A escala nacional, el índice per cápita es de 132 litros al año, cuando la FAO recomienda 190 por persona
México, DF. Hoy más que nunca México requiere de una campaña de promoción para aumentar el consumo de lácteos que permita potenciar los índices de consumo per cápita. Actualmente es de sólo 132 litros al año en promedio, muy por debajo de las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de 190 litros por persona.
En el marco del “Día Mundial de la Leche” que se celebra cada 1 de junio, el presidente de la Federación Mexicana de Lechería, Vicente Gómez Cobo, consideró que los apoyos del gobierno federal “se han quedado cortos”, lo cual no permite contar con los recursos necesarios para establecer campañas de información y de promoción al consumo, a fin de que la población aprenda a alimentarse de una manera más sana, adecuada y completa.
Lo anterior, tomando en cuenta que la misma FAO asegura que los productos lácteos combaten la desnutrición al proveer entre 25 y 33 por ciento de los requerimientos diarios de proteína. “Esto genera un impacto positivo en talla, peso, crecimiento y desempeño físico y mental en niños”, señala esa organización mundial.
En contraste, informes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que los hogares mexicanos erogan 2 mil 315 pesos por año en la compra de líquidos embotellados que incluyen refrescos, cervezas, agua embotellada y bebidas alcohólicas, cifra que supera en 25 por ciento los mil 848 pesos que los hogares destinan al consumo de leche.
Lo anterior, subrayó, habla de la necesidad de que tanto productores como industria y gobierno trabajen de manera conjunta para elaborar una campaña que destaque el beneficio de consumir leche y productos lácteos en la dieta y que pueda reflejarse en mejoras cognitivas de los niños, además de que será necesario que se considere a la leche un alimento saludable y no una bebida simple, como actualmente la tiene catalogada la Secretaría de Salud.
El presidente de la Federación Mexicana de Lechería reconoció que el aumento en el consumo de leche en el país, no sólo beneficiaría a la salud de los consumidores mexicanos, sino la de miles de productores que actualmente enfrentan una difícil situación derivada de los bajos precios internacionales y las importaciones desmedidas.
“Necesitamos tener en cuenta que América Latina está llamada a ser protagonista en la producción lechera a nivel mundial por sus condiciones geográficas, su capacidad empresarial y el potencial de desarrollo económico”, afirmó el dirigente de productores de leche.
Gómez Cobo consideró que de contar con un ordenamiento de mercados adecuado, México podría ser parte importante de los proveedores de este nutriente a nivel global, pues actualmente la región latinoamericana produce alrededor del 11 por ciento de la producción mundial de leche, estimada en más de 770 millones de toneladas al año.
La región latinoamericana está considerada como la “despensa del futuro”, pues será clave para alimentar a la población mundial que se espera llegue a nueve mil millones de personas en 35 años más; es decir, en 2050, subrayó Gómez Cobo.
“Para el 2050 la demanda global de proteína animal se incrementará en 60 por ciento; América Latina está llamada a ser uno de los grandes proveedores de éste y otros alimentos y, como industria lechera, es fundamental que México esté preparado para hacer frente a estos desafíos”.
Finalmente reiteró que la leche es un alimento casi completo. Su riqueza en energía, proteínas de fácil asimilación, grasa, calcio, fósforo y varias vitaminas, hacen de este líquido el alimento básico del lactante y el niño en sus primeros cuatro años de vida, y en general en las siguientes etapas de la vida del hombre.
Por lo anterior, subrayó, resulta fundamental que se considere la necesidad de que nuestro país incremente de manera significativa la producción de leche para satisfacer de mejor manera las necesidades de consumo en esta población y que se aliente desarrollar esta actividad económica para dar empleo permanente en áreas rurales del país.