Carmen R. Ponce Meléndez/ Monedero
Cimacnoticias | Ciudad de México
Por fin Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), encargado de medir la pobreza en el país y su impacto, incorpora en este importante informe las cifras desagregadas por sexo sin que las mujeres sean invisibles.
Algo qe omitió en otros informes o que con frecuencia se omitía, a pesar de contar con esa información pues sus documentos se basan en la Encuesta Nacional de los Hogares, misma que se aplica en todo el país en forma bianual, y por supuesto aporta información desagregada por género.
Visibilizar a las mujeres que sufren o viven en condición de pobreza es fundamental para la definición de políticas, particularmente en este informe que cubre 10 años, pero que no aporta ninguna sorpresa. El prinicpal factor de pobreza son los ingresos, esa franja verde que se aprecia en la gráfica, implica o permite confirmar la desigualdad de género en los ingresos.
Hace diez años 28 de cada 100 mujeres tenían un ingreso inferior a la línea de pobreza, un porcentaje muy similar al de los hombres. En cambio, para 2018 en la población masculina este porcentaje creción únicamente al 29 por ciento, mientras que en la población femenina asciende a 32 por ciento. La evolución de la pobreza femenina por ingresos -que es la más destacada del documento de Coneval- supera a la de la población masculina y responde a una política deliberada de “desigualdad de ingresos por género”
Evidentemente esta situación se repite en “la población en situación de pobreza”, durante todo el periodo analizado por Coneval.
La pobreza por ingresos es producto de una política salarial de 40 años con salarios miserables en general, pero agravados con la desigualdad de género salarial. Una característica fundamental del mercado laboral mexicano.
Resulta que del total de ingresos que perciben los y las jefas de hogar seis de cada 10 pesos de ellas provienen de remuneraciones, ingresos por trabajo independiente o trabajo en general. En el caso de los jefes de hogar la proporción es de 69.6 por ciento.
En síntesis, los ingresos de la población son de procedencia laboral, según datos de la Encuesta de Ingreso-Gasto de los Hogares 2019 (ENIGH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Ahí está la fuente de la pobreza de la población del país, aunque no de la desigualdad, otro grave problema.
Según el documento citado el nivel (décil) I de ingresos es de mil 851.36 pesos; en tanto que para el décil X la suma asciende a 49 mil 126.05 pesos. Una diferencia o desigualdad de ingresos de 26 veces. Claro un efecto inmediato es la alimentación, en el décil I seis de cada 10 alimentos son básicos, en tanto que para los de más altos ingresos (décil X) nueve de cada 10 alimentos que consumen corresponden al grupo de alimentos básicos.
Desde luego se aprecia un importante incremento en el número de personas con un ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos: pasó de 18.7 a 21.0 millones de personas entre 2008 y 2018.
En porcentaje, la población con un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos pasó de 49 a 48.8 por ciento durante el lapso que cubre este análisis. Por su parte el número de personas con un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos pasó de 54.7 a 61.1 millones de personas entre 2008 y 2018.
Los reportes por entidad consignan que las tres entidades con los mayores incrementos en el porcentaje de la población en situación de pobreza entre 2008 y 2018 fueron: Veracruz, Oaxaca y Colima. En esta última entidad la economía productiva quedo sumergida en la ilegalidad del narco.
Pero el informe de pobreza de Coneval ya fue descalificado por las autoridades de la Ciudad de México, consideran que persiste el subregistro sobre las verdaderas condiciones o número de personas que viven en condiciones de pobreza multifactorial.
En realidad, basta considerar que hasta 2018 la canasta básica -como parámetro de pobreza o línea de bienestar- se componía de tan sólo 17 productos, y aún así un número importante de la población no le alcanzaba para comprarlos. Mejor imposible.
Para los próximos años el Coneval se plantea, además de medir la pobreza, habrá de establecer mecanismos de valoración y seguimiento de información relacionado con el acceso efectivo a los derechos sociales, a través de ampliar su disponibilidad, calidad y accesibilidad. Para ello, construirá el Sistema de Información en Desarrollo Social con Enfoque de Derechos Humanos (SIDS-DH).
Sin embargo, este enunciado debe valorarse a la luz de los últimos acontecimientos como la destitución de Gonzalo Hernández Licona de la dirección del Coneval, y claro, los cambios que traerá la nueva política gubernamental en materia de pobreza.
Hoy que se festeja o celebra el “Día de la Juventud”, en realidad es muy poco lo que hay que celebrar porque las cifras de pobreza por edad invitan o perfilan un panorama muy desalentador para la juventud y la niñez. Ocho de cada 10 personas consideran que el problema de los “ninis” es muy grave, y cinco de cada diez opinan que los jóvenes no pueden acceder a un trabajo digno o que su futuro es muy díficl (datos de la Encuesta de las Heras, 2019).
*Economista especializada en temas de género
Twitter @ramonaponce