Opinión

María Ángeles Durán 2016 croppedMarcela Eternod Arámburu / Vida y Lectura

SemMéxico.- Claudia Dale Goldin, profesora e investigadora en el área de economía de la Universidad de Harvard, ha sido distinguida recientemente con el Premio Nobel de Economía. Como lo mencionó la Comisión responsable de otorgar el reconocimiento, la razón fue que ella ha centrado su investigación en la larga historia económica de la desigualdad laboral de las mujeres en los Estados Unidos, haciendo científicamente evidentes las desigualdades salariales entre mujeres y hombres, y las diferencias en el mercado laboral junto con los factores que contribuyen a explicar esas diferencias.

Coincidiendo con otras autoras, Goldin explica en sus trabajos el impacto que la Segunda Guerra Mundial tuvo en la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo remunerado; el deseo que muchas tenían de tener acceso a la educación superior y las dificultades que tenían al plantearse una carrera profesional y la construcción de una familia; y el efecto que tuvo la píldora anticonceptiva en la mayor incorporación de las mujeres al mundo del trabajo remunerado.

La lectura de las múltiples notas de prensa que ha recibido Goldin, muy bien merecidas, pero, sobre todo, el entusiasmo con el que se ha elogiado en los diversos medios de comunicación la pertinencia y justeza de este reconocimiento que pone en el centro de la atención pública la importancia de conocer cómo está la participación de las mujeres en los mercados laborales, qué se entiende por pisos pegajosos, escaleras rotas y techos de cristal, o cuáles son los obstáculos que tienen que enfrentar las mujeres para insertarse, permanecer y desarrollarse en el mundo del trabajo remunerado, lleva a pensar en el efecto que el premio a Goldin puede tener en la visibilización de los múltiples trabajos llevados a cabo por las economistas feministas en todo el mundo.

Y es ahí donde el trabajo de varias décadas, sólido e indudablemente complejo, de María Ángeles Durán Heras se presenta en toda su magnitud. Esta española tiene años trabajando sobre un tema que es fundamental para entender a la economía real y su funcionamiento, se trata del trabajo no remunerado, el trabajo gratuito, prácticamente invisible que posibilita que ‘otros’ participen en las esferas sociales, políticas y económicas que soportan la estructura social de cada país.

Durán fue una de las académicas que hace más de 50 años entendió la relevancia de investigar no solo el trabajo remunerado de las mujeres, sino el trabajo no remunerado al que estaban social y culturalmente obligadas y sus efectos perversos de subordinación, dependencia e indefensión. Empezó por analizar la economía doméstica y a las amas de casa, demostrando que su contribución en horas trabajadas superaba con mucho la participación de las otras personas en cualquier sector de la economía y que el volumen del contingente de amas de casa no solo no era despreciable, sino que era fundamental para entender la participación económica de la población en su totalidad.

La obra de Ángeles Durán es basta, consistente y se nutre de sus propios hallazgos, tiene más de cincuenta años escribiendo y sus libros, artículos y ensayos académicos rebasan con mucho la centena. Pero, de entre toda su producción, destacan dos libros indispensables: “El trabajo no remunerado en la economía global” publicado en 2012, en el cual Durán sintetiza años de investigación y debate que permitieron la construcción del marco teórico —conceptual y metodológico— del trabajo remunerado y no remunerado, indispensable para entender la economía real y sus pilares. Con una abundancia de datos empíricos, no carentes de sesgos y omisiones, resalta la importancia de las encuestas de uso del tiempo y la relevancia de las cuentas satélite del trabajo no remunerado, para dimensionar la participación de las mujeres y destacar la centralidad de su participación en el trabajo no remunerado. En este texto también aparece el otro gran tema que tratará Durán con mucho más detalle en un segundo libro, el de los cuidados que toda sociedad requiere y el mucho tiempo que éstos demandan, empezando por el autocuidado, el cuidado de infantes, ancianos, enfermos y discapacitados. También se aborda el tema de la gratuidad de muchos de los trabajos domésticos en manos de las mujeres y de las dobles y triples jornadas que ellas tienen que llevar a cabo hasta la extenuación. La lectura, contrario a lo que cabría esperarse por tratarse de un libro de corte académico, es entretenida, ágil y siempre interesante.

El segundo libro de Durán Heras “La riqueza invisible del cuidado”, publicado en 2018, se demuestra la contribución fundamental, básica e indispensable de las mujeres para el bienestar total de la sociedad. Los cuidados concebidos como necesarios e insoslayables recaen principalmente en las mujeres y en los hogares que cultural y socialmente son su responsabilidad. Durán señala que, ante la falta de sistemas nacionales integrados de cuidados por parte del Estado, son las mujeres mayoritariamente quienes deben de proporcionarlos. La autora reclama la urgente visibilización de la enorme tarea de cuidado que cualquier sociedad demanda y la necesidad de que los cuidados sean considerados como fundamentales, se visibilicen y se reconozca su importancia. También aborda el tema de las políticas públicas del cuidado y la necesidad de ampliarlas para ir disminuyendo las cargas del cuidado, logrando acciones conjuntas entre el estado, las comunidades y los hogares, de tal manera que esa enorme carga se redistribuya con una participación igualitaria de hombres y mujeres.

Lo más impactante de este segundo libro es constatar que durante muchas décadas los estudios y las investigaciones económicas eludieron el tema, no fue un tema de preocupación y a nadie le interesaban. De ese tamaño son los sesgos cognitivos. E invariablemente quienes lo planteaban como objeto de investigación fueron objeto de descalificación y burla durante muchos años.

Con esto, personalmente, junto con Claudia Goldin y su merecido reconocimiento, propongo la lectura de estos dos libros de Ángeles Durán, a quien muchas de las economistas feministas de habla española tanto reconocen y seguramente coincidirán conmigo en que sus contundentes contribuciones a la comprensión de un mundo integrado por mujeres y hombres en donde la desigualdad de género sigue siendo una constante, son el complemento a los trabajos de Goldin. 

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