Opinión

RamonLV Jerez ZacManuel Ibarra Santos

            Con toda la fuerza del Estado Mexicano y la presencia del Jefe de la Nación, Andrés Manuel López Obrador, en un hecho cultural sin precedentes, fue celebrado el pasado día 19 de este mes (junio), en la ciudad de Jerez, el centenario de la muerte, de Ramón López Velarde, “El Poeta Nacional” (como le llamó el Maestro José Vasconcelos), el precursor de la poesía moderna en nuestro país y que, con su excepcional obra literaria, dio sentido de identidad a nuestra Patria, en un momento histórico de riesgosas vicisitudes

            El mérito no es menor. Con su profunda, íntima y perfeccionista obra literaria, el Bardo Jerezano demostró, a inicios del siglo XX y posterior al movimiento de la Revolución de 1910, que la palabra transformada en poesía y arte, es la más extraordinaria herramienta para cincelar el rostro de grandeza de una Nación.

            La monumental obra literaria de López Velarde, que se encuentra insospechadamente intacta y vigente a un siglo de su muerte, nos deja claro que la palabra es la Patria y que la lengua es destino y origen de los seres humanos y de la sociedad.

            La meta narrativa que con el tiempo se hace de la producción literaria de López Velarde nos reseña que el valor y uso correcto de la palabra convertida en arte poético, es la mejor manera de trazar el horizonte del porvenir de un pueblo y de sus espacios de libertad.

            Resulta desde esa perspectiva inequívoca y acertada, la posición histórica del presidente López Obrador, quien sorprendió gratamente con su brillante alocución crítica, al calificar a Ramón López Velarde, “como un grande de la literatura y de la cultura mexicana, no sólo por su poesía, sino también por su convencida participación en la defensa de las causas democráticas maderistas”, que han definido el espíritu y la identidad de la Patria.

            Todos coinciden que, con López Velarde, el siglo XX mexicano contempla, sin duda, a su primer gran maestro en el arte de pensar a la literatura con verso de corte sincerista.

Es el precursor junto con José Juan Tablada, de la poesía moderna. Sin embargo, para los antropólogos bien puede representar a un promotor de una singular sociología literaria o de una literatura sociológica. 

En sus obras poéticas producidas en vida (Sangre Devota y Zozobra), así como en sus publicaciones póstumas (El Minutero, El Son del Corazón y Don Febrero y otras Prosas), Ramón López Velarde nos acerca a su visión de la modernidad, de la religión, de la vida, de la muerte, de la ciudad, de la Patria, pero también nos prodiga metafóricamente con su concepción estética y ética de la política y de la riqueza de la Nación.

Ramón López Velarde con su obra literaria nos aleja del catecismo de las ilusiones y anticipa en ella que la riqueza de la Nación mal manejada puede transformarse “en los veneros del petróleo el diablo”. Nos desengaña igualmente de la utopía representada por la modernidad.

Por eso, simultáneamente, nos acerca a la contradicción representada por la máquina y el rosario, de la lujuria librepensadora y la castidad pueblerina y aldeana, de la remota Francia a la asfixiante Zacatecas.

Apostó López Velarde por la contradicción entre México y el mundo moderno, entre el mexicano parroquial y el ideal europeo del Dandi urbano y artificial por excelencia.

Nos delineo con trozos de palabras, de versos y prosas, en textos de insospechada emoción y racionalidad, la realidad de un tiempo dominada por los conflictos y la revuelta, en una época marcada por profundas incertidumbres

Su obra literaria monumental contiene una posición estética, antropológica, pero también moral y ética, de ese momento histórico que vivía México.

A cien años de su muerte, la obra poética de López Velarde se encuentra vigente, delineando como ayer, el rostro actual de la identidad de la Nación y la Patria Mexicana.

LA SUAVE PATRIA Y LA EDUCACIÓN DEL SENTIMIENTO.

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, invitado especial por el presidente López Obrador a la ceremonia del centenario de la muerte del Bardo Jerezano fue certero en su comentario al señalar que Ramón López Velarde es un excelso promotor de “la educación sentimental del pueblo”.

Y si, tiene razón, debido a que a la obra poética de López Velarde y sus valores han sido parte central del corazón de la educación cívica y moral de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de ayer y hoy.

Eso nos recuerda además la importancia y la responsabilidad que el Estado mexicano tiene, a fin de educar en los valores cívicos y éticos a las nuevas generaciones, para que la Patria se fortalezca desde el corazón y las entrañas de su moral colectiva.

La difusión colectiva de su monumental poema de La Suave Patria (1921), a eso deberá de contribuir.

Y su exquisito ensayo poético en prosa de la Novedad de la Patria, nos concita a conocer el perfil de nuestra Nación “Castellana y morisca, rayada de azteca”, a efecto de superar la ignorancia de los hijos pródigos que no saben definirla.

EL ROSTRO DE LA PATRIA.

La obra poética de Ramón López Velarde ha contribuido a cincelar el rostro de la identidad de la Patria, mediante el uso correcto de la palabra, al nivel del arte. Ese es su aporte, que no es menor.

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