Mérida, Yuc. 500 minutos a propósito del Primer Encuentro Internacional en la Economía del Conocimiento y la Innovación
23 intervenciones durante ocho horas, donde la violencia contra las mujeres estuvo ausente
SARA LOVERA
SemMéxico. Hay que corregir el error histórico. Hay que normalizar la condición de las mujeres. Hay que recuperar su libertad y promover su igualdad. Hay que respetar la libre decisión sobre el cuerpo y reconocer que el siglo XXI es el siglo de las mujeres.
Las mexicanas deben convertirse en la vanguardia, así dijo a lo largo de un discurso articulado la canciller mexicana Claudia Ruíz Massieu Salinas, quien arrancó fuertes aplausos, varias veces en un día poco soleado, donde mujeres venidas de todas las entidades del país, celebraban, una vez más, el primer centenario del Primer Congreso Feminista.
Los aplausos fueron también para varios discursos durante la jornada de reflexión y convocatoria a sumarse a esto que en el mundo empieza a ser fundamental: la creación de ideas y la capacidad de respuesta a muchos y nuevos problemas. Esto que pronto se llamará nuevo paradigma, consiguió que muchas personas estuvieran con un nivel de atención profunda varias horas.
Tras la Canciller en interés le siguió Lorena Cruz Sánchez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, la única que en toda una jornada de 23 intervenciones y ocho horas, habló de la violencia contra las mujeres cuando afirmó que “no descansaremos” hasta erradicarla.
Muchas más palabras relacionadas con el valor del trabajo y la inteligencia de las mujeres, de la desigualdad como un obstáculo, no solo entre géneros sino la creada por la pobreza, como planteó la ex gobernadora zacatecana Amalia García, fueron pronunciadas para alentar a los cambios.
Lo más sorprendente fue esta visión de la globalidad y la economía, que han generado el reconocimiento de que sin las mujeres no habrá futuro en un terreno dominado por los hombres. Casi no hay mujeres en los consejos empresariales, tampoco hay muchas mujeres en el mundo adineradas y poderosas como resultado de una empresa. Habrá que ir por la paridad a esos espacios, también se dijo en algún momento.
Palabras pronunciadas durante 500 minutos a propósito del Primer Encuentro Internacional en la Economía del Conocimiento y la Innovación, convocado por la Cancillería y el INMUJERES, con la cooperación de ONU Mujeres y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Estas palabras surgieron de las voces de una ex vicepresidenta de Costa Rica, Rebeca Gryspan; un ex vice presidente de los Estados Unidos, Al Gore; un ex Secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, empresarios y empresarias, algunas funcionarias y políticas y un niño de 16 años experto en las nuevas tecnologías, Thomas Surs.
Todo sucedió en el mismo lugar donde hace cien años se hizo la primera agenda de género y esas palabras retumbaron en una diáspora gigante, porque todo lo dicho subió en vivo en tiempo real, en todas las redes sociales, portales, carreteras de la información. Había en el segundo nivel del impresionante e histórico teatro, unas 320 personas operando consolas de sonido, de imagen, computadoras, micrófonos, filmadoras digitales y toda clase de aparatos, personas que hacían su trabajo, encargado por la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En el auditorio y los palcos del histórico teatro, estaban muchas mujeres de Yucatán, como hace cien años; destacaba la ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho, pero también la primera senadora yucateca, Mirna Hoyos, funcionarias y muchas jóvenes.
También unas dos docenas de dirigentes de organizaciones no gubernamentales feministas, militantes, dirigentes sociales y ex legisladoras dispersas en la nave del teatro, así como diputadas, una que otra senadora y entre todas, la embajadora Carmen Moreno Toscano, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres, y la segunda mujer en recibir del Senado de la República la Medalla Elvia Carrillo Puerto.
La orientación de los mensajes iban directo a reconocer la aparición de un nuevo paradigma, el de la cuarta revolución industrial que el discurso político mexicano dirige hacia tres cuestiones básicas: la educación; el trabajo “que puede hacerse desde la casa” y el fomento de la innovación.
Para Kofi Annan, quien conversó con el dúo Claudia Ruiz Massieu Salinas y Lorena Cruz Sánchez, lo más importante del cambio es el respeto de los derechos humanos, por encima de las innovaciones y las nuevas tecnologías, sin dejar de reconocer la cuarta revolución.
Fue Kofi Annan el promotor de una campaña, de la que también se habló, que traducida al español es ellos con ellas, los hombres con la igualdad. –HerForShe-, y quien impulsó la campaña mundial para acabar con la violencia contra las mujeres.
La conversación fue fluida, directa y larga. Desde el otro lado de una pantalla, las anfitrionas, una de blanco y otra de azul oscuro, contaron con la puntual traducción de un equipo que se le ha visto frecuentemente en Los Pinos.
El auto empleo
La participación más llamativa, en una reunión de personas de la política, fue la intervención de Rick Gonigs, presidente de la Corporación Tupperware, muy conocida como la innovadora en la venta piramidal de artículos de “plástico para el refrigerador”. Él habló de cómo las mujeres sin empleo y con frecuencia sin educación, a través de la venta de grupo en grupo o de puerta en puerta, pueden adquirir liderazgo, ganar dinero y autoemplearse, como una forma de independencia y autonomía. Larga intervención de este empresario.
Pero en el ambiente quedó la sensación del autoempleo como mecanismo de resurgimiento para la autonomía de las mujeres. Lo repararon las panelistas que tuvieron una interesante mesa redonda en la que nos quedó claro que las trabajadoras tienen que tener derechos, que las innovaciones de la sociedad civil enriquecen la vida de México y que la desigualdad y la violencia son temas fundamentales para hablar del desarrollo y la libertad de las mujeres.
En ese, que fue el único panel de la jornada, participaron la directora del Instituto Nacional de Desarrollo Social, Angélica Luna Parra; la hoy Secretaría del Trabajo del Gobierno del Distrito Federal, Amalia García Medina; la Canciller y la presidenta de INMUJERES, como la Senadora Gabriela Cuevas.
Así, otra vez la ciudad blanca volvió a ser una ciudad de mujeres. En las afueras del teatro vallas metálicas, dentro todos los servicios, todas entraron y salieron. En los pasillos del teatro las conversaciones, una amplia sala de prensa, decenas de cámaras y periodistas; hubo autobuses para las invitadas de casi toda la República, las directoras de los mecanismos de las mujeres y los enlaces de género de muchas de las Secretaría de Estado.
La respuesta de muchas mujeres con las que conversamos eran iguales. La economía del conocimiento y la innovación va cuesta arriba en México, donde el problema económico y el tema de los salarios, que como dijo la presidenta de Inmujeres es en general seis por ciento menor a los de los hombres pero, también dijo, en el caso de las trabajadoras industriales llega al 28 por ciento.
El cambio no será sencillo. De las resistencias también hablaron en ese único panel, varias mujeres. Y aunque el gran ausente fue el tema de la violencia contra las mujeres, reconocido como uno de los más grandes obstáculos para la igualdad, mañana será otro día. Tan lleno de iniciativas y palabras como el día de hoy.