Manuel Ibarra Santos
Ramón López Velarde, el excepcional poeta de La Suave Patria, el escritor extraordinario que con su obra (en verso y en prosa) dio identidad al pueblo mexicano de comienzos del siglo XX, se convirtió en ocasión del centenario de su muerte, en el centro de la agenda no sólo cultural, sino también política de la Nación. El fervor de la fecha se aprovechó para lanzar desde Zacatecas mensajes abiertos y/o cifrados a la República.
El Presidente López Obrador, con la representación de todo el peso del Estado Mexicano hizo honores al Bardo Jerezano y lo ubicó en la parte más prominente del altar cívico de la Nación, al calificarlo como el poeta más grande de México y al definirlo como un intelectual comprometido con las mayores causas de la democracia que, además, cuestionó en su tiempo a las dictaduras de Porfirio Díaz y del “Chacal” Victoriano Huerta.
En su visita a Jerez, AMLO se hizo acompañar por una pléyade de ministros de su gabinete – al menos seis-, entre los que estuvieron el de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, aliado en la ruta del 2024 del zacatecano Ricardo Monreal, quien mantiene, éste último, el afecto y confianza de López Obrador.
Tan es así, que solo de esa forma puede entenderse el respaldo y aval que López Obrador otorgó a Ricardo (por mucho que represente a un poder independiente), para que éste tomara la iniciativa de rendir homenaje a Ramón López Velarde y se colocara en letras doradas su nombre en los muros del salón de plenos del Senado de la República, ceremonia oficial en la que ocupó un lugar especial el gobernador electo de Zacatecas, David Monreal e invitados.
Casualmente a esas mismas horas en que transcurría la ceremonia en el Senado, en Palacio Nacional, López Obrador descabezaba a una de las expresiones más “duras” de la 4T, al renunciar a Irma Eréndira Sandoval (adversaria de Monreal y Ebrard), de la Secretaría de la Función Pública. Se concretaba de esa manera otro movimiento del ajedrez en la ruta del 2024.
El evento en Senado, emitía otro mensaje interesante que debe ser plenamente entendido. El cambio y la alternancia política en Zacatecas hacia la izquierda, producto de las elecciones pasadas, no es sino resultado del mandato de la gente, y de nadie más.
Esto a propósito de que Alejandro Tello, pretende secuestrar la transición como un merecimiento suyo, como se lo hizo saber al Jefe de la Nación, en la ceremonia oficial del centenario de la muerte de Ramón López Velarde, realizada en la cabecera municipal de Jerez, al manifestarle: “Yo cumplí”. Una desproporción, pero igual un error y un desafío más de quien, se supone, debiese conocer las reglas de oro (no escritas) del sistema político mexicano.
Quien triunfó en las elecciones del pasado seis de junio es la ciudadanía y claro es, ganó incuestionablemente con ello la propuesta de David Monreal Ávila. Quien diga lo contrario miente.
Por eso, nadie podrá secuestrar la hazaña ciudadana que ha conducido a concretar la segunda alternancia política hacia la izquierda, en la que protagónicos fueron David Monreal y Andrés Manuel López Obrador, quien le dio el respaldo y reconocimiento al primero.
Un hecho queda a la vista de todos: el centenario de la muerte de Ramón López Velarde, “El Poeta Nacional”, como le llamó en su época el Maestro José Vasconcelos, ha servido para recordar la obra literaria del Bardo Jerezano. Pero también, para hacer una lectura de los acontecimientos políticos actuales de la República.
El mérito de Ramón López Velarde no es menor. Su aporte a la Patria es sublime y grandioso. Con su profunda, íntima y perfeccionista obra literaria demostró que la palabra transformada en poesía y arte, es la más extraordinaria herramienta para cincelar el rostro de la Nación.
LOS INTELECTUALES ORGÁNICOS Y LÓPEZ VELARDE
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, en su mensaje bien elaborado en ocasión del centenario luctuoso de López Velarde, describió con sentimiento y racionalidad el perfil del Bardo Jerezano, como poeta, como servidor público honesto y como personaje comprometido con las mejores causas democráticas de la República. Fustigó también a los intelectuales abyectos al poder.
Los “intelectuales orgánicos”, es una categoría conceptual construida por Antonio Gramsci (1891/1937), desarrollada en el marco de la teoría de la dominación, referida a aquellos que intervienen en el diseño de las políticas públicas del Estado y que son utilizadas para legitimar al grupo gobernante.
De acuerdo a Gramsci, los intelectuales orgánicos, tienen al menos cuatro grandes tareas que cumplir: 1).-Promover la función hegemónica de la clase dominante; 2).-Son organizadores simbólicos de la coerción social; 3).- Tienen bajo su responsabilidad los pilares ideológicos de la economía; y 4).-Generan conciencia al servicio de los grupos hegemónicos.
LA OBRA DE LÓPEZ VELARDE:
Frente al escenario difícil que enfrenta hoy la Nación, importante es recordar la obra literaria de Ramón López Velarde, pletórica de amor a la Patria.