Zacatecas. La literatura de la escritora originaria de Pinos es poesía en prosa, dijo

Con un cuento- ensayo que leyó como homenaje a la escritora zacatecana Amparo Dávila, se presentó Alejandro Toledo en la Feria Nacional del Libro Zacatecas (Fenaliz) 2018.

Alejandro Toledo compartió un extraordinario relato fechado un 20 de febrero, rumbo a la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, donde le rendirían un homenaje a la escritora zacatecana, por sus 90 años de vida.

El primer personaje que se encontró fue el del dolor del libro Fragmentos de un Diario; la relatora de El Huésped y un hombre de traje gris de Un boleto para cualquier parte… cada aparición de un personaje le recordaba una historia de Dávila.

Amparo Dávila en principio fue poeta, sus libros escritos bajo la guía del cura Joaquín Antonio Pelloneza son anteriores a los cuentos, puede decirse que están planeados en metáforas, las horas del día en que se moverán los relatos: entre el crepúsculo y la noche, que marcan a la vez el tránsito entre la vida y la muerte, definió Toledo.

En la poesía posterior también se trabaja el crepúsculo y la noche, al igual que en sus cuentos;  mencionó que en su obra destaca Franz Kafka y sus lecturas de niña como la Divina Comedia, esa es la base de su narrativa.

El horror es su perfil, en México no existía una narrativa de horror fija, porque se consideraba un subgénero y no se da el valor que merece porque lo fantástico distraía de la realidad. Siempre hay algo bestial, su terror es interno mas no psicológico, navega en un barco que sabe manejar muy bien y lleva por la historia perfectamente, dijo el escritor.

Julio Cortázar le escribe a Amparo Dávila una carta en donde le dice “estoy muy contento de haber leído así, los cuentos de corrido, porque le dan mucha fuerza, lo que más me gusta es su razón de ser, lo que te hizo escribirlos, los relatos son de una tremenda fuerza, la raíz del cuento en ti va perfectamente”, leyó Toledo.

Hizo referencia que Amparo Dávila es una destacada e influyente escritora de lo fantástico y que se debe a sus lecturas tan fuertes que hizo de niña, que en tiempo anterior no se valoró como debía y logró que su narrativa fuera poesía en prosa y el reino de su mundo su horror.