Concesionada a extranjeros no genera desarrollo. Una visión desde Zacatecas
Filomeno Pinedo Rojas
Como país, México es el primer productor de plata en el mundo, no cuenta con ninguna explotación estatal y tiene concesionado el 10.7 por ciento de su territorio a empresas mineras extranjeras y nacionales por hasta 100 años, lo que equivale a una extensión superior a la que abarcan los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, que conforman la península del sureste, o casi tres veces la superficie del estado de Zacatecas, esto es, 21 millones de hectáreas.
En noviembre del año anterior, la Secretaría de Economía del gobierno federal, confirmó que somos el principal productor de Plata a nivel global por 13 años consecutivos, con más de 5 mil 600 toneladas en el 2021, así como el octavo lugar en Oro y el décimo en Cobre. Cabe aclarar que Zacatecas produjo la mitad de la plata que se obtuvo en el país, con 2 mil 800 toneladas, según el Servicio Geológico Mexicano.
Sin embargo, la alta rentabilidad de la industria minera, especialmente la que más extrae oro, plata y cobre, no se refleja en el desarrollo económico y bienestar de los habitantes de las regiones donde actúa, incluso puede decirse que provoca devastación ecológica para flora y fauna prácticamente irreversible, sobreexplotación de mantos hídricos, bloqueo de caminos, desplazamiento, tensión social con las comunidades humanas aledañas y mucho más, -según refiere la investigadora Marisol M. Aburto Zepeda en carta publicada en La Jornada Zacatecas el 19 de abril del 2021-, e infertilidad agrícola y ganadera para cuando, eventualmente, termine la concesión.
Y es que, las concesiones mineras otorgan derechos sobre todos los minerales o sustancias del territorio concedido a las empresas y “las concesiones mineras tendrán duración de 50 años, contados a partir de la fecha de su inscripción en el Registro Público de Minería y se prorrogarán por igual término” o sea otros 50 años, si los titulares lo solicitan, según se establece claramente en el Artículo 15 de la Ley Minera, lo que representa cuatro generaciones de devastación sin poder hacer nada.
Cabe señalar que a partir de las reformas constitucionales iniciadas con el presidente priista Salinas de Gortari, quitándole a la nación la potestad sobre los recursos minerales del subsuelo, él mismo entregó 8.9 millones de hectáreas principalmente a empresas extranjeras, y siguieron igual de entreguistas Zedillo, los panistas Fox y Calderón hasta Peña. La racha extranjerizante de nuestro territorio terminó con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien no ha entregado una concesión más.
Aquí cabe aclarar que la riqueza extraída del subsuelo es propiedad de las empresas beneficiarias de la concesión sin el deber de entregar ninguna regalía a la hacienda pública de México, como sí ocurre en otros países. Pueden comercializar libremente el Oro, Plata, Cobre, Zinc u otros metales donde sea más demandado y/o mejor pagado.
Es tan intensa la explotación del subsuelo y tan altas las ganancias de las empresas -las canadienses concentran la mayor parte de las concesiones-, que, con asombro, el presidente López Obrador dio a conocer en su conferencia mañanera del 19 de mayo del 2021, que del 2006 al 2018, en los sexenios del panista Calderón y el priista Peña, se “extrajo 6 veces más Oro que en 300 años de invasión colonial y 90 por ciento más Plata que la Corona Española.
Si bien es cierto, que hasta el 2018, según la Secretaría de Economía y el Servicio Geológico Mexicano, las concesiones que predominaban en el país son a empresas canadienses, pero, también las hay a empresas chinas, y peruanas y en menor medida mexicanas. Y más de la mitad de estos proyectos están enfocados a la extracción de Oro (53.1 por ciento), seguido de plata con 21.5 por ciento, cobre el 9.2 por ciento y fierro el 7.7 por ciento. Hasta ese año, Canadá era el líder en México en la extracción de Oro, Plata y Cobre.
En Zacatecas, no pocas veces, en las manifestaciones, se escucha el coro ¡Zacatecas minero y el pueblo sin dinero! Que expresa la realidad de contar con grandes riquezas en el subsuelo que al ser extraídas emigran especialmente al extranjero, de donde vienen las empresas y capitales a explotar -por no decir saquear- lo que este semidesierto alberga, a partir de que la Constitución y las leyes fueron modificadas durante el sexenio de Carlos Salinas con apoyo del PRI y el PAN, despojando al pueblo de la posibilidad de beneficiarse de los recursos de su tierra.
Y es que del subsuelo zacatecano se extrae la mitad de la Plata del país, que es el mayor productor del mundo y, en conjunto, la minería solo genera unos 14 mil empleos según lo refiere la Cámara Minera de México, con salario desde 12 mil pesos mensuales hasta 25 mil para el 2021, según reveló el ex titular del Servicio Estatal de Empleo, Cliserio del Real Hernández, lo que representó unos 4 mil millones de pesos de derrama salarial al año.
Esta cifra es muy pequeña, comparada con el valor de la producción solo de Oro, Plata, Cobre, Plomo y Zinc obtenida en 2021 en territorio estatal, que supera los 128 mil millones de pesos, equivalente a casi 3 veces el presupuesto que ejerce el Estado en un año. También equivale a más de 50 años del presupuesto que ejerce la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Debemos tener presente que el territorio zacatecano es de 75,275 km² equivalente a 7 millones 527 mil 500 hectáreas, de las cuales, el 31.71 por ciento, unas 2 millones 386 mil hectáreas están otorgadas en concesión a las empresas mineras, principalmente canadienses, como en todo el país. Esto representa la superficie que ocupan casi 30 municipios de los cañones de Tlaltenango y Juchipila y el sureste del estado. Hay una concesión (en explotación actualmente), que abarca parte de la zona urbana de la capital del estado.
Está claro que ni el país ni Zacatecas pueden fincar un palpable desarrollo económico con la actividad minera manos de empresas privadas, principalmente extranjeras ya que muy pocos insumos, equipo y maquinaria requeridos para la explotación, son de producción nacional, lo que impide la generación de una robusta cadena de suministros local.
Las empresas mineras al no integrarse en el mercado local, son auténticas economías de enclave procedentes de países extranjeros, que se asientan en un lugar, generan empleo local, explotan los recursos naturales principalmente para exportación y, cuando agotan el preciado recurso, cancelan operaciones y se mudan dejando un paraje empobrecido poco útil para que las poblaciones autóctonas puedan hacer vida. Y, además, no se hacen responsables del daño provocado al ecosistema, como es el caso de la minera -a cielo abierto- Real de Ángeles, que en 10 años extrajo la plata que fue posible y luego se retiró dejando tras de sí un terreno yermo y una población más empobrecida, y con menos posibilidades de sobrevivencia que cuando llegó.
Por ello, el futuro de los pueblos con recursos minerales no puede sostenerse sobre la base de concesiones a empresas privadas, sin una visión y compromiso con el desarrollo y fortalecimiento económico nacional. La actual, parece una versión de saqueo de los recursos naturales, más intenso y destructor que el realizado durante la época de la colonia española. Esto es lo que provocó el cambio de Constitución y leyes en los gobiernos priistas y panistas de la llamada época neoliberal.