VALERIA BAUTISTA
Cimacnoticias
La siguiente semana llega mi cumpleaños 16, ése que esperan todas las princesas en las películas y cuentos. Como no soy princesa, no he estado contando los días para que llegue, pero quiero aprovechar para hacer unas reflexiones sobre mi pequeña existencia, y también aprovecho que el 25 de noviembre se designó como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Soy una chica de 16 años que divide su tiempo entre escuela, apostolado, colectiva feminista, gimnasia, música, escritura, entre otras cosas. En realidad soy como muchas otras. Pero ¿qué sería de mí si hubiera nacido en otro punto del globo?
Si hubiera nacido en India, podría ser parte del poco más del 10 por ciento de menores de 16 años de edad que ya están casadas. En escala mundial, 250 millones de niñas se casaron antes de cumplir los 15 años; y al día, 38 mil niñas se casan con menos de 18 años de edad (13 niñas cada 30 segundos). En India, por cada 10 mil partos mueren entre 100 y 300 mujeres, según WomenStats Project.
Si hubiera nacido en Pakistán, quizás no habría estudiado. Ahí, 83 por ciento de las niñas no tiene acceso a la educación. En el mundo, 66 millones de niñas no asisten a la escuela. En Afganistán, 87 por ciento de las mujeres son analfabetas.
Pero aunque hubiera podido estudiar, tal vez no podría estar escribiendo esto. En la República Democrática del Congo, ninguna mujer puede firmar documentos legales sin el consentimiento de su marido. Y si sigo con estas cifras voy a quebrarme en llanto.
Hablando sobre otro hemisferio, espero que hayan escuchado e indignado con el caso de Lucía Pérez. Por si me lee alguien que no se enteró, les cuento: esta chica argentina (también de 16 años) fue drogada, violada y empalada por dos hombres en la ciudad de Mar de Plata. Además, los violadores se la llevaron al hospital diciendo que estaba inconsciente por una sobredosis. Esto pasó hace unas semanas, y mi estómago y yo aún no lo podemos procesar.
En Argentina hay un feminicidio cada 36 horas y 18 por ciento de ellas tenía menos de 18 años. El caso de Lucía me suena en todas partes cuando analizo las terribles raíces del problema, ella puede ser tu hija, tu hermanita, tu mejor amiga, puedo ser yo.
Y creo que es mejor si no nos vamos tan lejos... hablemos de México. ¿Qué hubiera pasado si nacía en la otra punta del país o incluso en otras regiones de mi propio estado?
En México se registran siete casos de feminicidio, SIETE VIDAS AL DÍA.
Aquí, una de cada cinco mujeres es casada cuando es menor de edad; 29.7 por ciento de las menores de edad se dedican a hacer trabajo del hogar 28 horas a la semana, como si nuestro único objetivo fuera lavar pisos y tener hijas o hijos.
Estoy harta de pensar que es un lujo poder sentirme segura, que soy de las raras excepciones. Me es tan difícil procesar que niñas que llevan menos tiempo que yo en este mundo son propensas a tantas injusticias, y me es aún más difícil pensar que pocas veces nos enteramos de los nombres, muchas veces se quedan en cifras.
Necesitamos entender que hablamos de vidas y no sólo de numeritos, de personas con nombre y alma, con sueños y esperanzas.
Ojalá en poco tiempo las oportunidades de tener una vida digna alrededor del mundo suenen menos distantes, ojalá cada día todas las personas hagamos que esas niñas puedan ver lo humano como algo menos inalcanzable.
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