Opinión

otra vacnasManuel Ibarra Santos

Se inició en Zacatecas el proceso de aplicación de la vacuna contra el covid-19 a la población adulta mayor, que en la entidad representan (según datos del INEGI) el 12.1% del total de la población en la entidad. El acontecimiento abrió un horizonte de esperanza para la sociedad, pero también un resquicio para los cínicos, que buscan, con actitudes inmorales, estigmatizar a los ciudadanos, como de primera y de segunda, en una era donde el medievo y los señores feudales debieron haber sido desterrados.

En el primer día (15/II)2021) se aplicaron dos mil 076 dosis, lo que significa que a ese ritmo se requerirán poco más de tres meses para atender a toda la población adulta mayor del Estado de Zacatecas, siempre y cuando se encuentre disponible la vacuna respectiva y se tenga la logística adecuada.

El comienzo en la aplicación de la vacuna en contra del coronavirus, pone en contexto la necesidad de revisar a fondo las políticas de atención integral a los adultos mayores en Zacatecas, entidad cuya tendencia creciente es al envejecimiento.

De acuerdo a los resultados del censo nacional de población 2020, Zacatecas cuenta con una población de adultos mayores, de 196 mil 784 personas, que representan el 12.1% del total de los habitantes en la entidad.

El número de personas en el rango de edad entre los 60 y los 70 años, es de 111 mil 652; entre los 71 y 80 años, asciende a 57 mil habitantes; y de 81 a los 90, la cifra es de 25 mil 600 seres humanos.

Un dato adicional: en nuestro Estado existen más de 230 personas de 100 años de edad o más. La tendencia inexorable es hacia al envejecimiento creciente de la población zacatecana.

El Consejo Nacional de Población (Conapo) estima que en los próximos 10 años aumentará en más de un 50 por ciento el número personas adultas mayores en Zacatecas y eso exigirá la implementación de más y mejores políticas para atender a ese segmento de la población.

Dicho fenómeno demográfico de envejecimiento modifica de fondo y de raíz, la orientación de todas las políticas públicas.

Es tiempo de revisar cómo se encuentra en concreto el cumplimiento de los derechos fundamentales de los adultos mayores, tutelados por la Constitución.

El Estado mexicano a través de los diferentes niveles de gobierno, por compromiso jurídico, debiese garantizar a los adultos mayores los derechos fundamentales a la salud, educación, seguridad, al trabajo, a la no explotación, a la vivienda, a vivir con decoro, al trato digno, a la atención gerontológica, a la protección física y a la alimentación de calidad, entre otros.

La Ley de Protección de los Derechos de los Adultos Mayores de Zacatecas, en su artículo sexto, precisa con claridad cuáles son los derechos fundamentales que deben ser atendidos y cubiertos por la acción del gobierno.

Y, por supuesto, podemos afirmar que en Zacatecas existe un expediente no cubierto en este sentido, porque contamos con una enorme cantidad de adultos mayores que viven en el olvido y en el abandono.

En el país, 47 por ciento de los adultos mayores registran una condición de pobreza y/o pobreza extrema; en Zacatecas este indicador aumenta exponencialmente.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación señala que los tres principales problemas que afectan a los adultos mayores son el de salud, de exclusión laboral y de carácter económico. Solo el 36% de esa población cuentan con los beneficios de una pensión económica segura, lo señalan estudios del INEGI.

Más del 30 por ciento de la población adulta mayor padece algún tipo de violencia psicológica, física, social, económica y cultural y el Estado mexicano no ha logrado contenerla.

Ante este escenario de crisis sanitaria, lo pertinente es revisar y mejorar las políticas de atención integral a la población adulta mayor en Zacatecas y no hacer lo contrario.

EL SÍNDROME DE BERNÁRDEZ Y LOS ADULTOS.

En un acto indigno, la campaña de vacunación en contra del Covid-19, destinada a la población adulta mayor, ha propiciado que aparezca la especie y el denominado “síndrome de Bernárdez”, que se traduce en la visión oligárquica excluyente de tratar con privilegios a unos y con desprecio a otros. Es una especie de autodegradación moral, que no tiene límites por su desproporción.

En esa visión maniquea, sólo podrán ser “vacunados”, en primera instancia, aquellos que cuenten con vehículos de lujo y con información estratégica, para que se puedan trasladar a los reservorios de las castas y los privilegios, sin importar que se encuentren estos en el semi/desierto zacatecano. Esto es de un cinismo monumental.

LOS ADULTOS MAYORES, UNA PRIORIDAD.

En las sociedades civilizadas de mayor desarrollo en el mundo (no sólo en términos económicos, culturales, sino por razones éticas y factores humanísticos), la atención a la población adulta mayor es una prioridad. En Zacatecas, no debiese ser la excepción.

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