Puede causar la muerte, pero hay poca información, advierte especialista del ISSSTE
ANAIZ ZAMORA MÁRQUEZ
Cimacnoticias | México, DF
La hipertensión pulmonar es una condición grave de salud que se desarrolla en mayor medida en mujeres, la cual afecta el corazón y los pulmones, evoluciona rápidamente y tiene un pronóstico muy alto de muerte (en caso de que no recibir el tratamiento adecuado), al mismo tiempo que merma la vida familiar y personal de quien la padece.
Guadalupe Espitia Hernández, médica neumóloga del Hospital Regional Primero de Octubre, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), platicó con Cimacnoticias sobre esta enfermedad, que aunque puede causar la muerte de las mujeres que la desarrollan en un periodo muy corto de tiempo, poco se sabe de ella.
Para entender el padecimiento es necesario recordar la función básica del corazón, que es la de hacer circular (bombear) la sangre a todo el organismo para proporcionarle oxígeno y nutrientes, y eliminar así los productos de desecho.
Las arterias del lado izquierdo del corazón van hacia todos los vasos sanguíneos del cuerpo (excepto el pulmón), llevando oxígeno; cuando la presión con la que las arterias bombean la sangre incrementa las personas presentan hipertensión arterial sistémica, conocida como hipertensión, padecimiento que afecta –según datos oficiales– a 17 millones de mexicanas y mexicanos.
De igual manera, el corazón bombea la sangre desoxigenada (que recoge del cuerpo) a los pulmones, para liberar dióxido de carbono y recoger oxígeno, lo que se da en las arterías derechas de este órgano.
La circulación pulmonar –explicó la especialista– es una circulación independiente que captura toda la sangre del organismo, para hacer el intercambio de gases y la obtención de oxigeno, mientras que la hipertensión pulmonar es exclusivamente el incremento de la presión en los vasos sanguíneos pulmonares.
“Los vasos sanguíneos, que normalmente llevan sangre poco oxigenada desde el corazón hasta los pulmones para oxigenarla, se endurecen y estrechan. Debido a ello, el corazón se ve obligado a hacer un mayor esfuerzo para bombearla. Pero, con el tiempo, el músculo cardiaco se debilita, no puede cumplir su función y desarrolla una insuficiencia cardiaca derecha, grave y de desenlace mortal”, alertó.
Espitia Hernández expuso que la hipertensión pulmonar se puede clasificar en subgrupos dependiendo del órgano (corazón o pulmones) que resulten más afectados por el incremento de la presión sanguínea, o de los tejidos que también se puedan ver afectados como las arterias, lo que se denomina hipertensión arterial pulmonar (HAP).
La también fundadora de la Clínica de Hipertensión Arterial Pulmonar en el Hospital Primero de Octubre, sostuvo que esta enfermedad afecta en su mayoría a las mujeres en edad productiva, quienes en muchos de los casos son mal diagnosticadas o tratadas.
Siguiendo las estimaciones mundiales, en México existen entre 3 mil 500 y 5 mil 500 personas que viven con el padecimiento, sin embargo se calcula que no todos los pacientes son diagnosticados debidamente, indicó la doctora al señalar que se está trabajando –desde la iniciativa médica– para tener un sistema de registro más puntual sobre la enfermedad.
“El principal reto está en el diagnóstico y tratamiento tardío”, pues la mayoría de pacientes han visto de dos a tres médicos antes de ser diagnosticados y tratados correctamente por el especialista, que en este caso deben ser neumólogos o cardiólogos.
Al principio de la enfermedad, los síntomas pueden ser falta de aire, cansancio, labios y uñas azules, síncopes (pérdida de tono muscular) y desmayos, síntomas que llevan a que este mal se confunda frecuentemente con otras condiciones médicas como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o apnea del sueño por obesidad (ronquidos).
Guadalupe Espitia agregó que además de que la mayor proporción de personas con este diagnóstico son mujeres, es frecuente que las formas más agresivas de la enfermedad se den en la población femenil en edad fértil (de 15 a 49 años), lo que “tiene un gran impacto y un gran costo dentro de la sociedad”.
La neumóloga explicó que en etapas avanzadas de la enfermedad las personas que la padecen no pueden hacer actividades físicas, desde las más esenciales como caminar o realizar esfuerzos físicos mínimos, lo que termina afectando su dinámica familiar y personal, e incluso merma su autoestima y su seguridad personal.
Aunque la enfermedad puede ser controlada, la esperanza de vida sin tratamiento es de tres años. “El pronóstico de vida sin tratamiento es mucho más sombrío y malo en comparación con algunos cánceres, como el de mama, próstata y el melanoma”, lo que significa que de cada 10 pacientes, cinco morirán en ese lapso, afirmó.
En ese sentido, la especialista enfatizó que “afortunadamente” se ha avanzado en los tratamientos a los que pueden acceder las personas, y acotó que el tratamiento de las y los pacientes con HAP se centra en la individualización y optimización de la atención.
Es decir, el tratamiento es personalizado (dependiendo de las características de cada paciente) y puede consistir en terapias farmacológicas, pero también se requiere de terapia psicológica nutricional y en algunos casos de ejercicio. “El tratamiento debe ser personalizado y valorando qué tipo de hipertensión es la que se tiene”.
El cuidado farmacológico es el más importante, y consiste en uno o varios medicamentos que se administran vía oral. Para acceder al tratamiento adecuado es muy importante que las mujeres “acudan a especialistas, ya sea neumólogo o cardiólogo, para un diagnóstico correcto y tener el tratamiento de forma oportuna”.
Los costos del tratamiento –abundó– pueden variar dependiendo del tipo o de la complejidad de la enfermedad que se diagnostica a través de un estudio llamado “cateterismo cardiaco derecho”, que consiste en el paso de una sonda delgada (catéter) hasta el lado derecho del corazón y las arterias que van a los pulmones.
Espitia aseguró que tanto las pruebas diagnósticas como los tratamientos están en el catálogo de servicios de salud pública, por lo que son accesibles a todas las personas con seguridad social, no obstante –aclaró– desconoce a cuánto ascienden los costos de tratamientos o diagnósticos particulares.
Finalmente, la especialista destacó que aún se desconocen las causas de la enfermedad y todos los factores de riesgo asociados a ella, pero hasta el momento se sabe que la toma de medicinas para bajar de peso y la infección por VIH, son dos de los factores más comúnmente asociados a la enfermedad, aunque no son definitorios para que se desarrolle.
También se ha encontrado una relación con la presencia de otro tipo de enfermedades, tales como cardiopatías congénitas o enfermedad de la tiroides.