Manuel Ibarra Santos
Con la virtual aprobación en el Senado de la República de la figura de <revocación del mandato> y las reformas constitucionales al artículo 35 en materia de derechos ciudadanos, se modifican de manera profunda las reglas del juego de la democracia en México y estimula la participación de la gente en los procesos políticos, para cerrar el camino al viejo régimen cuya legitimidad se ha fundado, por años, en el pacto de la corrupción y la impunidad entre los grupos gobernantes. Está descartado, con esto, el propósito de apuntalar la reelección, como quieren los mal intencionados hacerlo aparecer. No es así
Con el reconocimiento jurídico de esta figura de participación democrática, se da un paso adicional más para desmontar el andamiaje institucional del viejo régimen político que no ha servido al interés supremo de los mexicanos y, al contrario, a la gran mayoría de los ciudadanos los ha sumido en condiciones criminales de pobreza y desigualdad. Con esto, el presidente Andrés Manuel López Obrador cumple otra de sus promesas de campaña y lanza la señal de que no se detendrá en su oferta de promover el cambio, a pesar de la expresión de los núcleos de resistencia que ha tenido que enfrentar, algunos de ellos verdaderamente virulentos, grupos que también hacen presencia y se manifiestan en Zacatecas.
La revocación de mandato no plantea metodológicamente el principio de la reelección presidencial y al contrario desarrolla prácticas para eliminarla. Es en esencia, un procedimiento por el cual los ciudadanos pueden cesar de su cargo a un funcionario electo, antes del término de su respectivo período, y más, aún sí este ha gobernado con ineficiencia y deshonestidad.
En la llamada Cámara alta, del total de sus 128 integrantes, 98 senadores avalaron la iniciativa de revocación de mandato con una mayoría abrumadora, con el voto a favor de los legisladores de MORENA, PRI, PT, PVEM, PRD, PES y algunos del PAN. En contra se expresaron los sufragios de 22 parlamentarios, la mayoría de Acción Nacional y una abstención.
La figura jurídica y la práctica de la revocación de mandato – según el dictamen final- será sólo a propuesta ciudadana, respaldada al menos con el tres por ciento de los integrantes de la lista nominal nacional. Sólo se podrá solicitar una vez por sexenio, después del tercer año del mandato presidencial y no se empatará con proceso electoral federal o local alguno.
Esta modalidad de la democracia directa podrá utilizarse por la ciudadanía, ante tres probables causas: 1) actos de corrupción política; 2) violación de los derechos humanos; y 3) pérdida de la legitimidad y de la confianza ciudadana en la autoridad.
LA REVOCACIÓN, ASIENTO Y ORIGEN:
La revocación de mandato como figura de la democracia directa no es nueva. Su origen se remonta a la época dorada del esplendor político de la ciudad de Atenas, en el siglo VI antes de nuestra era. Pericles, el extraordinario abogado, magistrado y político, la innovó en el año 495 a. C. Este gobernante practicó, entonces, en la plaza pública, a mano alzada de la gente, la elección de representantes políticos. En el extremo de sus ideales, utilizó incluso el sorteo, como mecanismo de participación auténticamente ciudadana. Su asiento está, pues, en la democracia ateniense.
En la actualidad, en un buen número de países del mundo se utiliza. En Suiza, quizá, se encuentra la tradición más antigua, pues data de 1843. En otras naciones se practica de manera parcial, como en Alemania, Rumanía, Estados Unidos, Argentina, Colombia y Perú.
Los países latinoamericanos que la usan como un mecanismo procedimental de su democracia nacional, son Venezuela, Ecuador y Bolivia. Todas en general tienen características que las diferencian.
MÉXICO Y VENEZUELA: ¿IGUALES?
En la actual coyuntura que vive la nación, está descartado que el destino de México sea el modelo político de Venezuela, por varias razones:
1).-La revocación de mandato en México tiene una motivación ciudadana. En Venezuela, no; 2).-La existencia de una vasta presencia plural de élites en nuestro país, con la que no cuenta el otro país; 3).-La actuación de una sociedad civil altamente organizada en una distinta cultura democrática, a la del Caribe y el Cono Sur; 4).-La presencia en territorio mexicano de fuertes capitales financieros mundiales, que operan como equilibrio y contrapeso; y 5).-La cercanía geo/territorial con los Estados Unidos de Norteamérica, que se opondría a cualquier imposición de aventura política en México.