JAVIER GONZÁLEZ SÁNCHEZ
La mayoría de los intentos de suicidio no terminan en muerte. Se realizan de forma que el rescate sea posible. “Estos intentos a menudo representan un grito en busca de ayuda” según el portal médico Medline Plus. Muchos suicidas comunican sus intenciones de acabar con su vida. Pueden tratarse de comentarios negativos, expresiones de cansancio, de disgusto con la vida, incluso las bromas pueden ser una llamada de atención.
Los actos suicidas a menudo están asociados a trastornos mentales: trastorno bipolar, trastorno límite de la personalidad, esquizofrenia o depresión, el más frecuente de todos. “Lo más común son trastornos afectivos. Y la asociación que supone más riesgo de tentativa es el consumo de alcohol con una depresión”, afirma el doctor Diego Palao, jefe del hospital de salud mental del hospital Parc Taulí de Sabadell, Cataluña.
En algunos casos estas personas se alejan del grupo de amigos y familiares para realizar luego una visita a modo de despedida. Este aislamiento es el que potencia las ideas suicidas. La persona suele bloquear todos los pensamientos positivos y tiene más presente los recuerdos negativos. Se manifiesta a través de ansiedad, estrés y ataques de pánico que al final derivan en los intentos suicidas.
Es difícil que un suicida en potencia busque tratamiento, debido a estos pensamientos negativos. Creen que nada ni nadie puede ayudarlos, que buscar ayuda es un síntoma de debilidad y se sienten culpables por ellos. Además, la falta de información les genera mucha inquietud. “¿A quién acudo?,¿Quién puede ayudarme?”.
Los familiares se sienten culpables a menudo por no haber sabido reaccionar o incluso ven al fallecido como un egoísta. Pero ellas piensan que hacen un favor a sus amigos y familiares porque estarán mejor sin ellos.
La mayoría de los fallecimientos por suicidio se producen en personas adultas, entre los 40 y los 50 años. El envejecimiento, la pérdida de un ser querido, el alcohol y las drogas, el desempleo y los problemas financieros son factores de riesgo en estas edades. En jóvenes y adolescentes los números de suicidios se reducen. En estas edades son más comunes los intentos fallidos. Los adolescentes suelen actuar de forma más impulsiva cuando tienen que enfrentarse a situaciones como los desengaños amorosos, abandono o maltrato. También son más propensos que los adultos a imitar actos suicidas que ven en su entorno. La mayoría de los casos a los que se ha enfrentado el doctor Palao son chicas que no poseían ningún trastorno mental. Para prevenir estos casos recomienda enseñar a los jóvenes técnicas para reconducir estos actos impulsivos y aprender a manejar sus emociones.
Más de un 70% de las muertes por suicidios son de hombres, aunque el porcentaje de mujeres que realizan intentos es mayor. Los hombres utilizan métodos más agresivos y violentos, como pegarse un tiro. Suelen ser personas solas, con alguna enfermedad y mayores, explica Palao.
Muchas de las personas que cometen suicidio intentan alejarse de situaciones de su vida que se ven incapaces de manejar. Son personas que se sienten avergonzadas por una carga muy pesada, un secreto que les destroza por dentro y que no se ven capaces de manifestar ni de convivir con él. Se sienten aislados, rechazados y solos. Lo que buscan no es acabar con su vida, si no con el dolor, buscan alivio.
Artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)