Cultura

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Zacatecas. Participaron Enriqueta Lunez, Mikea Sánchez e Irma Pineda, escritoras en lenguas tzotzil, zoque y zapoteca

Las poetas en lenguas tzotzil, zoque y zapoteca Enriqueta Lunez, Mikea Sánchez e Irma Pineda, respectivamente, participaron en la segunda mesa del foro sobre “Literatura y Oralidad en Lenguas Mexicanas”, que se desarrolla en el marco del Festival Zacatecas del Folclor Internacional 2018.

Esta mesa, organizada por el Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) “Ramón López Velarde”, versó sobre Migración y literatura indígenas mexicanas, en la que las estudiosas de sus lenguas manifestaron su opinión respecto al desplazamiento, el arraigo en sus comunidades y las formas de escritura como un modo de identidad y expresión de sus pueblos.

“Un poema nace de lo que he vivido, mi trabajo consiste en darle voz a hombres y mujeres Tzotziles de San Juan Chamula. Nos aventuramos a explorar otras formas de escritura”, abrió la mesa Enriqueta Lunez, quien también es licenciada en Etnopsicología por la Universidad Autónoma Indígena de México y becaria del Fonca 2004- 2005 y 2010-2011.

La poeta en lengua zoque y maestra didacta de la lengua y la literatura por  la Universidad de Barcelona, Mikea Sánchez habló de su pueblo Chapultenango, muy cercano al volcán del Chichonal, en Chiapas.

Los primeros recuerdos sobre la diáspora de Mikea tienen que ver con la erupción del volcán en 1982, el desplazamiento de la comunidad se dio por este motivo, pero la gente volvió a asentarse en el lugar, pese a la insistencia de las autoridades de no hacerlo; después descubren que éstos eran territorios identificados como zonas petroleras.

Esta fue su primera migración y su encuentro, a través de los habitantes, del imaginario colectivo, de las historias de sus habitantes: muchos no regresaron, se fueron a vivir a los estados vecinos de Chiapas, o a Estados Unidos; otros, como ella regresaron a vivir allí.

Irma Pineda, licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UAEM, es otra de las poetas que participó en esta mesa y quien consideró que este tipo de foros permiten ver la diversidad de México, a través del vínculo de la literatura y la migración.

Para ella, la migración jugó un papel muy importante en su vida y su trabajo creativo, por la necesidad de escribir. Irma creció en Juchitán, donde las oportunidades se limitaban a salir de la secundaria, casarse, tener hijos y “vivir feliz”.

Sin embargo, su primer acercamiento a los libros fue a través de una biblioteca fundada por Macario Matus, quien se hizo de un importante acervo bibliográfico donado por escritores como Alí Chumacero y Andrés Henestrosa, entre otros,lo que permitió a aquella generación de niños tener un contacto directo con los libros y las historias que en ellos se contaban.

Axtérix y Obelix Las Aventuras de Tintín, fueron los libros que ella leyó de pequeña, ambos abordaban el viaje  lo que influenció en tener una vida diferente a la del resto de las mujeres de su comunidad.

Las tres coincidieron en  lo difícil que fue regresar a sus comunidades una vez que se alejaron para continuar con sus estudios en el país y en el extranjero, para Irma, por ejemplo, el vínculo que tenía lejos de casa fue el comunicarse, ella sólo hablaba zapoteco.

Una manera de mantenerse cerca de sus pueblos fue a través de la lengua y la poesía, la lengua la llevaban atada al corazón –dice-. Ahora las tres regresaron a sus pueblos, donde se encuentran trabajando y retribuyendo lo que aprendieron lejos de su hogar.

Enriqueta considera que uno migra por diferentes causas y el desplazamiento tiene diferentes rostros y la palabra es la que les ha permitido “poetizar”; aun así, reconocieron que hay discriminación lingüística.

La mamá de Mikea sigue siendo monolingüe, sabía contar historias y de esa forma les transmitió a sus hijos el conocimiento de su comunidad. Ahora, Enriqueta, Irma y Mikea tienen el compromiso con  su territorio y en particular con las mujeres de sus comunidades.

El regreso a casa fue difícil, el reinsertarse en la comunidad, “te ven distinto, no encajaba en la casa, el tema de género sigue siendo difícil, menos posibilidades en la educación en las prácticas sociales y políticas; si hubiéramos seguido ahí, no lo hubiéramos cuestionado nunca”, dijo Irma.

En el arte también sucede igual, hay pocas mujeres dedicadas a la pintura, en la escritura apenas se cuentan unas cuatro. Ahora han irrumpido y han hecho entender que el arte tiene una función social y que se puede ser portadora de lo que ocurre en la comunidad.

Al final de su charla, la cual fue moderada por Xóchitl Marentes, subdirectora de Difusión y Animación, del Instituto Zacatecano de Cultura, y transmitida en vivo por el Sistema Zacatecano de Radio y Televisión (Sizart), leyeron extraordinarios poemas de su autoría, en sus lenguas originales, y la traducción que ellas mismas hicieron al español.

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