Carmen R. Ponce Meléndez
Cimacnoticias
La aparición del Covid-19 en México y en toda América Latina desencadenó una crisis sanitaria que se ha prolongado junto con un persistente deterioro del desarrollo social. Durante este período de crisis, la región ha acumulado más de 44 millones de casos de personas infectadas y casi 1,5 millones de muertes.
Este efecto es desproporcionado respecto de otras regiones del mundo, dado que con solo 8,4 por ciento de la población mundial (Naciones Unidas, 2019), en América
Latina y el Caribe los casos de Covid-19 y las muertes por el virus representan casi 20 por ciento y 30 por ciento, respectivamente, de los totales mundiales registrados
(Organización Mundial de la Salud).
En 2020, a raíz de la crisis sanitaria, América Latina y el Caribe experimentan la mayor contracción económica de los últimos 120 años, además de que fue la región que tuvo el peor desempeño de todas las regiones en desarrollo.
Previo a la pandemia, la región ya arrastraba problemas de bajo crecimiento y, si bien se estima un crecimiento del 5,9 por ciento para 2021, éste no será suficiente para
recuperar los niveles del PIB de 2019 (Cepal).
Éstas son reflexiones tomadas del documento: “La prolongación de la crisis sanitaria y su impacto en la salud, la economía y el desarrollo social”, de la Cepal-OPS (Comisión
Económica para América Latina y el Caribe, y Organización Panamericana de la Salud).
En el país se proyecta un crecimiento del PIB del orden de 6.2, sin embargo, las estimaciones nacionales son más bajas. Ya sea públicas o privadas, éstas se reducen a 5 por ciento. Perú, Chile y Argentina son los tres países latinoamericanos donde se proyecta un crecimiento alto para 2021 (véase gráfica).
Estas proyecciones son importantes porque en la mayoría de los países se trata del llamado “efecto de rebote”; el saldo de crecimiento en México para 2022 es de 3.2 por ciento, prácticamente la mitad de lo correspondiente a este año por terminar.
En el tema laboral, tanto México como el resto de Latinoamérica -conforme a lo que dice la Cepal-, registran hitos históricos en el mercado de trabajo, como el descenso tanto de la ocupación como de la participación laboral y el aumento de la desocupación, con las mujeres como las que presentan mayor afectación.
Todas estas nuevas realidades se traducen como aumentos de la pobreza y la desigualdad femenina. En 2020 la pobreza habrá sumado 22 millones de personas en
comparación con el año anterior, con un efecto importante en niñas y niños. La pérdida de ingresos del trabajo a causa del desempleo se ha traducido en incrementos de las
tasas de pobreza y también en la magnitud de la desigualdad de ingresos.
La situación de personas como trabajadores informales, mujeres y jóvenes, indígenas, afrodescendientes, migrantes y personas con discapacidad, ha empeorado.
Además, el efecto en la educación genera el riesgo de perder una generación en términos formativos.
Los países de América Latina y el Caribe se caracterizan por presentar condiciones estructurales de desigualdad, inequidad, vulnerabilidad y exclusión social que se
combinan y reproducen con la informalidad y precariedad del empleo, la debilidad de los sistemas de protección social y las estructuras productivas con escaso nivel de
integración y limitadas capacidades para mantener niveles de crecimiento sostenibles.
En el caso de México todos estos elementos están debidamente documentados en el análisis de Coneval sobre pobreza, 2018-2020. De acuerdo con este documento, creció la pobreza extrema y la general; en el primer caso pasó de 7.0 a 8.5 por ciento, en tanto que la pobreza general aumentó 2 puntos porcentuales, de 41.9 a 43.9 por ciento.
Para las mujeres su pobreza (extrema y general) manifiesto importantes ensanchamientos: de 42.6 a 44.4 por ciento. Un millón más de mujeres en pobreza extrema son 5.5 millones en 2020 y este año no presenta mejores expectativas.
Aquí es indispensable pensar en el efecto que está generando el proceso inflacionario que no ha sido tan temporal como se dijo. Este efecto es de 7,5 general pero un 22.2 para alimentos. Si bien el salario aprobado para 2022 es bueno (excepto contratos colectivos de trabajo), solo salario mínimo. Sigue robándole la inflación al salario, por tanto
abonando para la pobreza de Mujeres, jóvenes, personas de la tercera edad y niñez con amplio desamparo.
El escenario para el próximo año es de mayor desigualdad, concentrada en esta población. El rol de mujeres organizadas es de primer orden para lograr verdaderos cambios en lo social y económico.
PD: Equidad de género, reducción de la discriminación y acoso laboral. El Departamento de Trabajo de EE. UU. Anunció hoy la adjudicación de un acuerdo de cooperación de $10 millones a Partners of the Américas para fortalecer los esfuerzos de equidad de género en México y reducir la discriminación y el acoso en el lugar de trabajo.
Las reformas a la legislación laboral promulgadas en México en 2019 y el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá incluyen disposiciones de género que buscan prevenir la discriminación y la violencia en el lugar de trabajo. La aplicación de estas disposiciones sigue siendo difícil.
Administrado por la Oficina de Asuntos Laborales Internacionales , este proyecto trabajará con múltiples partes interesadas para promover los objetivos de equidad de
género del Acuerdo México-Estados Unidos-Canadá. La organización apoyará acciones para aumentar el número de mujeres en puestos de liderazgo en los
sindicatos de México, protegerlas mejor de la discriminación y el acoso en el lugar de trabajo y aumentar los salarios para lograr la equidad.
El proyecto también fortalecerá la capacidad de las organizaciones de trabajadores para promover cuestiones de equidad de género en sus propias instituciones, lo que incluye garantizar que el género en el liderazgo se proporciono adecuadamente. También emprenderá acciones que promuevan la equidad de género en el lugar de trabajo con los empleadores, como a través de la negociación colectiva.
¡Por un 2022 con mayor igualdad!