La muestra destaca esta prenda como patrimonio cultural; de la palabra rebozar, que significa “cubrir o tapar el cuerpo”
Colorida y bella muestra artesanal se exhibe con el proyecto que concibió la artista plástica Hildana Romo, al participar en el PECDAZ Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico de Zacatecas, como un homenaje a la mujer por la esencia del rebozo, el que protege, cobija, sostiene y acompaña. Esta prenda participa en toda la vida y etapas de la existencia de una mujer generación tras generación, expresó, la autora durante el acto inaugural de la exposición en la Sala de la Bóveda I del Centro Cultural Ciudadela del Arte.
La artista detalló ante autoridades del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) “Ramón López Velarde”, el director general Gustavo Salinas Iñiguez, Adela Bañuelos Acevedo, subdirectora del Sistema Estatal de Museos, Francisco Juárez, encargado del PECDAZ, Manuel Meza Montalvo, subdirector de Ciudadela del Arte, amigos y familiares, acerca de su obra textil, lo siguiente:
“El rebozo abraza a la mujer tanto en la vida como en la muerte, es un proyecto que realice en la antigua Academia de San Carlos, ahora Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, en el taller de textil de la maestra Leticia Arroyo Ortiz (artista de sobresaliente trayectoria e investigadora en el área del textil), quien en todo momento me guío en el proceso de elaboración de mis rebozos.
El tema principal de mi proyecto es el rebozo en la vida y muerte de la mujer, sobre todo en varios poblados de Michoacán, pues mi abuela materna siendo de este lugar, influyó en gran medida para desarrollar este proyecto. Trabajar con el rebozo representa para mí una parte integral de la vida diaria de muchas mujeres mexicanas, han arrullado con un rebozo a sus hijos recién nacidos y muchas otras han sido despedidas de este mundo envueltas en un rebozo como mortaja (de ahí la connotación de rebozo de compañía). Así es como lo he recordado con mi abuela y con mi madre.
Las vivencias que obtuve al platicar con mi abuela fueron una parte crucial para enfocarme en la realización de rebozos de vida y los rebozos mortaja, ya que ella me contaba sobre las parteras que utilizaban los rebozos como puente para traer vida a la tierra, metafóricamente hablando y que incluso hoy en día se continúa practicando en algunas regiones del sur de México como en Guerrero, Michoacán, Chiapas, Oaxaca entre otras.
Es con los rebozos que las parteras se ayudan para masajear el vientre de la parturienta con ciertas técnicas de movimientos para preparar a la criatura para su nacimiento, estos masajes se conocen como “manteado”. La partera ayuda a la madre a conservar siempre su protagonismo en ese acto de vida al hacerla consciente, darle consejos, cuidarla durante el proceso y prepararla para el gran momento. La partera crea un ambiente ideal para que al momento del alumbramiento estén preparados los rebozos que sostendrán a la parturienta solo en cuclillas y pueda ella sentir un sostén con ellos. Mientras la <doula> (madre, que acompaña a otras mujeres en su camino a la maternidad), se prepara con otro rebozo mismo que rodea las caderas de la parturienta y recibe a la criatura con la que lo cubrirá. Se dice que favorece en mucho que un recién nacido sienta con frecuencia los latidos del corazón de su madre, y un rebozo contribuye en su diseño a abrazar de manera más estrecha.
Y por otro lado supe de los rebozos mortaja cuando mi familia buscaba un rebozo de aroma de luto para mi abuela. Estos rebozos solo se producen en Tenancingo Edo. México. Este no se parece a ningún otro, puede decirse que cada uno es único y destinado para acompañar y despedir el paso por la vida de una mujer. El rebozo es completamente negro y goza a su vez de un peculiar aroma que no se pierde nunca y que al paso de la mujer que lo usa deja un aroma especial.
Para la exposición realicé doce rebozos con la técnica de tapiz en telar vertical. Los doce rebozos que determinan un tiempo y que marcan ciclos que inician y terminan.
