Opinión

jovenes zacManuel Ibarra Santos

Si no se actúa con urgencia y eficiencia, alejados de pretextos exculpatorios, en Zacatecas se podría incubar, por los efectos de la ola negativa de la pandemia, una generación perdida, sin oportunidades de empleos dignos y educación de excelencia. Y eso les cancelará su futuro y se desperdiciarán sus capacidades productivas y de innovación para bien de la sociedad.  En este ciclo escolar que recién termina (2019/2020) egresaron más de 7 mil estudiantes de enseñanza superior en la entidad: ¿Cuál será su destino laboral? Desgraciadamente les depara a muchos de ellos, sólo el horror y la desesperanza, porque no se ha visto que se proceda con la implementación de políticas efectivas en contra de este fenómeno.

Según reportes de la ANUIES, egresaron de las universidades e instituciones de educación superior, en este ciclo de referencia, casi 600 mil estudiantes y de esos aporta Zacatecas aproximadamente el uno por ciento.

Como consecuencia de la emergencia sanitaria impuesta por el covid-19, dos inmediatos efectos perniciosos se tendrán en el ámbito escolar: 1).-El desplome del ingreso de los jóvenes a la educación superior, ante la incapacidad económica de sus familias para mantener sus estudios; y 2).-El aumento brutal de las tasas de desempleo juvenil. De esta manera, los procesos formales de enseñanza-aprendizaje han dejado de tener fuerza de promoción y movilidad social.

Hasta antes de la pandemia, más de 540 mil personas egresadas de educación media superior y superior en el país se mantenían en las filas del ejército de desempleados. Después de los dos primeros meses de la emergencia sanitaria, la desocupación se había incrementado en más de un 100%. (Fuentes: INEGI e IMSS).

Entre los meses de marzo-abril y principios de mayo, las consecuencias traumáticas del paro laboral ya habían ocasionado la pérdida de más de 600 mil empleos juveniles en la República Mexicana y las personas que más lo han resentido son aquellas ubicadas en los rangos de edad entre los 20 y 40 años.

Lo anterior quiere decir que, si no se implementan oportunamente reformas de fondo, la educación se estará convirtiendo en un espacio que sólo contribuirá a profundizar las desigualdades sociales y en aumentar los indicadores de pobreza social.

En Zacatecas, a la fecha, se tienen documentados casos diversos de niños y jóvenes que han muerto por desnutrición y/o hambre, porque los distintos apoyos oficiales les dejaron de fluir con normalidad. ¿Alguien estará inventariando las experiencias traumáticas, como ésta, para evitar que se reproduzcan los males en cadena?

Si las cosas continúan en esa dinámica de devastación atroz, entonces la escuela tradicional se estará desplazando por la vía del colapso, la ruptura y el fracaso total. Ni su posible virtualización la salvará, debido a que esa no es la salida, en razón de que altos porcentajes de profesores en activo están chocando con la muy mala estrategia implementada para el uso de las tecnologías de la información, amén de los enormes rezagos que persisten en la institución escolar en materia de utilización de dispositivos digitales.

Es evidente que en el ámbito escolar se tiene que operar, entre otras cosas, un vasto programa que aliente los procesos de desaprendizaje de las malas prácticas, que ayude a superar los vicios y las inercias del viejo sistema educativo inoperante.

En términos del pensador Jaques Delors, autor de la monumental obra “La Educación Encierra un Tesoro”, donde se plasma la descripción de los pilares de la enseñanza del siglo XXI, se plantea también la necesidad de construir la idea formativa de aprender para desaprender los vicios del pasado. En esa encrucijada nos encontramos.

           

            EL DESEMPLEO JUVENIL:

           

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha documentado que el desempleo juvenil en el mundo, producto de los efectos traumáticos de la pandemia del covid-19, se dispararon ya de manera alarmante.

Hasta antes de la emergencia sanitaria existían en el planeta más de 267 millones de jóvenes sin empleo, con tasas promedio de desocupación superiores al 12 por ciento. En la actualidad, luego de sufrir las repercusiones de la pandemia, los indicadores se dispararon arriba del 25%.

La propia OIT ha señalado que antes del covid-19, tres de cada cuatro trabajadores jóvenes subsistían en el mundo laboral de la informalidad. Ahora ni siquiera ha sido posible establecer y habilitar puestos de ocupación informales.

Particularmente un segmento social juvenil que está en gran peligro y alta vulnerabilidad, es aquel conformado por los jóvenes que no podrán superar el impacto derivado por la interrupción de los programas y tareas escolares. Muchos de ellos, es más, ni siquiera volverán a los espacios educativos.

A TRANSFORMAR LA ESCUELA.

El gran compromiso está en transformar las estructuras de la escuela, para que deje de ser rígida, obsoleta y nada funcional. Ese es el reto que enfrentamos en Zacatecas. 

           

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