Manuel Ibarra Santos
Si nos atenemos al perfil de la población de Zacatecas, las elecciones del 6 de junio próximo, pudieran ser determinadas, con relativa facilidad, por la participación de la fuerza de los “millennials”, la generación nativa digital, hiper/conectada, el segmento de ciudadanos activos en la web que nacieron a inicios de la década de los ochenta, que alcanzaron su mayoría de edad a principios del siglo XXI, que están hartos de la democracia corrupta y que demanda que llegue a la entidad la modernidad líquida, la de los cambios radicales y efectivos.
En Zacatecas, los millennials representan, en términos matemáticos casi el 30 por ciento (un tercio) del total de la población registrada en la entidad, en el último y más reciente censo de población, levantado por el INEGI en el 2020.
Sí la fuerza de los millennials se manifestará unidireccionalmente hacía un solo destino partidario en estos comicios, muy fácilmente haría triunfar a cualquiera de los proyectos que busque conquistar la gubernatura de Zacatecas, porque le aportaría una extraordinaria carretada masiva de votos.
De la generación millennials en Zacatecas, de acuerdo a los datos empíricos disponibles, el 53 por ciento de ese segmento poblacional son mujeres y el restante 47%, son hombres.
Los integrantes de esa generación comparten una cultura tecnológica sólida, son nativos digitales, han crecido en la realidad dominada por los ordenadores, las pantallas, los teléfonos celulares inteligentes, las tabletas, les asiste una visión planetaria de las cosas y parece que su cultura es más vasta que la de sus padres.
Los integrantes de este segmento de población están inmersos en el núcleo de cuatro fenómenos: 1).-Una vertiginosa revolución científica y tecnológica que todo lo transforma; 2).-La modernidad líquida que no tolera la presencia de instituciones ineficientes y que demanda su cambio permanente; 3).-El reclamo de transparencia en los procesos de gestión y que prefiere la palabra despojada de demagogia; y 4).-Las prácticas de un empoderamiento exitoso, acompañadas de una ética que está harta de la deshonestidad y la corrupción.
En nuestro Estado, si consideramos la definición de los millennials como una generación de transición, diríamos entonces que en Zacatecas existen más de 400 mil personas que encajan en ese perfil demográfico, que constituyen un impresionante ejército cultural que pudiera determinar los resultados de las elecciones de junio próximo.
Por su nueva visión de la realidad, la actuación de los millennials en estas elecciones en Zacatecas, pudiera seguir una de dos rutas de acción: I).-Decidirse a no participar e integrarse al segmento de los abstencionistas como respuesta frente al desencanto de las ofertas políticas limitadas. Esto sería fatal para el desarrollo; y II).-Actuar con determinación y propiciar rupturas radicales en el orden social zacatecano.
En las venas de la generación millennials corren los genes de otro impresionante movimiento cultural, asociado con lo que algunos expertos le han denominado “la modernidad líquida”, el fenómeno que todo lo está cambiando, incluyendo a las propias prácticas democráticas.
Esa generación de nuevos ciudadanos está harta y cansada de las viejas instituciones, entre ellas la democracia corrupta, que mantiene en la miseria y la pobreza a amplios sectores de la población.
LA MODERNIDAD LÍQUIDA Y LA DEMOCRACIA:
En 1999 el sociólogo polaco Zygmund Bauman (1925-2017) publicó su extraordinario ensayo “La Modernidad Líquida” que dio cuenta de cómo las realidades de nuestros padres y abuelos, entre ellas las instituciones de la democracia, el mundo del trabajo, el matrimonio para toda la vida y las estructuras de la tradicional economía, se habían desvanecido, dando paso, con eso, a un mundo precario, provisional, ansioso de cambios y novedades.
Bauman, en su obra describió el ritmo vertiginosamente cambiante de las instituciones, que no se detiene y que transcurre en un movimiento dialéctico incesante como el agua que se diluye entre las manos, como lo postuló en sus obras el filósofo presocrático Heráclito, quien afirmara que el fundamento de todo “está en el cambio perpetuo”. El sociólogo polaco contrasta también los conceptos de “modernidad sólida” y “modernidad líquida”.
Para Zygmund Bauman la modernidad sólida está sujeta a prolongados periodos de tiempo, a instituciones que poco cambian y a formas de vida que se mantienen inalteradas por décadas y años. Por su parte, la modernidad líquida está asociada a la transitoriedad permanente, a las rupturas y a los cambios.
Y en gran parte la transitoriedad de la modernidad líquida, lo establece Bauman, está definida por el criterio vertiginoso impuesto por la revolución de la ciencia y la tecnología.
Y en ese sentido, los millennials están influidos por el criterio de la democracia líquida y sienten, adicionalmente, un absoluto rechazo por las instituciones tradicionales que no cambian, pero que además han propiciado incalculables daños al desarrollo de la humanidad.
LA DEMOCRACIA ELECTORAL Y LOS MILLENNIALS.
La generación millennials hará acto de presencia con gran fuerza cultural en los procesos electorales del próximo 6 de junio. Insensibles e insensatos serán aquellos políticos que no entiendan este fenómeno demográfico.
En el mundo existen hoy en día infinidad de ejemplos de polít@s que no queriendo actuar con renovados paradigmas democráticos, han tenido que aceptar estrepitosas derrotas culturales, de las que no se han vuelto a levantar.
Zacatecas experimentará en el 20/21 la elección de la pandemia, pero también los comicios de los millennials y el fenómeno de la democracia líquida.