XAVIER CAÑO TAMAYO
Diez de octubre de 2015. Gran manifestación en Ankara. Miles de personas recorren la ciudad condenando atentados habidos y exigen la paz. Una gran explosión, provocada por dos terroristas suicidas, deja 95 muertos y 245 heridos. El peor atentado de la historia moderna de Turquía.
El gobierno turco aprovechó el ataque para acusar a las milicias kurdas del PKK con las que está en conflicto, pero fuentes de la seguridad del estado indicaron desde el principio que la masacre apuntaba al fundamentalista y sanguinario Estado Islámico (EI). Pero también hay otras responsabilidades y culpabilidades. Del atentado de Ankara y de otros.
Puede parecer la trama cutre de una película mediocre de serie B, pero hay evidencias para afirmar que los países más desarrollados de Occidente son también responsables de la barbarie islamico-fundamentalista. Hay diversos modos de ser culpable. No asesina solo quien aprieta el gatillo. El derecho penal establece el grado de responsabilidad en la comisión de delitos. En los crímenes hay autores intelectuales, inductores, ejecutores, cómplices necesarios, cómplices y encubridores. De esas responsabilidades por crímenes terroristas, algunas corresponden a gobiernos occidentales.
Recordemos que el Estado Islámico es un despiadado grupo terrorista de milicias que dicen ser yihadistas suníes, se autonombran Califato de todos los musulmanes y ocupan militarmente algunas ciudades de Siria. Se organizó en 2003 como grupo armado en la órbita de Al Qaeda para combatir la invasión estadounidense de Irak. Pero paradójicamente Estados Unidos ha apoyado a Al Qaeda desde sus inicios. Osama bin Laden, fundador de Al Qaeda, fue reclutado y entrenado por la CIA en 1979 al comienzo de la guerra en Afganistán contra la Unión Soviética. La CIA también creó en Pakistán campos de entrenamiento para terroristas y de 1982 a 1992 reclutó más de 30.000 yihadistas para luchar contra la Unión Soviética. Anuncios pagados por la CIA en periódicos de todo el mundo llamaban a alistarse en la ‘guerra santa’, la Yihad, contra los soviéticos. Ronald Reagan incluso osó llamarlos ‘luchadores por la libertad’.
Más cerca, desde principios de 2011, en el intento de controlar el máximo territorio de Siria, el Estado Islámico no solo se ha enfrentado a tropas gubernamentales del dictador sirio, también a rebeldes laicos sirios, a otros grupos musulmanes y a nacionalistas kurdos.
El Estado Islámico impone la Sharia en los territorios que controla y Amnistía Internacional ha denunciado “torturas y ejecuciones sumarias” en centros de detención secretos del Estado Islámico, donde encierran a ciudadanos sirios por fumar cigarrillos, tener sexo fuera del matrimonio o simplemente pertenecer a un grupo que no sea el Estado Islámico. También han detenido a docenas de periodistas extranjeros y a trabajadores de organizaciones humanitarias.
El canadiense Michel Chossudovsky, director del Centro de Investigación de la Globalización en Montreal, ha recopilado docenas de evidencias que muestran que el Estado Islámico fue creado con la colaboración y financiación de la CIA, el MOSSAD israelí y el MI6 británico más los servicios de espionaje pakistaníes y de Arabia Saudí. Por su parte, la OTAN y el Estado Mayor del ejército de Turquía han colaborado en contratar o impulsado la contratación de mercenarios para el Estado Islámico desde marzo de 2011, cuando empezó la guerra de Siria. Soldados de fuerzas especiales británicas y agentes de espionaje occidentales han entrenado a rebeldes yihadistas en Siria, incluso en la utilización de armas químicas.
Todo empezó, según Chossudovsky y otros autores, con los atentados de Nueva York. Aquel brutal ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 proporcionó la justificación para librar una guerra abierta contra Afganistán entonces, considerado patrocinador del terrorismo de Al Qaeda como casus belli. Y para sentar las bases de la llamada guerra global contra el terrorismo que hoy dice librarse en Siria pero, ¿quiénes son los terroristas en esa guerra? Por otra parte, y es mucho más preocupante, los componentes de esa guerra tienen derivaciones en gran parte del mundo y son una espada de Damocles para las libertades y derechos de la mayoría de la gente. En África, sin ir más lejos.
El terrorismo es un tremendo azote pero, como ha dicho Noam Chomsky, “hay una manera sencilla de acabar con el terrorismo, no del todo, pero sí en gran parte, y es dejar de ser parte del mismo”. En Occidente se ha recurrido al terrorismo para combatir el terrorismo.
Artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)
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