Opinión
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Desde la luna de Valencia

TERESA MOLLA CASTELLS*

Cimacnoticias

 

Hace escasos días nos desayunábamos con que dos grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley, como lo son Facebook y Apple, van a ofrecer a sus empleadas la posibilidad de financiar la congelación de sus óvulos para retener el talento.

El objetivo de estas dos empresas es teóricamente el de conciliar maternidad y carrera profesional al tiempo que pueden conseguir atraer a más mujeres a este sector productivo muy masculinizado.
 
Sabido es que con los años los óvulos van perdiendo calidad y de lo que se trata es de conservar óvulos de le mejor etapa fértil de las mujeres, para que puedan ser “utilizados” años más tarde.
 
La propuesta de estas dos grandes empresas es sorprendente por las trampas que conlleva implícitas. Quieren controlar la fecha exacta de nuestra maternidad para mejorar sus beneficios y su producción.
 
O dicho en román paladino: explotar los talentos de las mujeres hasta el máximo sin que nada como la maternidad les distraiga. No pretenden mejorar la conciliación que sigue siendo casi en exclusiva cosa de mujeres. No.
 
Lo que realmente pretenden es “cambiar algo para que nada cambie” y de ese modo tu talento será todo mío hasta esa edad en donde la fertilidad ya es menor y los óvulos de menor calidad, y entonces podrás recuperar aquellos óvulos que un día congelaste gracias a mi generosidad, puesto que cada tratamiento costaba unos 20 mil euros (cerca de 347 mil pesos mexicanos), y ya puedes realizarte como mujer siendo madre, toda vez que yo siempre tendré recambio de talentos.
 
Otra expresión moderna y tecnológica del patriarcado que pretende mantener las cosas como están y darle al capitalismo su lógica de explotación feroz hacia las mujeres. Con esta propuesta empeoran las vidas de las mujeres, puesto que las maternidades a edades más maduras repercuten en su salud.
 
Y no sólo en su salud sexual y reproductiva, sino sobre su salud integral ya que los esfuerzos que han de realizar a todas horas y de todo tipo requieren de una energía que ya se perdió.
 
Pero eso, al parecer no importa al capital que pretende matar dos pájaros de un tiro: que sigamos pariendo futuros obreros que les sigan dando beneficios y que lo hagamos después de habernos explotado a nosotras sin habernos descargado de nada en nuestras vidas.
 
Sin habernos descargado de las dobles o triples jornadas que suponen tener un trabajo retribuido en sus empresas, pero al salir, tener el mundo de los cuidados de esas hijas e hijos, que son socialmente futuro en todos los sentidos y futuro social y colectivo, pero que privadamente hemos de cuidar las mujeres tengamos o no trabajo retribuido.
 
Sin habernos descargado de las tareas no sólo de cuidado, sino favoreciendo medidas reales de conciliación de vida laboral, familiar y personal entre las dos partes de la pareja, sea ésta del tipo que sea, y no dejando que la conciliación siga siendo únicamente cosa de mujeres.
 
Mujeres madres a quienes llaman desde la escuela cuando la hija o el hijo tiene fiebre, cuando se cae o es a quien debe pedirse permiso cuando se requieren hospitalizaciones.
 
Esta propuesta, o ya realidad en el caso de Facebook, es un caramelo envenenado que pretende mantener el orden simbólico de las cosas. Los cuidados y la organización familiar es cosa de las mujeres, a quienes “ayudaremos” (versus explotaremos) a que además puedan mantener sus empleos en nuestras empresas.
 
Regla primera del patriarcado androcéntrico en el que vivimos: no tocar el orden simbólico que nos permite mantener privilegios y poder a los hombres. Además de dominación de las mujeres, sibilina eso sí y modernizándola de vez en cuando y según los tiempos. Y he aquí un buen ejemplo de las trampas que cada día nos ponen.
 
Leo en un artículo de principios de este año que en 2013 los permisos por maternidad cayeron 3.3 por ciento y los de paternidad 3.2 por ciento, lo que ahorró a la seguridad social 7.3 por ciento del dinero presupuestado para pagar estas prestaciones. Estos datos corroboran las trampas de las que hablo, puesto que el miedo a perder el empleo lleva no sólo a retardar la maternidad, sino también a renunciar a permisos a los que ésta da derecho.
 
