TRACY BURTON BRAVO
Cada segundo, dos personas en el mundo cumplen 60 años. Las personas de esta edad y mayores conforman el grupo de población que más rápido crece. Este hecho, resultado del aumento de la esperanza de vida y del descenso de la natalidad, afecta de manera directa a nuestra economía, modo de vida y aspiraciones personales y profesionales. Sin embargo, no todos los gobiernos están aplicando políticas para responder a los retos que plantea el envejecimiento de la población.
En 2015, había 901 millones de mayores de 60. Se estima que en 2030 la cifra llegará a 1.400 millones, un 16,5% de la población mundial. Y para 2050, el porcentaje se elevará al 21,5%. Por cada niño, hay cinco personas mayores de 60 años y para 2050 se estima que la relación será de uno por cada quince.
Todos los años Helpage, una red global dedicada a defender los derechos y necesidades de la gente mayor, publica el índice Global AgeWatch, un ranking que puntúa a los países en base al nivel de bienestar social y económico de los más mayores. El índice mide cuatro aspectos necesarios para garantizar la independencia de los integrantes de este colectivo en 96 países: la seguridad en los ingresos, los índices sanitarios, los datos de trabajo y educación, y el nivel de integración de las personas mayores.
El informe concluye que la desigualdad en la salud, la educación y los ingresos entre los primeros y últimos países del ranking está aumentando. La calidad de la vejez de la población depende en gran medida de su lugar de residencia. Desmond Tutu afirma que “Debemos hacer un mayor esfuerzo para hacer el envejecimiento visible, para escuchar e incluir a nuestros mayores.” En los tres primeros puestos están Suiza, Noruega y Suecia y en los tres últimos Mozambique, Malawi y Afganistán.
En América existe una correlación entre la proporción de gente mayor de un país y su posición en el ranking. Por ejemplo, los países con un mayor porcentaje de mayores de 60 años, como Chile (21), Uruguay (27) y Argentina (31) están más arriba en la clasificación. Panamá y Costa Rica son dos excepciones porque, a pesar de estar en los puestos 20 y 28 de manera respectiva, su población no está tan envejecida.
Las medidas de austeridad han afectado a la situación del colectivo tanto en Norteamérica como en Europa. En este último continente existe además una brecha entre los países del norte y del sur. Países escandinavos como Dinamarca (11) y Suecia empezaron a aplicar políticas sociales hace más de un siglo y por ello se encuentran en los puestos más altos. En el sur los resultados de Grecia (79), España (25), Portugal (38) e Italia (37) no han sido tan buenos por dos motivos. Primero, porque empezaron más tarde a invertir en bienestar y segundo, porque la crisis ha provocado que se recorte parte del presupuesto social.
Asegurar una vejez digna es parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, junto a los objetivos de acabar con el hambre y la pobreza, combatir las desigualdades y garantizar la sostenibilidad del medioambiente para esta generación y las venideras. Para lograr cumplir todas estas metas será necesario el compromiso de todos.
Las políticas sociales para la gente mayor son fundamentales no sólo para las sociedades envejecidas, sino también para los países cuya población predominante es la joven. Los jóvenes de hoy serán los mayores de mañana y por ello luchar por una vejez digna y segura debería ser una preocupación para ellos también. Al fin y al cabo serán los más beneficiados a largo plazo.
Artículo del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)