Jerez

b9533f98 134a 4c72 a066 6dfc910f71bdEn Sarabia no vemos cercana la esperanza de regresar al rancho, dice Eva quien salió por la violencia de grupos delincuenciales 

Ángel Amador Sánchez 

Jerez, Zac.- “Los amigos”, en la comunidad de Sarabia, “nos robaron toda una vida, toda la felicidad que pasábamos en el rancho; nos tuvimos que salir por miedo, por la falta de apoyo oportuno de las autoridades, por temor a represalias, porque se llevaron lo que encontraron en nuestras casas”. 

En Sarabia, localidad ubicada a 45 minutos de la cabecera municipal, vivían unas 170 personas que fueron desplazadas por la delincuencia organizada. A fecha, han retornado 20 tras el ingreso de las fuerzas del orden hace algunas semanas. 

Sin embargo, afirma a quien llamaremos Eva por motivos de seguridad, “la mayoría no vemos cercana la esperanza de regresar”. 

Los abuelos y padres de Eva son originarios de Sarabia, donde vivieron hasta la llegada de “los amigos”; ella es la tercera generación. Dice que uno de sus parientes roza ya los 90 años de edad, y saca cuentas de su terruño: “híjole, creo que Sarabia tiene más de 100 años de fundada”. 

82edfa05 7b45 4522 b3fc d630525d3927LA SIMIENTE DEL MIEDO 

Durante 2020, en plena pandemia de Covid-19, empezaron a pasar camionetas con gente armada por Sarabia. Al principio “no se metían con nadie ni se quedaban en el rancho. Creo que era gente de Sinaloa”. 

Luego, comenzaron a quedarse en los cerros de los ranchos para vigilar los accesos. 

Los pobladores ya estaban al tanto de sucesos violentos en comunidades aledañas de Jerez, Fresnillo y Valparaíso como Guadalupe Victoria, Palmas Altas, Ordoñez, San José Llanetes, Colorado, Ermita de los Correa, entre otras. 

En Sarabia, esa gente armada que primero pasaba y después permanecía en los cerros, los habitantes empezaron a identificarlos de manera irónica como “los amigos”, no como “los malos”. Hasta ese momento, “todo estaba tranquilo, seguíamos trabajando en los huertos de durazno, se llevaba a los niños a la escuela”. 

Algunas veces “los amigos” bajaban a una tienda. 

La tranquilidad no duró mucho: “comenzó lo feo en otros ranchos y en Sarabia entraban más camionetas y mantenían control en los puntos de entrada y salida, vigilando. Se hablaba ya de levantones, balaceras y muertos en otras partes”, cuenta Eva. 

El desplazamiento de pobladores era ya una realidad en varias comunidades. Empezaron a llegar a la cabecera de Jerez, principalmente con familiares y otros a rentar viviendas”. 

En 2021 comenzaron en Sarabia las primeras balaceras entre grupos antagónicos del crimen organizado, entre los “de Sinaloa y Jalisco. “Se puso ´fellito´, nos cuidábamos más, y a meternos en nuestras casas lo más temprano posible, a más tardar a la 9 de la noche y a las 10 todo apagado; había suspensión de clases”. 

E inició el saqueo: robo de camionetas, de gasolina, motos, herramientas e introducción de gente armada en las viviendas. “Buscaban algo, volteaban las casas”. 

El éxodo empezó y se agudizó tras una balacera en la parte trasera de una casa. “Se toparon grupos contrarios; eso estuvo muy feo, fue en julio de 2021. Ya todo estaba feo, había miedo por los hijos, por el temor de que los levantaran, porque oíamos que se llevaban a niños de entre 12 y 14 años”. 

Con el paso de los meses solo quedo una familia en Sarabia. 

¿Y alguna autoridad los apoyó?, se le preguntó. 

“Nos dejaron solos”, respondió categórica Eva. 

 52aae454 e354 4164 b5ab f28d83bc8ffbA TRABAJAR EN LO QUE SE PUEDA

En Sarabia, hasta antes de la llegada de “los amigos”, se dedicaron durante años al cultivo de durazno, avena, frijol, maíz, calabaza. “Vivíamos en paz, con nuestros problemas, pero contentos”. 

La situación se agudizó por esa zona de Jerez, y en el caso de Sarabia, la mayoría se fue a Jerez, algunos con familiares y otros a rentar casas entre varios de los desplazados. Y, entonces, comenzaron a buscar el pan, no había de otra. De apoyo oficial comenzaron a recibir una despensa, “nada más”. 

De las huertas de durazno y los sembradíos pasaron a ocuparse de “chalanes en la obra, cuidadores de ganado, a limpiar casas, a la venta de tamales, menudo, chicharrones y tortillas hechas a mano”. 

Y a buscar acomodo para sus hijas e hijos en preescolar, primaria y secundaria. “Todo ha sido muy duro”. 

En grupos volvían a Sarabia para rescatar algo de sus viviendas. La esperanza de retornar, sin embargo, se diluía con el paso de los días. 

Eva fija el inicio de cambio de las autoridades cuando una comisión de desplazados jerezanos viajó a la capital del país para entrevistarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2022, cuando aquella zona era ya “un campo de batalla”. 

Un cuartel militar se instaló en Palmas Altas y, resguardados por las fuerzas federales y estatales, volvieron con relativa calma Sarabia, no era un regreso al terruño, tan solo verificar qué les habían robado y en qué estado se encontraban sus casas y tierras. 

Algunas casas fueron arregladas con la donación oficial de pintura, chapas y cemento. Sin embargo, Eva afirma que, ante la falta de vigilancia permanente, “los amigos siguen pasando por Sarabia y dañando nuestras casas”. 

Relata que los habitantes desplazados exigen que el retorno se dé solo cuando el Ejército esté de manera permanente en Sarabia, algo que aún no se concreta. 

“No hay palabras para explicar lo que se siente, el ver tu casa, tus tierras destruidas, la escuela cerrada. Aunque regresemos ya no será lo mismo”. 

Y resume en tres palabras la situación: “estamos muy tristes”. 

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