Zacatecas. El texto del investigador de la UAZ aborda el derrocamiento de Juan Domingo Perón
La Biblioteca Cabral del Hoyo fue el escenario para que el docente investigador de la Unidad Académica de Docencia Superior de la UAZ, Julio Rodríguez Anido, presentara su novela “Un día antes del golpe”, evento promovido por el Cuerpo Académico Consolidado “Educación, Sociedad y Desarrollo”.
En ese espacio, la docente investigadora de la unidad en referencia, Claudia Cecilia Flores Pérez fungió como moderadora, y las también docentes investigadoras José María Sánchez Usón y Nydia María Castillo Pérez, fueron las comentaristas de este escrito, en el que el autor se planteó “un escenario, un espacio y un tiempo en los que la palabra, y todo lo que ella conlleva, había caído, un régimen en donde estaba totalmente desvirtuada”.
Sánchez Usón afirmó que “Un día antes del golpe”, situado en septiembre de 1955 -fecha en que fue derrocado Juan Domingo Perón-, ofrece al lector no sólo un texto narrativo de entretenimiento o de evasión, sino que brinda la reflexión de los acontecimientos de la historia de un pueblo en donde la sociedad está presente, involucrando un buen número de personajes, como los oligarcas conservadores antiperonistas del Club de la Calle 24, contrarios a los indios, a los gauchos, a los inmigrantes, a las mezclas, a las castas, que consideran contra-natura y partidarios de un sistema de propiedad capitalista que se definen como personas de bien y conservadores progresistas.
Esta novela es una crónica que explica esos sucesos y el por qué se llegó a ese punto al desvirtuarse el movimiento peronista en su segundo mandato, desde 1945 hasta 1955. En ella señaló, a través de los personajes el lector comprueba el estado de la situación, constatando que reina la decepción y la confusión como en todas las divisiones sociales vistas en los terratenientes o los trabajadores, e incluso los aspirantes a dictadores de la policía y la iglesia.
Pese a este tipo de negras cavilaciones, dijo la investigadora y comentarista, el libro introduce momentos de respiro, jocosos, en los que el lector puede descansar y alejarse unos instantes de la realidad que le está envolviendo. El autor, involucra además a ricos propietarios, nacionalistas, liberales, católicos, apostólicos, romanos, tradicionalistas prehispánicos, europeos, abiertos a la cultura universal, terratenientes, la cúpula del poder y sus detentores como la policía y el ejército, “como en toda buena obra creativa nos hallamos ante una novela que permite ser leída, abordada, descifrada, en varios niveles de comprensión y reflexión”.
Dijo que con fluidez narrativa, Julio Rodríguez Anido lleva al lector a la vida de una localidad, San Gabriel, “descrita sensorialmente con verbos vigorosos, sustantivos certeros y una suerte de adjetivación intensa que inevitablemente permite el lector elaborar, una tras otra, imágenes coloristas, vívidas, a las que se incorporan olores de flores de ceibo y jacarandas, entremezclados con los sabores de las empanaditas, los quesillos y el bollo con chicharrón. Un San Gabriel universal desde, como Tolstoi, Julio puede contemplar el universo”.
Al cerrar su intervención, Sánchez Usón invitó a los asistentes a leer este libro, “porque es un texto imprescindible no sólo para la comprensión de la historia contemporánea de Argentina, de Latinoamérica, sino para abrirnos a la reflexión de un mundo que sigue sin hallar la estabilidad que necesita”.
Por su parte Nydia María Castillo Pérez expresó que el autor hace un gran ejercicio de memoria colectiva para recuperar un tiempo perdido, casi sumido en una suerte de macondo, refirió que, a lo largo de las más de 300 páginas, sintetiza con un estilo cargado de testimonios, sátiras, ironías y la elocuencia propia de una vasta experiencia en torno a la naturaleza compleja del comportamiento humano para narrar hechos difíciles y complejos por atentar contra la vida y la felicidad.
Subrayó que en su narrativa, el autor combina la historia con la ficción de una subjetividad o de muchas subjetividades, calificándolo por su elocuencia como un cronista nato, donde a través del sarcasmo define a los actores de la novela haciéndolo a través de la presencia clara de distintos personajes que dan vida a su relato, describiendo los hechos y formas que visualizan ese mundo.