Y al menos hasta hoy no he escuchado ni una sola palabra sobre este tema de los de faldas largas y negras, siempre aliados con el capital y en contra de los derechos de las mujeres.
 
La congelación de óvulos para otro tipo de asuntos como después de la detección de un cáncer y antes del tratamiento oncológico no está bien, puesto que (cito literalmente): “el origen del ser humano es de este modo el resultado de una procreación ligada a la unión no solamente biológica, sino también espiritual de los padres unidos por el vínculo del matrimonio. Una fecundación obtenida fuera del cuerpo de los esposos queda privada de los valores y de los significados que se expresan, mediante el lenguaje del cuerpo, en la unión de las personas humanas” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el don de la vida, 1987).
 
Pero me extraña mucho que con la beligerancia con la que tratan estos temas no hayan salido todavía exponiendo sus propios dogmas que, a pesar de estar escritos como hemos visto, les gusta vociferar cuando sale una noticia de este calibre moral. No sé, sencillamente me extraña este silencio, pero sólo el silencio.
 
Y digo que sólo el silencio porque esta gente de faldas largas y negras siempre va de la manos del capital todopoderoso y se nutre de él.
 
Así, si aparcamos la maternidad, pero no la penalizamos puesto que este tipo de medidas permiten que en el futuro el capital tendrá proletariado barato a quien explotar y ellos creyentes a quienes atemorizar con fuegos eternos, además de un cuidado asegurado a todos los niveles puesto que las mujeres nunca podrán superar todas las barreras necesarias para una equidad real con los hombres, ya que entre el capital y ellos (esencia real del patriarcado más misógino) se encargarán de evitar a toda costa para no permitir lo que significaría el fin de sus privilegios. Y no están dispuestos a renunciar a ellos.
 
Estas trampas que son para ellos “pequeñas concesiones” les permiten un camuflaje perfecto para mantener el orden (patriarcal y androcéntrico) establecido.
 
Y mientras ellos actúan de facto, les salen “voceras” como Mónica Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios, quien recientemente afirmó que prefería contratar a mujeres menores de 25 años y mayores de 40 precisamente por esto, para evitar falta de competitividad debido a la crianza de las y los hijos.
 
Una perla, vaya, si tenemos en cuenta que esta señora de la alta burguesía madrileña es madre de seis hijas e hijos. Pero insisto, es de la alta burguesía madrileña y seguramente sin demasiados problemas de conciliación, ya que también para eso podrá contratar personas a quien explotar. Seguramente mujeres.
 
Así las cosas, y pese a que según se viene afirmando en los últimos años “las empresas con más mujeres en puestos directivos aumentan su rentabilidad financiera hasta en un 35 por ciento”, nos encontramos con que se prefiere renunciar a más del 50 por ciento del talento mundial que somos las mujeres para mantener el orden (androcéntrico y patriarcal) de las cosas.
 
Y se prefiere invertir en congelación de óvulos para la explotación empresarial, que en formar y concientizar sociedades en que el cuidado compartido de menores de edad, personas adultas mayores y personas dependientes es un asunto social y político y no privado de las mujeres.
 
Y se prefiere invertir en tecnología de punta transgénica antes de adoptar medidas que conduzcan a una crianza integral de nuestras hijas e hijos por parte de sus dos padres o madres o padre y madre, que en el amor todo vale y que cada día son más las formas de familias existentes.
 
Y se prefiere mantener el orden simbólico de la dominación masculina antes que integrar el talento de las mujeres, puesto que podría suponer una alteración de ese orden que privaría de privilegios a todos los hombres sin excepción sobre las mujeres.
 
Y una última pregunta: ¿Es cierto que estamos en el siglo XXI? Creo que hay espacios en los que todavía seguimos con el ancla echada y que conste que lo digo por toda la gente que defiende este tipo de neomachismo con un tufo tan repelente.
 
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*Corresponsal en España. Periodista de Ontiyent.
 

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