Manuel Ibarra Santos
Las elecciones de este domingo cinco de junio en seis entidades de la República han consolidado (nos guste o no) el eje del control de la hegemonía política en el país de López Obrador y su partido MORENA, pero en cambio se ha desdibujado fuertemente la presencia del tradicional sistema nacional de partidos, sin que haya surgido uno nuevo. La sucesión presidencial 2024 entra, en cambio, a un horizonte de incertidumbres y radicales reacomodos.
Sin muchas variantes de por medio, los resultados de este domingo cinco de junio en seis entidades (Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas), consolidan, tal y como se había anticipado, la presencia territorial hegemónica de MORENA en aproximadamente el 70 por ciento de los Estados de la República.
El Partido fundado por López Obrador (MORENA) se afianza como la primera e indiscutible fuerza política de México, al gobernar a más de 65 millones de mexicanos, seguido en segundo lugar por el PAN y con un pronunciado declive en número de seguidores por el PRI, colocado en tercera posición.
Los resultados electorales de este domingo le otorgan fuerza, legitimidad y legitimación a la administración de López Obrador, para el resto de la segunda parte de su gobierno. Sin embardo, esto en automático no le confiere (con criterio determinístico) la conquista absoluta de la sucesión presidencial 2024, proceso que comienza, ahora, con la definición de un periodo de innegables profundas incertidumbres.
En los comicios de este domingo cinco de junio, estuvieron en juego un poco más de 11 millones de votos y la mayoría de ellos los ganó para su causa López Obrador y MORENA. Pero eso por sí sólo no les garantiza el triunfo en la sucesión, debido a que en dicho proceso del 2024 operan otros factores, distintas fuerzas políticas y variantes que no son las mismas de los comicios estatales.
Para amarrar y conquistar anticipatoriamente las elecciones del 2024 y controlar la sucesión presidencial, se requerirá de parte del grupo gobernante en el país, dominar las elecciones del 2023, en las que estará en juego el Estado de México y Coahuila, que en conjunto concentran más del 15 por ciento del total de los votantes en la República.
En la actualidad, están fuera de la instrumentalización política y alejados del control de MORENA cuatro importantes enclaves político/geográfico/territoriales de la República (Estado de México, Jalisco, Nuevo León y Guanajuato), que en conjunto aportanl 30 por ciento de los votos en el país.
Tan sólo el Estado de México (EDOMEX) cuenta con un padrón electoral conformado por 11.8 millones de personas, el más grande de México, que representa el 13.3% de los votantes en la República. Ese enclave político y geográfico no está bajo el control de MORENA y sus aliados.
Jalisco y Nuevo León, entidades gobernadas por Movimiento Ciudadano, tienen bajo su férula actual, el manejo de más de 10 millones de votantes que equivalen al 10% del padrón electoral nacional. Estos sufragios pueden hacer la diferencia en una contienda nacional y más sí esta resulta cerrada.
Por ese motivo, los comicios del 2023, en el Estado de México y en Coahuila, serán fundamentales, debido a que sus resultados incidirán en la definición de la sucesión presidencial del 2024.
El proceso de sucesión presidencial y sus resultados, se encuentran todavía en el aire. Quienes digan lo contrario estarán rotundamente equivocados y más si consideramos que las elecciones en los tiempos modernos se caracterizan por la más evidente y profunda de las incertidumbres.
Las incertidumbres se convierten en la matriz y componente que distingue a las democracias modernas. Y ese elemento se mantendrá presente hasta la propia concurrencia de los ciudadanos, a las urnas, en los comicios federales del 2024.
En particular, Zacatecas jugará un papel altamente protagónico en las elecciones presidenciales del 2024, y más si consideramos el rol estratégico que desempeña el actual senador zacatecano Ricardo Monreal Ávila.
El que caiga en el exceso de declarar políticamente muerto a Ricardo Monreal Ávila, en el horizonte de la sucesión presidencial del 2024, pudiera fracasar y equivocarse rotundamente.
EL VALOR DE LOS SUFRAGIOS:
En las elecciones de este domingo pasado en seis Estados de la República, el que más sufragios aportó a la causa a favor de MORENA es Oaxaca, cuyo padrón electoral asciende a la cifra de tres millones de personas.
Luego continúan las otras entidades, con las siguientes cantidades de votantes: Tamaulipas, 2.7 millones; Hidalgo, 2.2 millones; Durango, 1.3 millones; Quintana Roo, con 1.3 millones; y Aguascalientes, con un millón 35 mil.
Si la dirigencia nacional de MORENA estima que con los resultados del domingo pasado tienen holgadamente ganada la sucesión presidencial y se echan a gozar de tales triunfos, pudieran tener una gran decepción y fracaso, para el 2024.
ZACATECAS Y SU PRESENCIA:
Zacatecas mantiene una fuerte presencia política en el contexto nacional, circunstancia que se estará consolidando en la ruta del 2024. Ya lo veremos.