Causa nuevas protestas la decisión del presidente Emmanuel Macron de que se aislen y marginen aquellos que no acepten vacunarse contra Covid
Natalia Vidales de Bitterlin * / Mujer y Poder
SemMéxico. El presidente de Francia, Emmanuel Macron de nuevo tiene protestas en las calles. En esta ocasión, porque miles de franceses no están de acuerdo con las últimas decisiones de su presidente, relacionadas con la vacuna COVID.
Macron informó la semana pasada -a raíz de la expansión de la variante Delta en Francia- que el ingreso a lugares públicos sería restringido a quien no muestre su cartilla de vacunación y que el pasaporte sanitario será necesario en el país a partir del ya próximo primero de agosto.
Aquellas personas que se nieguen a vacunarse…tendrán restricciones: ¨Esta vez se queda usted en casa, no nosotros¨ dijo Macron al hablar directamente a quienes por uno u otro motivo no han recibido la vacuna.
Consideramos que mucha razón tiene el presidente de Francia, porque así como los que no desean vacunarse tienen derecho a no hacerlo y a aceptar el encierro, así los que estamos vacunados tenemos derecho a que el riesgo de contagio se contenga y en las calles y lugares públicos solo circulen quienes tienen ya la aplicación de su dosis, entendiendo que la ciencia está haciendo lo posible para detener el mortal virus.
Aislar a los primeros es brindar seguridad a los segundos, a los que sí se han aplicado la vacuna.
La medida del mandatario francés es correcta, y tal vez otros presidentes sigan su ejemplo y para admitir visitantes en sus países exijan la presentación de la cartilla de vacunación. Y será decisión individual aceptar o no la disposición, pero hoy se quedarán en casa -sin libre tránsito ni acceso a restaurantes, teatros, centros comerciales, conciertos, hospitales, bares, etc..etc., quienes no deseen acatar los ordenamientos sanitarios de Macron.
Ahora…ellos deberán estar encerrados, y no quienes sí cumplen con las normas de salud y se han visto afectados por quienes no lo hacen, lo cual, simplemente es hacer justicia en el sentido de darle a cada quien lo que le corresponde y merece. Ni más, ni menos.
Sin duda la medida no le atrae simpatías a Macron, pero atenderse el bien mayor -que es en este caso el intento por contener este virus maligno- es lo que debe hacerse en estos tiempos de crisis. Y la estrategia en Francia ha funcionado, ya que en tan solo un par de semanas más de cuatro millones de franceses han acudido a los centros de vacunación, atendiendo el exhorto, junto a la clara advertencia de su mandatario.
El debate sobre si es correcta o no la actitud de Macron se ha extendido a nivel internacional y se escuchan voces a favor y en contra, pero esto no es para asustarse, si recordamos que así ocurrió cuando se descubrieron –casualmente por el francés Louis Pasteur en 1885 — los reactivos contra el ántrax y la hidrofobia. De ahí las palabras del presidente, cuando dice que ¨Las restricciones pesarán sobre otros, sobre aquellos que por razones incomprensibles en el país de Louis Pasteur, de la ciencia y la Ilustración, todavía dudan en utilizar la única arma disponible contra la pandemia: la vacuna”.
Los adelantos médicos son así, experimentales y hay que aceptarlo, porque finalmente es lo que ha traído beneficios a millones de personas en el mundo, a quienes literalmente se les ha salvado la vida.