SARA LOVERA / Palabra de Antígona
SemMéxico. -Probablemente uno de los grandes cambios en las ciudades y que han dañado radicalmente la buena convivencia es la pérdida de los espacios públicos que antes eran nuestros. ¿Se acuerdan cuándo nos íbamos a besar con los novios a lo oscurito? Hoy esa decisión puede costarnos la vida.
Por eso en la discusión de lo que será para nosotras la Ciudad de México no puede hacerse desde el terreno intelectual y político, donde las personas jamás se suben al metro, ni conocen los alrededores de los mercados públicos, ni idea tienen de lo horrores de muchos barrios, ni saben los horarios de las mujeres, aunque conozcan muy bien nuestros derechos
Me acuerdo de la discusión sobre la cuestión de la seguridad en los barrios de la ciudad, cuando se formaron asambleas comunitarias para ver dónde se pedía un policía; o bien cuando se eligieron a las representantes vecinales; en fin, cuándo y dónde se cuadricula la ciudad para las visitas de Estado o Papales. Ejercicios que cayeron en el tema del control partidario o de grupo.
Los programas de seguridad hasta ahora han quedado cortos frente a los grandes problemas de violencia contra las mujeres. En la ciudad ocurren violaciones, secuestros con fines de trata y otros horrores que han rebasado al gobierno capitalino. Frente a ello palabrería, politiquería y demagogia son la respuesta.
Cada día funcionan menos los centros que fueron creados en 1997, centros integrales para mujeres, el recorte comenzó en la época de Andrés Manuel López Obrador; siguió cuando hubo mentiras y triquiñuelas con el señor Ebrard y ahora la política de género está desarticulada y es poco eficaz. Hay avances que no retroceden, eso también es cierto…
Hoy urgen dos cosas: un diagnóstico serio que nos indique qué pasa con las mujeres en la Ciudad de México, dónde se puede pasear y dónde no; qué sucede con las zonas de alta densidad de población; dónde están las casas tituladas para las mujeres; dónde están las adolescentes creciendo y aprendiendo; dónde está el dinero asignado a género; qué pasa con las autoridades encargadas de la igualdad, reducidas a unas oficinas disminuidas y casi derruidas…etc.
Y falta una coordinación entre los de arriba y las de abajo. Miren, yo salgo frecuentemente a la calle, con micrófono en mano, en cualquier barrio y pregunto a población abierta temas relacionados con los derechos de las mujeres, sobre las leyes o dispositivos que las “protegen” y siempre encuentro una distancia entre lo que creemos y discutimos y lo que saben y piensan esas mujeres de la calle. La brecha es tan preocupante, que la verdad me da pena, porque hace años que vivo aquí y hace años que disque soy feminista.
El sondeo con micrófono lo hago desde hace años. Por eso opino que algo urgente, siempre urgente, es la difusión de lo que se hace o de lo que no se hace. Ahora las redes sociales permiten cierto nivel de difusión de situaciones importantes o díceres.
Todas estas preocupaciones alrededor de la Ciudad, con el deseo de que esta vez no se trate de una nueva mascarada. La construcción de una nueva constitución en la o para la Ciudad de México es un gran acontecimiento; la instalación de la Asamblea Constituyente, como aquella de Aguascalientes que definió el nuevo Estado mexicano, como aquella de Querétaro donde se decidieron cosas sustantivas, pero no el voto para las mujeres, resulta sumamente atractiva.