Manuel Ibarra Santos
En Zacatecas el 44 por ciento del segmento de sus trabajadores se encuentran en circunstancia de pobreza laboral (cuando el promedio nacional es el 40 %), porque con sus ingresos salariales no pueden acceder a la compra de los alimentos de la canasta básica. Esta es una realidad compleja y trágica, que concita y obliga a ser modificada, con adecuadas políticas públicas.
De acuerdo al Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), del último cuatrimestre del 2021 elaborado por el INEGI, en Zacatecas existen miles de trabajadores que no pueden acceder a la compra de los productos alimentarios básicos, por contar con salarios excesivamente precarios y bajos.
Conforme a las más recientes investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), Zacatecas se ubica entre las 10 entidades con mayores tasas de pobreza laboral, junto con Chiapas (69.3%), Oaxaca (64%), Guerrero (63.8%), Veracruz (54.2%, Michoacán (54%) y Puebla (52.4%).
Las entidades con menor pobreza laboral en la República, entre su segmento de trabajadores, son las siguientes: Baja California Sur (15.6%), Baja California (22.4%), Nuevo León (23.1%), Colima (23.8%), Chihuahua (26%), Sonora (26%), Coahuila (26.9%), Aguascalientes (34%) y la Ciudad de México (37%).
En Zacatecas, la Población Económicamente Activa (PEA), asciende a 670 mil personas, de las cuales el 97.5% es ocupada y el restante 2.5% está desocupada.
Sin nos atenemos a los datos empíricos disponibles, en nuestra entidad existen un poco más de 290 mil trabajadores que padecen de pobreza laboral, en razón de que por sus ingresos salariales no pueden acceder a la compra de los alimentarios de la canasta básica.
Es pertinente reconocer, también, que el porcentaje de población con ingreso laboral inferior al costo de los productos de la canasta alimentaria alcanzó su mayor nivel, producto del impacto negativo de la pandemia del coronavirus, en los pasados dos años.
Por lo tanto, la pandemia del coronavirus se ha manifestado como causal que ha propiciado el aumento de la pobreza social y la pobreza laboral en México y en Zacatecas.
De manera especial, a finales del pasado año, los procesos económicos inflacionarios, igualmente, deterioraron el poder adquisitivo del salario de los trabajadores y eso en consecuencia generó el ajuste creciente de los indicadores de pobreza laboral.
Todos los especialistas aceptan que el aumento de la inflación promedio del 7% al cierre del 2021 repercutió negativamente en el crecimiento de los indicadores de la pobreza laboral entre los trabajadores mexicanos.
Este fenómeno (el de la inflación) ha tenido mayores repercusiones en las entidades con altos segmentos de pobreza social. Y Zacatecas es preponderantemente una de ellas.
En el país, del total de la Población Económicamente Activa Ocupada, que es de 58 millones de personas, al menos 25 millones de trabajadores se ubican en pobreza laboral.
Tenemos en ese sentido, una Nación con un segmento muy amplio de trabajadores que viven en condiciones precarias y con enormes dificultades para poder acceder a la adquisición de los alimentos básicos para la subsistencia.
Los resultados más recientes del Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza fueron producto de la Encuesta Nacional sobre Ocupación y Empleo (ENOE), correspondiente al último cuatrimestre del 2021, levantada por el INEGI.
La ENOE es la principal fuente de información sobre el mercado laboral, al ofrecer datos mensuales y trimestrales de la fuerza de trabajo, la ocupación, la informalidad laboral, la subocupación y la desocupación.
Por lo pronto, el INEGI coloca a Zacatecas como una de las entidades donde se padecen altos índices de pobreza laboral entre su población ocupada.
Por ese motivo, se tendrán que plantear políticas que incentiven el mejoramiento del poder adquisitivo de los trabajadores en el Estado de Zacatecas.
¿QUÉ HACER CON LOS POBRES?
Desde hace más de dos siglos, en México se mantiene el debate histórico sobre qué hacer con los pobres: ¿Aniquilarlos y/o transformarlos?
A mediados del siglo XIX Ignacio Ramírez “El Nigromante” ya se planteaba la idea de transformar a los pobres (para no aniquilarlos) y sostenía a la vez que la educación es la mejor vía para su reivindicación. Sí que tenía razón.
Hacia finales del siglo XX, los creadores del paradigma del desarrollo humano, entre ellos Amartya Sen, Premio Nobel de Economía 1998 sentenció que la pobreza es “sobre todo un problema de privación de capacidades”, que se pueden enfrentar y resolver con una educación de excelencia y de calidad.
En el 2019, los ganadores del Premio Nobel de Economía, entre ellos Esther Duflo, han presentado renovadas tesis planetarias sobre los enfoques de combate a la pobreza, que ahora es necesario explorar porque han rendido frutos extraordinarios.
En México, la pobreza tiene como una de sus causales, entre otras, la corrupción endémica, que ha concentrado los renta, los ingresos y la riqueza en unas cuantas manos. Y eso tendrá que modificarse de fondo.