en los que les den el apoyo educativo y emocional a ambos.

Resaltó la fundamental necesidad de crear conciencia para que la sociedad sea incluyente e integre a los niños y jóvenes en los distintos sectores educativos y sociales.

El autismo, explicó la sicóloga Angélica Palma Fernández, se registra en 1 de cada 115 niños en México y se caracteriza por la alteración de la interacción social, de la comunicación y el comportamiento restringido y repetitivo.

Una teoría señala que el autismo es independiente de la inteligencia ya que se pueden encontrar autistas con altos grados de IQ, en tanto que 10 por ciento de quienes lo presentan tienen talentos extraordinarios; en adolescentes y adultos, la depresión y la ansiedad son padecimientos comunes.

El 57.7 por ciento de niñas y niños con autismo son detectados en el salón de clase sin que obtengan un dignóstico médico y la mayoría de ellos lo obtienen de manera tardía.

Al oscurecer, edificios como el Portal de Rosales y el Congreso del Estado, además de los puentes ubicados frente a la presidencia municipal y Ciudad Administrativa fueron iluminados con color azul.

HISTORIA DE VIDA

Cuando Rafael Netzahualcóyotlcumplió dos años, su madre Elvia Leonor Díaz Valdéz decidió buscar apoyo con algún terapeuta, pues el niño no había desarrollado el habla conforme a su edad y hacía rabietas inusuales y, aparentemente sin motivo.

Sin embargo, nunca recibió un diagnóstico como suele suceder con otros padecimientos como Síndrome de Down o parálisis cerebral.

“Aunque no se percibe físicamente, la intuición de madre me indicó que no estaba bien; no controlaba esfínteres y su conducta era inusual. Empecé a leer y aunque hubo doctores que me dijeron que no tenía caso que yo leyera, lo seguí haciendo y buscando apoyo hasta que un neuropsiquiatra me dijo que podría dar un diagnóstico hasta que mi hijo tuviera 5 años”.

Vivir como madre de un niño autista hizo pasar a Elvia por diferentes etapas que fueron de la negación al coraje y del reproche a la depresión, “todas las mamás y papás luchamos día a día por nuestros hijos, pero hoy en día nos hace enfrentarnos a otros retos porque aparte hay que buscar quién te los cuides y no encuentras gente preparada académica y psicológica para este tipo de retos, pero ya cuando lo aceptas se va haciendo sencillo”.

Para madres de familia como Elvia, entre ignorancia e intolerancia –de médicos y sociedad en general- se les va la búsqueda de atención para sus hijos en el afán de buscar su bienestar. Rafael tiene el Síndrome de Asperger, por lo que su conducta social es muy efusiva, incluso con desconocidos, y no conoce límites.

“El que en lugares públicos mi hijo demuestre ese afecto no es comprendido por mucha gente, ahorita está pequeño aún, pero comenzará con su pubertad y veremos cómo va desarrollándose”, explicó Elvia al tiempo que recordaba que debido a esta y otras situaciones preferían no salir y quedarse en la casa, pues una rabieta sin motivo causaba el rechazo y la crítica de la gente por considerar a los padres consentidores y al niño caprichoso.

Al iniciar su vida escolar, Rafael fue integrado en escuelas incluyentes dado que era altamente funcional, por lo que ingresarlo en escuelas de educación especial implicaría que imitara conductas que limitarían su desarrollo. El niño se ha mantenido en la primaria Nunutzi, pero ahora se enfrentará al reto de ingresar en una secundaria en la que su inclusión social continúe.

Madres de familia como Elvia ahora necesitan ayuda “pero de corazón, que, empezando por la familia, no nos dejen solas; que las escuelas, tanto públicas como privadas los acepten cuidarlos porque es un privilegio. El sector público no se da abasto, pero hay quienes no tienen los recursos académicos para buscar el apoyo de la iniciativa privada”.

Insistió en que, sin dejar de lado a los niños, el apoyo a los padres resulta fundamental para sacarlos adelante, “si el papá se quiebra, el hijo se quiebra con ellos; sólo quienes vivimos esto pueden entenderlo, hay quienes incluso padecen hiperquinesia (habilidad motora exagerada) y si los papás no lo entienden será difícil darles atención.

Por ahora, al menos 15 familias están interesadas en integrar una asociación que, con el apoyo de la presidenta municipal Judit Guerrero López, podrá concretarse, “requerimos un compromiso, la alcaldesa nos da el respaldo con un notario y la asesoría legal; necesitamos un liderazgo firme, psicológico y social, pero todos tenemos el reto de ser capaces de atender a un niño con capacidades especiales pero también para sacarlos adelante”.

La fe de Elvia la hizo convencerse de que el que Rafael, hoy de 13 años, llegara a su vida, es por una bendición de Dios, al igual que “mi niño es una luz, tengo el privilegio de ser su madre, por algo Dios me escogió. Mi hijo no es un ente ni una isla, es parte de una sociedad que pide que se le acepte como un miembro más”.

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