Manuel Ibarra Santos
La pandemia del coronavirus ha originado en el último año de paro un devastador tsunami educativo que no solamente ha cerrado las puertas de miles de instituciones públicas, sino que ha destruido ya más del 42% de las escuelas particulares que operan en nuestra sociedad, dejándolas en ruinas. Es esta una desgracia, que con responsabilidad debiese atenderse.
Dicho fenómeno no tendría relevancia, sino es porque ha incidido en agravar la crisis que por años ha padecido el sistema educativo zacatecano, además de profundizar los ancestrales rezagos escolares y la desigualdad en nuestra sociedad.
De parte de los responsables en operar las políticas en materia educativa, se ha mostrado evidente incapacidad para atender las manifestaciones del desastre y el colapso educativo, que hoy se vive.
En Zacatecas funcionan 476 escuelas particulares, que equivalen al 9% del total de planteles educativos, en donde laboraban hasta antes de la pandemia, 3 mil 800 docentes, para atender a 38 mil alumnos en todos los niveles escolares (Fuente: SEP/2021).
Ahora, luego de once meses de paro escolar provocado por el covid-19, la mayoría de esos miles de maestros de escuelas particulares están desempleados o bien reciben sólo el 50% de sus salarios. Muy pocos de estos profesores tienen un trato laboral digno.
Por su parte, de los 38 mil alumnos de las escuelas particulares de la entidad, muchos de ellos se desvincularon de esas instituciones, debido a que sus familias carecen de los recursos para cubrir las colegiaturas y otros más emigraron a planteles públicos.
Este hecho ya está generando en el sistema escolar zacatecano, múltiples problemas estructurales de cobertura, eficiencia y eficacia.
En el país, de 46 mil 675 planteles particulares de educación, más de 20 mil de ellos, que representan el 42 por ciento, quedaron en ruinas, quebraron o fueron destruidos por la pandemia del coronavirus, según lo reveló la Asociación Nacional de Escuelas Particulares.
En Zacatecas existe abundantes datos que describen la traumática circunstancia que experimenta la educación. Por ejemplo, en la Universidad Autónoma de Zacatecas abandonaron la institución, más de 6 mil estudiantes que representan el 15 por ciento de la matrícula total de la UAZ, de acuerdo a datos aportados por la propia rectoría.
Las experiencias hasta hoy documentadas, nos narran que la educación pública y privada en Zacatecas, por igual, registran una etapa de crisis profunda, colapso y pesadilla, porque ambas, han evidenciado incapacidad para enfrentar con actitud innovadora, fenómenos como el de la emergencia sanitaria.
La idea de que la educación privada es mejor que la pública, ha sido desmentida por los hechos y fue remitida, una vez más, al espacio de los mitos. Valdría sólo preguntarnos lo siguiente: ¿Cuántos de sus ingresos mercantiles se han destinado para estimular la investigación?
Pero en educación pública no estamos mejor. Eso ha quedado claro. En este año de pandemia, no se ha podido dar el paso para concretar la creación de un nuevo sistema educativo, que articule correctamente los métodos de aprendizaje de la virtualidad y presencialidad.
Por si fuera poco, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha reportado que Zacatecas es uno de los Estados de la República, en donde los alumnos de educación básica han mantenido, en este año de pandemia, un nivel de participación y comunicación con sus maestros, por debajo de la media nacional.
Del total de alumnos de preescolar, primaria y secundaria del país han registrado en promedio una participación y comunicación sostenida con sus maestros, del 85%. En Zacatecas es sólo del 81 por ciento.
Lo anterior significa que, de 356 mil alumnos reportados en educación básica en Zacatecas, 291 mil de ellos tienen el registro de una participación y comunicación sostenida con sus maestros y se sabe físicamente dónde se localizan. Otros tienen una relación intermitente.
En cambio, se ignora qué tareas realizan 16 mil 590 niños, niñas y adolescentes zacatecanos. Se deduce que este segmento ha abandonado todo tipo de contacto con la escuela y sus maestros.
¿VOLVER A CLASES O NO?
El debate que comenzó en México, está relacionado ahora, a sí es conveniente o no volver a clases presenciales, aun ante las condiciones de riesgo sanitario que persisten.
Los representantes nacionales de las escuelas particulares están ejerciendo una fuerte presión ante las autoridades para volver a las aulas, debido a la crisis económica que les afecta y que a muchos empresarios del ramo terminaron en la ruina.
Sin embargo, la discusión ha sido superficial y no ha ido al fondo del problema, para poner en contexto la definición de los nuevos contenidos y técnicas de enseñanza-aprendizaje, los métodos de evaluación, qué incentivos adicionales otorgar a los profesores para su desempeño y qué niveles y grados, debiesen regresar gradualmente.
Pero existe una realidad que no se puede soslayar: en la medida en que se recuperen a plenitud las actividades del sistema educativo, eso puede coadyuvar a superar los efectos sociales del covid-19.