Se espera un gran retroceso en los indices de pobreza tras la pandemia
La pandemia del covid-19 habrá de desatar de manera desbocada en Zacatecas el incremento exponencial de los niveles de pobreza, como uno de los nuevos jinetes del apocalipsis, que se acompañará en su llegada por el aumento del número de gente afectada por el desempleo y hambre. Las otras dos figuras apocalípticas que ya están instaladas en territorio zacatecano son la guerra y la muerte, asociadas éstas a la violencia del crimen organizado que sigue imparable. La única manera de enfrentar los efectos de dichos fenómenos es con políticas públicas eficientes. ¿Existen? Es la pregunta a contestar.
Todas las proyecciones y tendencias matemáticas pronostican que después de la pandemia pudiera detonarse el resorte que incremente el número de pobres en nuestro país del 44.4% al 57 por ciento, lo que agregaría adicionalmente 21 millones de mexicanos más en esa lamentable circunstancia.
Según el INEGI, el número de pobres en México hasta antes de la pandemia del coronavirus ascendía 52.4 millones de personas. Después del contagio viral, la cifra podría superar los 74 millones de mexicanos. En esto coinciden estudios realizados (separadamente) por la UNAM y el Centro de Estudios Espinosa Iglesias.
En Zacatecas el horizonte no es nada optimista. Previo al arribo del covid/19, nuestro Estado registró oficialmente 755 mil personas en condiciones de pobreza, que representaban aproximadamente el 46% de su población total.
Después de la pandemia, el número de zacatecanos en circunstancia de pobreza pudiera rebasar fácilmente la frontera del 54%, para acercarse a las 900 mil personas. De suceder eso, entonces atestiguaríamos una desgracia devastadora para nuestra sociedad.
Zacatecas seguiría estancado y estacionado, así, como uno de los 10 Estados de la República que mayor número de pobres produce, ocupando en consecuencia, lo cual no es nada digno y si muy vergonzante, uno de los primeros lugares como fabricante de pobreza en el país, junto con Chiapas (76%), Oaxaca (66.6%), Guerrero (66%, Veracruz (61%), Tabasco (53.6%), Morelos (50%) y Michoacán (46%). Una y otra vez han fracaso las acciones en este ámbito, porque sólo están los que medran ideológicamente con el tema y no los especialistas que conocen del problema.
Otro dato importante. Las pérdidas económicas en el país en el primer mes de aislamiento voluntario y de paro laboral por la pandemia, ascienden a más de 900 mil millones de pesos, tan sólo por la caída de los niveles de consumo interno. Y el aporte de Zacatecas a esta sangría es, conservadoramente, de más de 10 mil millones de pesos. Así lo han establecido los recientes estudios aportados por el Laboratorio de Comercio, Economía y Negocios de la UNAM.
Los otros dos jinetes del apocalipsis, la guerra y la muerte, están muy presentes en la geografía zacatecana. Tan solo bastaría echar un vistazo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en México (SNSP) y al Semáforo Delictivo, que ubican a Zacatecas en los primerísimos lugares en la comisión de delitos de alto impacto (extorsiones, homicidios y secuestro) en estos meses del 2020.
Lo anterior quiere decir que con la pandemia sanitaria arribó a Zacatecas, en forma violenta, el virus que revela el estrepitoso fracaso del combate a la pobreza.
En este contexto de crisis pandémica destaca, por cierto, la positiva iniciativa de la empresa PLC de Fresnillo para construir un hospital Covid-19 en El Mineral, lo que la convierte en una de las poquísimas grandes empresas mineras en Zacatecas que opera con sentido social, en beneficio de los sectores más vulnerables.
¿QUÉ HACER CON LOS POBRES?
A mediados del siglo XIX, Ignacio Ramírez (1818/1879) “El Nigromante” fue quien incorporó al debate público la pregunta: ¿Qué hacer con los pobres? Dos alternativas se formularon: su reivindicación, rescate y transformación mediante el uso de la educación pública. El otro camino era el de corte darwiniano que implicaba el exterminio de los pobres. El pensador liberal mexicano decidió por la primera opción.
Previamente, el sociólogo francés Alexis de Tocqueville (1805/1859) había planteado con sólida argumentación teórica, que el fin de toda democracia debe ser el combate a las desigualdades y la pobreza. De lo contrario, la democracia no cumpliría con su objetivo, con el riesgo de entrar, con eso, a un proceso de deslegitimación. Y esto es lo que hoy sucede en Zacatecas.
Lo anterior quiere decir que las élites en el poder han sido incapaces de procesar y resolver los problemas vinculados a los altos niveles de pobreza que afectan el desarrollo de Zacatecas.
LA CRISIS DE REPRESENTACIÓN POLÍTICA.
La pandemia del covid-19, entre sus múltiples efectos negativos, heredará además a Zacatecas un profundo desgaste y deslegitimación de sus élites gobernantes. Ya la sociedad determinará que se hace con ellas y cuál será su destino en el proceso electoral del 2021.
