“Durante los últimos 40 años he ido ciego de alcohol, coca, ácido, Quaaludes, pegamento, jarabe para la tos, heroína, Rohypnol, Klonopin, Vicodin y otras muchas sustancias”: Ozzy Osbourne
El máximo vocalista de la desaparecida Black Sabbath y el más bocón de la escuela demente nunca terminó el bachillerato, creció en una familia pobre y vio muy pronto que no tenía futuro, pero posee títulos nobiliarios concedidos por aclamación: príncipe de las tinieblas y padrino del heavy metal.
Ozzy Osbourne se crio en lo más inhóspito de la Inglaterra proletaria, pero consiguió escapar de ese agujero gracias a Black Sabbath, una banda de rock dura y presuntamente satánica. Después siguió vendiendo discos en solitario (hasta acumular cien millones) mientras ingería cantidades industriales de sustancias tóxicas y se promocionaba como gran energúmeno y payaso a tambor batiente. Hoy es un millonario de dudoso gusto y humor incombustible que ha paseado su vida doméstica (sin duda pintoresca) por las pantallas de TV. Pero como ese bonito espectáculo sólo cubre tres años, Ozzy ha decidido narrar los episodios más jugosos de su vida Es imposible salir de este libro sin ganas de contar las anécdotas en él consignadas porque de verdad te impactan.
"La gente me pregunta cómo es posible que siga vivo y no sé qué responder. Si de niño me hubieran puesto contra un muro junto a mis amigos del barrio y nos hubiesen preguntado quién de nosotros iba a alcanzar los sesenta, quién acabaría con cinco hijos, cuatro nietos y una mansión a cada lado del Atlántico, no habría dado un duro por mí, ni de chiste. Pero aquí me tienen: dispuesto a contarles la historia por primera vez.
"Cada día de mi existencia ha sido un acontecimiento. Me entregué durante tres décadas al cultivo de la politoxicomanía con combinaciones mortíferas de drogas y alcohol. Me han detenido por un asesinato frustrado. He sobrevivido al choque de un avión con mi furgoneta, a sobredosis suicidas y a un largo menú de enfermedades venéreas, pero estuve a punto de perder la vida pilotando un quad que pasó sobre un bache a la trepidante velocidad de tres kilómetros por hora".
Hablaré de asuntos no muy agradables: he cometido unas cuantas fechorías y siempre me atrajo el lado oscuro, pero no soy un demonio. En realidad soy un chico de familia obrera que dejó su trabajo en la fábrica para irse de juerga.
Así es Ozzy no tuvo, en este libro, ni vergüenza, ni cordura, ni sentido del ridículo. Y confiesa entre otras cosas que en su juventud sólo fornicaba con mujeres feas, que orinó contra los sagrados muros de El Álamo y después contra su futuro suegro, que descabezó una paloma (viva) mediante un mordisco frente a un grupo de ejecutivos horrorizados y repitió luego la operación con un murciélago para espanto de los presentes en uno de sus conciertos; entre muchas otras historias que te dejarán estupefacto.
I am Ozzy (confieso que he bebido), Ozzy Osbourne. Editorial: Global Rhythm, páginas 358