Estamos ante la oportunidad de reafirmar la calidad y la importancia de la UAZ, ante el reto de defender la educación y la universidad pública
CUAUHTÉMOC JARA FLORES*
Han iniciado los sacrificios, la batalla por la Universidad y la educación pública en Zacatecas ha comenzado; las declaraciones del gobernador Alejandro Tello Cristerna de que debemos hacer sacrificios se han concretado, los recortes presupuestales para salir del agujero negro donde las deudas en que está sumergida la UAZ han iniciado.
Pero cabe hacer aquí una serie de preguntas ¿a quién van sacrificar o que se ha de sacrificar? ¿serán los docentes los sacrificables y todos los derechos que durante décadas de lucha han ganado? ¿serán los alumnos a los que se les violentará el derecho de una educación pública laica y gratuita, se eliminarán los comedores, las casas de estudiantes? ¿serán los trabajadores a los que se les despedirá para contratar alguna empresa de limpieza de algún amigo del gobierno? ¿será la UAZ sólo la que ha de sacrificarse o es la educación pública, laica y gratuita la que se quiere privatizar?
Están aquí los cuestionamientos planteados y los retos de la administración encabezada por Antonio Guzmán Fernández son gigantescos, está aquí la oportunidad de trascender y hacer saber que la educación y la universidad pública no se negocian. Aquí es donde se necesitan los estrategas de la UAZ que sabían que este escenario se presentaría con Alejandro Tello, es aquí donde los paladines universitarios, esos grandes pensadores y académicos que se destrozan las neuronas descifrando el mundo deben mostrar su valía y no permitir que hundan el barco.
Pero los universitarios están en pie de lucha que no se le olvide al gobierno federal, estatal, a este sistema que ahora pretende despojarnos de la educación pública y de la Universidad Autónoma de Zacatecas que tanto le ha dado a los ciudadanos. La incapacidad del gobierno estatal es evidente no ofrecen soluciones a la contingencia financiera, la solución más simple y cómoda es apretar el cinturón al contribuyente, cobrar tenencias y cuanta fiscalización estatal como si fueran despachos de cobranza de los usureros más chacales.
La Universidad es una institución de importancia regional, no se limita sólo al estado de Zacatecas en sus aulas pueden encontrar alumnos de Aguascalientes, San Luis Potosí, Durango, Jalisco e incluso del extranjero, tiene docentes miembros del Sistema nacional de Investigadores (SNI), es una institución que puede competir con cualquier institución en cualquier parte del mundo.
Pero debemos aspirar a la autocrítica, es necesario para la salud de la UAZ, girar la mirada hacia el interior y ser introspectivos, observar qué se ha dejado de hacer y reconocer que es la oportunidad de Antonio Guzmán de liberar a la máxima casa de estudios de todos aquellos parásitos que tanto le han arrebatado a los universitarios y a la misma institución, aquellos que trabajan en la universidad, fuera de la misma, en la administración pública y en sus despachos particulares al mismo tiempo, aquellos que mandan a sus secretarios a cubrir sus clases y que jamás se paran en el aula porque sus intereses políticos y privados son más redituables, pero sí cobran por un trabajo, por unas clases, por trabajo que jamás han generado.
A estos no debemos defenderlos, a estos debemos sacrificarlos. Este ejercicio es necesario para reafirmar la credibilidad y el liderazgo de la institución en la sociedad zacatecana.
Los alumnos deben defender lo que la Universidad les ofrece y lo principal la educación pública gratuita y todas sus implicaciones. Los trabajadores del alma mater deben entender que la seguridad laboral está en juego y su lealtad debe ser incondicional y prepararse para el escenario más catastrófico, donde peligra su retiro, su jubilación y su pensión.
Los universitarios y los zacatecanos han hecho sacrificios siempre y ahora nos piden más, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) le retiene 136 millones de pesos a la máxima casa de estudios por adeudos, que se podrían cubrir y con creces con los impuestos que dicha dependencia le perdona a las empresas privadas y trasnacionales.
Estamos ante la oportunidad de reafirmar la calidad y la importancia de la UAZ, ante el reto de defender la educación y la universidad pública y el derecho de los mexicanos, de hacer énfasis en la herencia histórica de Francisco García Salinas “Tata Pachito” de oponerse a ese centralismo despojador que nos vuelve a lesionar e intenta arrebatarnos lo que nos pertenece por derecho.
Está en juego la educación pública y la universidad pública y todos aquellos derechos vinculados a ella, porque la voracidad del mercado ha fijado su ambición en la educación; permitir que la empresa privada se apodere de esta significaría vivir de rodillas.
*Licenciado en Ciencia Política y alumno de maestría en la UACS/UAZ