Opinión

thumb DSC 0491 1024CUAUHTÉMOC JARA FLORES*

Fiel a su vocación antidemocrática y caciquil, la dirigencia magisterial se resiste a aceptar las derrotas que sufre al interior de su organización, como pasó en Zacatecas

Desafiante ante el neoliberalismo, defensor de aquellos derechos ganados, defensor de la educación pública, promotor de valores patrióticos y nacionalistas, visón crítica de la realidad social. 

Oficialista, conformista, charro, tiene su origen en el poder político, corrupto, protector de malos elementos, promotor del besa manos, etc.

En esta dicotomía se debate el magisterio nacional, la embestida neoliberal ha evidenciado las dos visones que se enfrentan no sólo en el aula, sino en la defensa de los intereses del gremio de maestros, una lucha que se hunde en las profundas contradicciones de las diferencias sociales que se encuentran en la sociedad mexicana, la lucha de ese magisterio que se resiste en doblegarse ante las ofensivas de un modelo económico y una clase que tiene como objetivo empobrecer y dominar aún más a aquellos menos favorecidos; representa el desafío de los de debajo ante los intereses del capital, empoderado por las grandes corporaciones que ven en la educación una oportunidad de ganancia. 

La lucha y la respuesta de los maestros ante la reforma educativa, no sólo es una afrenta o desafío, representa un crisol de necesidades, demandas políticas y económicas que los que contradicen el discurso focal que se empeña en negarlas, los maestros son capaces de articular estas contradicciones, la lucha magisterial dirigida por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), es una respuesta ante el sindicalismo oficialista que se somete a los intereses de una clase política tecnócrata y neoliberal. 

El poder político ha olvidado que los maestros son el intelectual orgánico que permite la cohesión social y que es capaz de coordinar una desobediencia civil, una revolución, es el que vive en contacto con la sociedad y es capaz de orientar las fuerzas que generen el cambio. 

El poder político neoliberal ha olvidado que el maestro es el que orienta a las masas de desfavorecidos y, aunque durante mucho tiempo el gremio perdió prestigio y el poder político, pugnó por despojarlo de autoridad ante la comunidad, hoy está recobrando el papel que tiene en un México donde la pobreza es el único resultado que se ha obtenido durante más de treinta años de neoliberalismo. 

La lucha de clases está vigente, es la constante histórica negada por las clases económicas dominantes, está alcanzando un estado crítico en el plano educativo; el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) empieza ha jugar un rol más activo del lado de los intereses oficiales ante la pérdida de credibilidad y que va en aumento; quiere engañar al gremio magisterial y simular que se incorpora a su defensa, pero sólo se pone ha disposición de los intereses del poder político, respalda las acciones en contra del magisterio desafiante. 

Fiel a su vocación antidemocrática y caciquil, la dirigencia magisterial se resiste a aceptar las derrotas que sufre al interior de su organización, como pasó en Zacatecas. 

Las protestas se dan de norte a sur y en Zacatecas permanecen silenciadas, el magisterio local no se manifiesta, habrá descontento, pero no ha tenido el valor de salir a la calle y empezar a doblegar al poder político. 

Sólo las normales zacatecanas, particularmente los estudiantes, le han dado un ejemplo al magisterio instalado en las aulas al salir y defender a los colegas reprimidos. La Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) congruente con su vocación social y en defensa de la educación pública, ha manifestado su defensa y solidaridad con el magisterio liderado por la CNTE.

El neoliberalismo priísta ha desafiado a quien es capaz de controlar y orientar al tigre, ha reprimido a quien puede defender con argumentos, con inteligencia, con la ley y sin ella a quien educa al pueblo, a quien lidera a la sociedad, quien es formador de todos los profesionistas de una sociedad.

Desafiar y despojar al maestro significa destruir el más valioso bien que una nación puede poseer, no se puede destruir la riqueza intelectual y el recurso de mayor valor que tiene un pueblo. 

El magisterio encabezado por la CNTE doblega al neoliberalismo priísta y demuestra que el SNTE sólo sigue lo que se le dicta desde Los Pinos.  

 

*Licenciado en Ciencia Política y alumno de Maestría en la UACS/UAZ

 

 

 

 

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