Opinión

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David Monreal Ávila

Recientemente el presidente Donald Trump anunció un impuesto general del 5% para la importación de productos mexicanos, como una medida de presión para que el gobierno de nuestro país detenga el flujo de inmigrantes indocumentados por la frontera norte.

Lo anterior contrastó con los avances que ambas naciones habían alcanzado en las negociaciones del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), con el que se pretende impulsar el intercambio comercial entre las tres naciones, buscando el beneficio común y avanzando en la integración regional.

No obstante, nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador se ha mantenido firme en su postura negociadora y de cooperación; respetando la soberanía y la libre determinación del vecino país del norte, como con todas las naciones del mundo, lo que sin duda se vio reflejado en las negociaciones que llevó a cabo el cuerpo diplomático mexicano en Estados Unidos, y que derivó en la cancelación de los aranceles que hoy habrían cobrado vigencia.

Además del acto de unidad en defensa de la dignidad de México y en favor de la amistad con Estados Unidos que convocó nuestro presidente y en el cual aseguró al pueblo estadounidense  que “no abrigamos, ni abrigaremos intención alguna de perjudicarlo y que estamos resueltos a colaborar con él en todos los ámbitos, especialmente ante la preocupación del crecimiento del flujo migratorio.

Como lo ha dicho el mismo Andrés Manuel, la brevedad del mandato presidencial norteamericano incita a la premura y a la búsqueda de resultados rápidos, por su vínculo con la percepción de los votantes y de la reelección. Sin embargo, esta materia en especial implica un proyecto de largo plazo en el que se reviertan las condiciones económicas, políticas y sociales que motivan la migración.

El acuerdo alcanzado es una estupenda noticia, ya que la imposición de aranceles repercutiría en el bolsillo de los consumidores del otro lado de la frontera, y se vería reflejado en un alza de precios que pondría en entre dicho las negociaciones del T-MEC.

A propósito, el Senado de la República anunció la apertura de un periodo extraordinario el próximo 17 de junio para revisar y en su caso ratificar el tratado comercial; lo que anula el pronóstico  de Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión y de valores más grande del mundo, quien auguró el retraso de las ratificaciones en ambos lados de la frontera.

El diálogo también significó tranquilidad para el sector agropecuario, pues como lo advirtió Víctor VillalobosSecretario de Agricultura y Desarrollo Rural,  la imposición de aranceles a México generaría pérdidas por mil 410 millones de dólares, es decir, 130 millones de dólares diarios, que impactarían a ambos países.

El Gobierno de México demostró que tiene una actitud conciliadora para llegar a acuerdos hasta en los puntos más sensibles, dejando a salvo siempre su compromiso indiscutible con la defensa y promoción de los derechos humanos de las y los migrantes. Como reza el apotegma juarista: “nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”.

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