Filomeno Pinedo Rojas
Con el nuevo salario mínimo acordado para 2022, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en 3 años, equiparó el aumento acumulado durante los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto. En lo que va del milenio, los trabajadores que ganan este jornal, no habían conocido el nivel de capacidad de compra que tendrá su ingreso.
De mantener su puesto los 6,3 millones de trabajadores contratados por salario mínimo que se registran hoy en el país, el incremento repercutirá en la expansión del mercado interno con beneficio para todos los sectores, pues representará una derrama extra mensual de 5 mil 972 millones de pesos, ya que cada uno de estos empleados recibirá 948 pesos más cada 30 días.
La decisión de incrementar cada año el salario mínimo muy por encima de la inflación, pasando de 88. 36 pesos vigente en 2018 a 172.87 a partir del primero del próximo año, desmintió la teoría de que el aumento al salario provocaría alza desmedida de precios, ya que la inflación acumulada en estos tres años apenas supera el 12 por ciento, mientras que el mini salario se incrementó en más del 95 por ciento. Al mismo tiempo significa que a los anteriores gobiernos no les importó perpetuar la miseria de los trabajadores con tal de beneficiar a los empresarios y organismos gubernamentales que emplean a personal con este rango de ingreso, afectando con ello toda la economía.
A este distintivo de la Cuarta Transformación impulsada por el Presidente López Obrador, se agrega el hecho de no haber contratado nueva deuda pública en el primer trienio, no obstante haber enfrentado casi durante dos años los efectos de la actual pandemia, debiendo poner en pie cientos de hospitales abandonados, contratado decenas de miles de empleados para el sector salud y adquirir, a la fecha, más de 170 millones de dosis de vacuna anti Covid en diversos países.
No olvidemos que el gobierno de Felipe Calderón incrementó la deuda pública en 2 billones 241 mil 100 millones de pesos, con el pretexto de la efímera pandemia de influenza en 2009, y la crisis financiera norteamericana del 2008, y con Peña Nieto el total de la deuda llegó a casi 10 billones de pesos, por lo que ahora el gobierno debe pagar más de 700 mil millones de pesos anuales del presupuesto nacional. ¿Dónde quedaron esos billones que recibieron? Nadie sabe.
Asimismo, no obstante, la emergencia sanitaria y el frenón de la economía que trajo la pandemia en el mundo, se mantuvieron los programas de apoyo económico que benefician a más de 24 millones de adultos mayores, estudiantes de bachillerato, jóvenes construyendo el futuro, campesinos de sembrando vida, y niños y niñas con discapacidad, con pago oportuno y hasta adelantado por la situación económica derivada de la crisis sanitaria. Además, se mantienen en marcha los grandes proyectos de infraestructura y se desaparecieron los gasolinazos.
Tan solo con lo antes dicho y lo que esto representa en términos de un nuevo modelo económico de nación, está claro que en México sí asistimos a la denominada Cuarta Transformación. El gobierno de López Obrador mantiene el timón virando hacia la izquierda y desde abajo.