Zacatecas. El director de la Unidad Académica de Ciencia Política murió el pasado 7 de julio
En emotivo homenaje póstumo, la comunidad de la Unidad Académica de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Zacatecas, rindió un reconocimiento a quien en vida fuera director de ese centro de estudios, al docente investigador Leonel Álvarez Yáñez.
La ceremonia estuvo dirigida por el actual director de Ciencia Política, Jesús Becerra Villegas; la responsable del Doctorado, Ema Lorena Acosta Reveles, y los docentes Manuel Menchaca Arredondo y Manuel Chávez Gutiérrez.
En su mensaje, Jesús Villegas se refirió a Leonel Álvarez -fallecido el 7 de julio de este año-, como un hombre emprendedor, que fijándose metas siempre estuvo al pendiente de su familia y de quienes los necesitaban en todos los aspectos. Señaló que por su alta calidad académica fue un hombre que construyó sobre cimientos endebles, basamentos firmes “siempre alrededor de su familia, de sus amigos y de quienes lo conocían”.
Acompañado también de los padres de Álvarez Yáñez, recordó que entre sus últimos logros al frente de la Unidad, consiguió recursos federales para la construcción de un auditorio y un aula, mismas –mencionó- que se encuentran en proceso. Además, adelantó, que el auditorio llevará el nombre del universitario.
Por su parte, Lorena Acosta afirmó que “la pérdida y la ausencia que dejó Leonel, es más que la de un integrante de un equipo de trabajo, es la de un amigo”. Manifestó que en su espíritu inquebrantable, permaneció siempre joven hasta en sus últimos momentos, “con una actitud de apoyo e incansable sed de aprender, siempre bienintencionado y con iniciativas”.
Expresó que durante su paso a lo largo de 13 años por la Unidad Académica de Ciencia Política, compartió generosamente sus conocimientos y más. Esto, “porque siempre atendió a las preguntas de sus asesorados, de sus alumnos de maestría y doctorado”.
Finalmente dijo que más allá de los títulos que logró Leonel Álvarez, será recordado por el entrañable amigo que siempre ofrecía una sonrisa, “colaborador afable que invariablemente dejó huella en la UAZ”.