Manuel Ibarra Santos
La pandemia del coronavirus ha mostrado de manera nítida la realidad del sistema educativo zacatecano (como lo está y como lo es), frágil, débil, ineficiente, poco funcional, con creciente desigualdad y con altos niveles de exclusión, características que se profundizaron resultado del impacto devastador de la crisis sanitaria.
La educación se encuentra en shock y traumatizada, como nunca antes, cuando debiese ser el componente central para procesar las incertidumbres de la sociedad. Y eso obedece a la ausencia de iniciativas y de creatividad para propiciar cambios.
El retorno a clases en Zacatecas, el pasado 16 de agosto, de los miles de alumnos en enseñanza superior, ha dejado al desnudo la alta vulnerabilidad que distingue a la educación en nuestro Estado. Veamos y repasemos los datos empíricos.
La matrícula en educación superior en Zacatecas es mayor a los 51 mil alumnos, que equivalen, según datos oficiales de la Secretaría de Educación Pública (SEP), al 36 por ciento de la población en edad de cursar una licenciatura, cuando la media nacional es del 42 por ciento.
Los rezagos en cobertura en educación terciaria en nuestra entidad son, por lo tanto, monumentales y brutales, por debajo del promedio en el país.
En Zacatecas hoy existen, por otra parte, adicional al monto de la matrícula actual, más de 90 mil jóvenes en situación de cursar una licenciatura, pero no lo hacen porque no hay oferta de servicios que los atienda o bien porque ellos y sus familias no cuentan con recursos económicos para cubrir los requerimientos de sus estudios.
Este indicador demuestra el elevado nivel de exclusión que distingue a la educación superior zacatecana y que, debido a la falta de políticas públicas efectivas, no se ha resuelto. Al contrario, se ha agudizado.
En términos generales, el sistema educativo zacatecano es de alta vulnerabilidad, como lo apunta un reciente estudio realizado (2020), por el Centro de Estudios Espinoza Yglesias, para medir el impacto negativo de la pandemia en los procesos de enseñanza – aprendizaje.
La educación superior en Zacatecas es una de las más vulnerables y frágiles en la República, entre otras, por las siguientes razones: 1).-bajos niveles de eficiencia escolar; 2).-elevadas tasas de abandono; 3).-cobertura baja; 4).-profundos procesos de inequidad; y 5).-grandes rezagos tecnológicos.
A los brutales indicadores de exclusión de la educación superior zacatecana, se agregan las elevadas tasas de abandono escolar registrado en el año de pandemia.
El ejemplo es evidente: tan sólo en la Universidad Autónoma de Zacatecas, más de 6 mil alumnos determinaron abandonar sus estudios. La pregunta obvia que debemos hacernos es la siguiente: ¿Qué se está haciendo para recuperar la matrícula, con la finalidad de hacer efectivo el derecho a la educación?
En el caso específico de nuestro Estado, las cifras duras de abandono escolar en la educación terciaria, son superiores al 15 por ciento.
A las contradicciones en educación superior en Zacatecas, se sumó otra paradoja: al retornar a clases el lunes 16 de agosto pasado, la mayoría de las instituciones anunciaron que lo haría mediante el uso de la modalidad a distancia.
Ese anuncio se traduce en una monumental mentira, debido a que Zacatecas es uno de los Estado del país que registra fuertes rezagos en materia de aprendizajes digitales.
Se ha carecido de capacidad en Zacatecas, para dar el paso en la construcción de un nuevo sistema educativo que combine con eficiencia presencialidad y virtualidad.
Y poco se ha hecho al respecto, para integrar un modelo de formación y actualización de maestros y maestras que privilegie el desarrollo pedagógico en el manejo de aptitudes y habilidades digitales de aprendizaje.
La educación zacatecana en la era del coronavirus, nos ubica en un mundo desordenado, desigual, traumatizado y agobiado por grandes incertidumbres en materia de políticas públicas. Persiste la improvisación irresponsable.
Y es que, por lo que se ve, no se aprovechó el año de pandemia, para debatir, analizar y construir salidas a los problemas escolares de antaño y a los que llegaron, que son descomunales, de la mano del coronavirus.
Lamentablemente no se tomaron las iniciativas pertinentes para forjar un nuevo sistema educativo en la entidad, que permitiera superar rezagos en el manejo de tecnologías digitales, en formación de docentes, de infraestructura y de promoción de ciencia y tecnología de avanzada
En Zacatecas la educación superior transita en un estado de tensión, de shock, y de incertidumbres, ausente de políticas claras y eficaces para atender sus múltiples problemas, que ahora aumentaron exponencialmente.
En ese mar de omisiones no se observan iniciativas para inyectarle a la educación suprior ideas novedosas y recursos económicas para sacudir el marasmo en que se encuentra la enseñanza pública en Zacatecas.
En este escenario educativo complicado, sólo destaca el sacrificio y el esfuerzo aislado que realizan los profesores y profesoras para cumplir con su función al servicio de la niñez y la juventud zacatecana.
Es evidente que requerimos dotar a la enseñanza de una nueva concepción y obligar al Estado/gobierno que cumpla su responsabilidad de apoyar a la educación pública.
De lo contrario, el horizonte y porvenir de Zacatecas será aún más ominoso y oscuro.
EDUCACIÓN Y CAMBIO:
El inicio del ciclo escolar 2021/2022, plantea no un retorno a clases, sino el comienza de una nueva era fundacional para la sociedad zacatecana. En el contexto global, esto significa el principio de una renovada etapa para la humanidad.