Opinión

TrabajadorasIEMS02 MG 7840cesarmartinezlopezCarmen R. Ponce Meléndez/ Monedero

Cimacnoticias

La pandemia del COVID-19 ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 acentuó la crisis económica y la desigualdad social de México que, como en muchos otros países, se mostraba de forma creciente desde tiempo atrás. Es el tema cental del documento “Consultoría tecnica para estudio sobre mínimo vital”, elaborado por la investigadora de la UNAM, Berenice Ramírez, Publicado en abril de 2021 https://www.wiego.org/sites/default/files/publications/file/WIEGO_Documento_Consulta_WIEGO_No19%20%281%29.pdf

Añadiría que evidenció la terrible desigualdad en que viven las mujeres, agregando mayor pobreza y nuevas desigualdades.

De acuerdo al documento referido se tiene evidencia que el impacto en el empleo y en los ingresos afectó en mayor medida a quienes tienen un empleo precario, informal y sin seguridad social, alcanzando al 56 por ciento de las personas trabajadoras mexicanas y al 47 por ciento de la fuerza laboral de la Ciudad de México (CDMX).

Sin embargo, también se han visto interpeladas las trabajadoras y trabajadores que fueron despedidos ante la emergencia sanitaria, o cuyos salarios fueron reducidos, o incluso quienes no han recibido salario ni compensación alguna a cambio de la promesa de que, una vez superada la crisis sanitaria, regresarían a sus mismos puestos de trabajo.

Frente a estas incertidumbres, son diversas las voces que se suman para concretar la puesta en marcha de un Mínimo Vital (MV), que para la CDMX tiene la ventaja de contar con rango constitucional.

Considerando las consecuencias económicas y sociales de la pandemia y ante la continuación de transferencias monetarias directas, el debate por un MV aparece como una alternativa posible.

El estudio de la doctora Berenice Ramírez fue parte del Boletín 123/2021 de la CNDH de la Ciudad de México, sumándose: “es prioritario otorgar Ingreso Mínimo Vital para la recuperación económica y protección social en la Ciudad de México”; y añado: en todo el país.

Este boletín está suscrito por la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez Hernández; la coordinadora para Latinoamérica del Programa de Derecho de Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando en México (WIEGO por sus siglas en inglés), Tania Espinosa Sánchez, entre otras lideres de opinion nacionales.

Según la autora, determinar el monto adecuado se asocia con las canastas alimentarias. En el caso de la CDMX, correspondería a la canasta alimentaria urbana o a un apoyo más robusto a nivel del salario mínimo, teniendo como límites la duración y el origen de los recursos debido a que la crisis económica ha golpeado particularmente a las finanzas públicas.

“El gobierno mexicano ha enfrentado la crisis económica profundizando los lineamientos que definen el proyecto de país que ha querido construir mediante el lema “primero los pobres”. Para ello, ha priorizado la continuidad y el adelanto en los pagos de las transferencias monetarias directas que, de acuerdo con la información gubernamental publicada diariamente, están cubriendo a 25 millones de personas (19 por ciento de la población).”

Obviamente esos programas sociales y esa cobertura son totalmente insuficientes para atender la dimesión de esta crisis en todo el país, no sólo en CDMX. Deja en la total indefension a mujeres, jóvenes y niñez.

¿Por qué las mujeres ocupan el primer lugar en desempleo,  por tanto en carencia de ingresos o de protección social?

El pasado primero de julio el periódico “El Economista” publicó:

“El ramo de hoteles y restaurantes ha sido severamente golpeado por la emergencia sanitaria. 60 por ciento del personal en esas actividades son mujeres; 80 por ciento de ellas labora en la informalidad”.

Son tres sectores los nichos laborales más feminizados: turismo, comercio y manufacturas, todos golpeados fuertemente por la crisis y todos sin apoyos gubernamentales: ni las empresas, pero tampoco a las personas que laboran o laboraban ahí. Según la Encuestas Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), de las más de 4 millones 39 mil personas que trabajan en hoteles y restaurantes, 6 de cada 10 es mujer.

Esta situación coincide naturalmente con un asunto de primera importancia: turismo y manufacturas eran las principales fuentes de divisas; actualmente son las Remesas las que mantienen funcionando el changarro, gracias a los envíos de migrantes se sostiene el peso y el apoyo a la pobreza.

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Para 2015 turismo -una actividad íntimamente vinculada con la crisis sanitaria-, tenía un crecimiento anual de 10.45 por ciento. En 2019 era del 55.0 por ciento, pero se desplomó a -94.73 y en mayo de 2021 la cifra negativa es de -39.0 por ciento (ver gráfica).

No hay crecimiento de la actividad, el efecto es desempleo feminizado y cero protección social, también cero apoyo o cobertura del Estado. De ahí la urgencia de una política que considere prioritario otorgar Ingreso Mínimo Vital para la recuperación económica y protección social.

En manufacturas -la joya de la corona del modelo exportador mexicano- sucede algo similar. En 2015 su tasa anual de crecimiento era de 42.3 para 2021 cae a -36.27  por ciento, y el efecto para la población es desempleo inmediato, reduccion de salarios y cero protección social, no cabe duda se requiere un IMV (ver gráfica).

Remesas es totalmente distinto. Crecen y crecen, es la ventana de oportunidad para nuestro desempleo: emigrar. Trabajar en Estados Unidos, afortunadamente también apoya a México. En 2016 su crecimiento era de 12.60, hoy es de 23.81 por ciento (ver gráfica).

Según Banxico el ingreso por Remesas en mayo de 2021 ascendió a 4,514,6194891 millones de dólares. Aparentemente la solución del empleo no está en México, tampoco la protección del Estado para toda esa clase trabajadora tan afectada por esta crisis.

Según el estudio realizado por Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) y Banorte, que se centró en identificar el perfil de la inmigrante mexicana en Estados Unidos y las remesas que envían a México, reveló que de los 9 millones 490 mil 221de transferencias realizadas, 30.6 por ciento fueron enviadas por mujeres.

Destacó que estas remesas suelen ser un 20 por ciento menores en valor a las enviadas por hombres, sus empleos tienen menores salarios a los masculinos; además las mujeres de aquí son las principales beneficiarias de las transferencias (71 por ciento) independientemente del género del remitente.

Para concluir: el empleo de las mujeres carece de protección social, la exportación de manufacturas cayó, igual que el turismo y ni hablar del petróleo. Y ya se sabe cuál es su efecto. En México, 54 por ciento de los puestos de trabajo en esos negocios turísticos son ocupados por mujeres, desde luego eso explica en gran medida el alto desempleo femenino, su vulnerabilidad económica aumenta porque están desempleadas y en la informalidad.

La tasa de informalidad para las mujeres en el turismo es de 80.4 y para los jóvenes, 74.1 por ciento, juventud sin futuro, y también significa ningún acceso a servicios como IMSS o ISSSTE, cero jubilación y cero préstamos hipotecarios o personales, sin protección por accidentes de trabajo y muchas de ellas sin contrato firmado, así la patronal no adquiere compromiso alguno con la trabajadora. El Estado menos.

En esta circunstancia es indispensable plantear soluciones de apoyo básico como IMV, seguro de desempleo y una mirada económica que se plantee seriamente el objetivo de mejorar la enorme desigualdad del país.

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