La senadora zacatecana solicita informe sobre resultados de la estrategia nacional en esta materia
Ciudad de México. - A nombre del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo, Geovanna Bañuelos de la Torre, propuso que el secretario General del Consejo Nacional de Población, Carlos Javier Echarri Cánovas, comparezca ante el Senado de la República a fin de que presente un informe de los resultados de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA).
En tribuna, la senadora zacatecana indicó México ocupa el primer lugar en embarazos de adolescentes de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por lo que es un tema que va más allá de un problema de salud pública debido a que sus consecuencias se extienden al desarrollo económico y social en general.
“El embarazo en la adolescencia se traduce en deserción escolar, mayor número de hijos, desempleo, fracaso en la relación con la pareja e ingresos inferiores de por vida, riesgo de violencia, escasas posibilidades de desarrollo social, económico y cultural”, añadió.
Lo anterior, explicó la senadora del Partido del Trabajo, deviene en un grave problema cuando la vida, la salud y los derechos de las adolescentes se ven comprometidas por un sistema social, político y jurídico que se resiste a reconocerlas como sujetas plenas de derechos, como sucede en general con toda la población menor de 18 años de edad.
El índice de embarazos en esta etapa presenta malnutrición, mayor incidencia de aborto, partos prematuros o bebés con bajo peso al nacer debido a que el útero de la mujer está físicamente inmaduro. A nivel mundial las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las adolescentes de 15 a 19 años.
Más de la mitad de estos embarazos no son planeados y se reportan 77 nacimientos por cada mil jóvenes entre 15 y 19 años. Los embarazos en el grupo de edad de 10 a 14 años también van en aumento, con casi 27 por ciento de todos los nacimientos.
Ante este escenario, “la prevalencia del embarazo en las adolescentes mexicanas evidencia la reproducción de patrones y roles de conducta tradicionales”, además, “provoca que las adolescentes tengan una escasa educación, la que se traduce en menos aptitudes y oportunidades para encontrar un trabajo bien remunerado, lo que contribuye a perpetuar el ciclo de la pobreza y a la feminización de la pobreza”.