Otra parte fundamental de mis rebozos son los rapacejos que confecciono a manera de cordones umbilicales. También realicé algunos más pequeños, que fueron los primeros y mismos que me sirvieron para iniciar el proceso de los doce.
En cuanto a los materiales que utilizo para su elaboración fueron principalmente el polietileno y el plástico reciclado para confeccionar un rebozo alternativo, que proviene de una sociedad industrializada, debido a que utilizamos plásticos para todo. Y en segundo término utilizo materiales orgánicos para conservar esa conexión con la tierra y la naturaleza”.
Finalmente, Hildana Romo destaco lo relevante del PECDAZ, que permite desarrollar la creatividad de los artistas, bajo el auspicio del IZC y de la recién creada Secretaría de Cultura.
“El rebozo contemporáneo, una prenda atemporal”. Texto dedicado a la muestra de Hildana Romo, realizado por la escritora Carolina Pastrana:
“El intercambio de aquellas rutas comerciales que partían de España hasta los desembarcos en nuevos mundos, hibridaron una variedad de productos, siendo muchos de ellos partícipes de impresionantes desarrollos, crearon identidad en diversos pueblos y potenciaron sus alcances como en el caso de los textiles. Ahí tenemos los bordados, sedas, algodón, lana, hilos y telas que confeccionaron la historia de nuestro pueblo y sus distintos rasgos.
En el caso del rebozo prenda universal en cualquier contexto; mestiza por excelencia, utilizada por mulatas, negras e indígenas, desarrolla infinidad de posibilidades en su confección. Rebozo mortaja, rebozo de arrullo, rebozo de carga o adorno; un sinfín de alternativas que van de la mano con el hecho de ser mujer. Rebozos cuyos rapacejos son obras maestras por sí mismas. Esta singular prenda fue el motivo de la perseverancia creativa de la artista Hildana Romo.
En la actualidad los artistas del textil han trabajado intensamente para promover y afirmar esta actividad: reflexionan en los elementos que ha dado la tecnología y la industria; las nuevas fibras nos sitúan en otros parajes y se pasa de lo artesanal a la función estética y la teoría del arte. Posterior a investigar y aprender las distintas técnicas para la confección de textiles tradicionales surge la necesidad desde lo conceptual de ir más allá, de emprender una búsqueda. Ese es el ejemplo del trabajo que ahora nos presenta Hildana Romo Rangel bajo el título El rebozo abraza a la mujer tanto en la vida como en la muerte, su primera exposición individual que logra darle una connotación destacada al material plástico, el protagonista reciclado.
Las fibras amorosas que nos cubren desde nuestro nacimiento hasta la muerte se enfrentan y polarizan con la frialdad del polietileno, su flexibilidad y colorido deslumbrante. La urdimbre flotante evoluciona y dibuja los caminos del tapiz. El rebozo, esta prenda atemporal se transforma en el espacio y se proyecta en la tridimensión para ajustarse al cuerpo. Hildana Romo pretende humanizar el plástico en el presente y atiende su mirada a la multiculturalidad de México, confeccionando rebozos, uno mortaja y otros enunciando vida. Ella se permite dejar puro el material industrial que usa, además de combinarlo con lo orgánico para construir mundos que surgen y otros que culminan su ciclo.
Hildana Romo demuestra la calidad de ejecución en su trabajo, lo que hace evidente su conocimiento dentro del textil sin lugar a duda, de ahí proviene su atrevimiento para sumar a la experimentación y crecer dentro del aspecto conceptual. No necesita demostrar que sabe, su trayectoria está implícita en la presentación de su obra. Como escribiera Friedrich Nietzsche “la sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura”.
No podemos cerrarnos o acotar el arte textil sin apreciar los resultados. Las posibilidades de esta disciplina se incrementan y edifican vías de comunicación hacia nuevos territorios explorados y por examinar; en definitiva: el textil, a través del rebozo sigue y seguirá siendo testigo implacable de nuestra época, declaró.