Opinión

los dosFilomeno Pinedo Rojas

El rechazo del presidente Andrés Manuel López Obrador a la intención del gobierno de Estados Unidos, de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la novena Cumbre de las Américas a celebrarse, del 6 al 10 de junio próximo en Los Ángeles, California, ha provocado que más de la mitad de los países del continente le planten cara a Joe Biden como nunca en la historia contemporánea se ha visto.

Y es que el presidente mexicano, desde que conoció las declaraciones del subsecretario estadounidense para América Latina y el Caribe, Brian Nichols, de que se omitiría invitar a los tres países en mención “por no respetar la carta democrática de las Américas”, alzó la voz para pedir al presidente Biden trato igual y respetuoso para todos los países americanos, sin exclusión. Si no se les invita a todos, “Yo no acudiré” dijo López Obrador.

Coherente con su propuesta de que todos los países de América deben conformar una comunidad similar a la Unión Europea, pero con respeto de las soberanías y a la libre autodeterminación de los pueblos, AMLO está dispuesto a luchar por su ideal, incluso enmendándole la plana al propio presidente de Estados Unidos.

Esta postura ya es mundialmente conocida y ahora es respaldada por los 13 países caribeños que integran la CARICOM que han señalado que, si no se invita a todos, tampoco acudirán. Junto con ellos se pronunciaron en el mismo tenor los gobiernos de Bolivia y Honduras. El presidente de Brasil también declinó ya su participación.

En tal aprieto se encuentra ahora el gobierno de Biden que, decida lo que decida le pegará. Si extiende invitación para todos, será evidente que López Obrador tenía razón política y se impuso, a la vez que se convierte en voz autorizada de la mayoría de los países latinoamericanos. Y si decide continuar con el plan de excluir a Venezuela, Cuba y El Salvador, acudirá solo un puñado de jefes de Estado con lo que su exigua capacidad de convocatoria será exhibida y lo que de la “cumbre” resulte será sin contundencia.

Lo anterior también muestra que en el continente americano la correlación de fuerzas políticas ha cambiado mas de lo que creía Estados Unidos y solo anuncia que en los meses siguientes las cosas pueden ser peor para la potencia del Norte, puesto que está a punto de perder el gobierno de Colombia, su principal amigo y socio militarista. Asimismo, en breve también habrá elecciones en Brasil, asociado económico de Rusia, China, India y Sudáfrica, donde todo apunta a que volverá Lula Da Silva, que es antineoliberal y con una visión política muy parecida al lopezobradorismo.

No cabe duda de que el declive de Estados Unidos no solo se muestra en los difíciles problemas económicos de inflación que se registra en su interior, sino que políticamente también ha perdido peso al exterior, dando lugar al surgimiento de nuevos actores internacionales como el del presidente López Obrador con elevada legitimidad en su país y reconocimiento sin regateo en el mundo.

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