CUAUHTÉMOC JARA FLORES*
Es un desgracia que la decisión de uno, de un magistrado, se imponga a la voluntad ciudadana
La mayoría es más que uno y en una democracia vale la pena plantear cuestionamientos en torno al valor y el respeto de los votos emitidos por los ciudadanos, que son, en gran medida, la esencia de la democracia. ¿Por qué vale más el voto de un magistrado que la decisión de 500 ciudadanos?, ciudadanos que han dicho no a un partido y a una candidata, ¿porqué los tribunales tienen que decidir quien gobierna a la capital zacatecana, cuando 500 ciudadanos han decidido quien la gobierne?
Es un desgracia que la decisión de uno, de un magistrado, se imponga a la voluntad ciudadana, alimentando el capricho de la ex candidata del tricolor que no acepta y reconoce su derrota. La voluntad de los ciudadanos depende de la interpretación de la ley de uno, de su parcialidad y permite pensar en la existencia de vínculos políticos.
Repetir la elección de la capital significa mandar a la basura la decisión de más de 500 hombres y mujeres que le dijeron no al tricolor. Los derechos de los ciudadanos al momento de elegir a sus gobernantes no están garantizados, se violentan con la facilidad de aquellos que interpretan la ley, los magistrados que gozan de los beneficios de ganar sueldos millonarios y no padecer las decisiones de los malos gobernantes, aquellos privilegiados que se encubran sobre las tragedias de las mayorías son quienes ahora deciden quién y cómo ha de gobernarnos.
La pobre democracia electoral que no acabamos de consolidar se ve minada por la decisión de un individuo que está sobre la voluntad de más de 500 ciudadanos, la credibilidad de los tribunales electorales no existe, es claro que la consigna es evitar que Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se posicione para el 2018 y los tribunales electorales están jugando su papel, aunque esto signifique violentar los derechos de las mayoría de las voluntades y pisotear la decisión de los ciudadanos que han decidido con votos quién gobernará la capital. Primero quisieron ganar en el recuento de los votos y perdieron, ahora recurren a los tribunales para arrebatar un triunfo que jamás les ha pertenecido.
La decisión del Tribunal de Justicia Electoral del Estado de Zacatecas (TJEEZ) sólo confirma la larga crisis de credibilidad que padecen las instituciones en este país, enfatiza que el modelo neoliberal no permite avance de una opción distinta.
La decisión del tribunal reabre la posibilidad de que los intereses que han despojado a la nación en este sexenio estén representados en la capital estatal y que las políticas privatizadoras y antinacionalistas estén presentes en Zacatecas.
¿Será que en un futuro próximo veremos la privatización del cerro de La Bufa y los museos, riqueza cultural de nuestro Zacatecas?, ¿los ciudadanos comunes necesitaremos pagar para transitar por nuestra plaza de armas?, ¿los lugares históricos serán entregados a intereses privados y extranjeros para ser explotados, como ha sido el intento de privatización del Mercado González Ortega? He aquí el gran desprecio por la decisión de las mayorías y he aquí el valor de uno por sobre la voluntad de 500.
No se debe permitir el gobierno de los tribunales por encima de la voluntad de los ciudadanos, no debemos permitir que el despotismo decida quién ha de gobernarnos, no es el estado de derecho el que prevalece, sino la interpretación de un magistrado alejado de las necesidades sociales, un TJEEZ incapaz de interpretar la voluntad general, de los ciudadanos que sienten y resisten las malas decisiones de los malos gobernantes.
Los ciudadanos decidieron quien gobernara la capital zacatecana y un individuo impuso quién detentará el poder en la capital Patrimonio de la humanidad.
¿Qué le pueden ofrecer a un magistrado que no pueda adquirir con su salario millonario?, teniendo la oportunidad de darle credibilidad a las instituciones de este país y la mandan a la basura, convirtiéndolas en instituciones que imparten injusticias.
El PRI presenció en Aguascalientes cómo la voluntad ciudadana le dio la espalda por segunda vez cuando se repitió la elección en un distrito electoral federal, pero espera que la repetición de la elección en el municipio de Zacatecas provoque aún mayor abstencionismo y esto le da ventaja para ganar, porque el ciudadano pueda concluir que su voto tiene poco valor ante las decisiones de los tribunales.
La candidata del tricolor debe aceptar que perdió ante la ciudadanía, que fue la voluntad general quien la derrotó, aceptarlo y mostrar vocación democrática.
A quedado demostrado que vale más la decisión de uno que la voluntad de quinientos.
Pero debemos hacer valer la decisión de las mayorías sobre la voluntad de uno, porque son las mayorías las que deciden en la democracia. Mantengamos la incertidumbre en la última palabra de las instancias federales.
*Licenciado en Ciencia Política y alumno de maestría en la UACS/UAZ