Intereses económicos atan de manos a la la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios
En 2015, iniciativa para que difundan riesgos asociados a más de 300 productos; sin monitoreo más de 64 contaminantes
MEXICO, DF. Durante el panel “La Salud y El Cambio Climático”, dentro del Décimo Foro Internacional de Cambio Climático organizado por la Unidad Nacional de Asociaciones de Ingenieros (UNAI), el investigador Carlos Álvarez Flores alertó sobre la falta de regulación sobre cientos de sustancias tóxicas que se consumen libremente por el territorio nacional y sobre la falta de medición sobre más de 64 contaminantes regulados por la Organización Mundial de la Salud.
“A los gobiernos les da miedo hablar sobre los riesgos. Tienen miedo político pero es mejor informar a la población sobre los verdaderos riesgos para que entonces evitemos y cambiemos la forma de usar estas sustancias”, alertó el ingeniero y gestor ambiental Álvarez Flores, al asegurar que enfermedades como la leucemia, el cáncer y la baja producción de espermatozoides, están vinculadas al consumo de dichas sustancias que actualmente no están reguladas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
En este contexto, adelantó que para el próximo año presentarán ante el Congreso de la Unión una iniciativa de ley para que los mexicanos puedan conocer los daños que provocan las sustancias que consumen diariamente, “estoy en un grupo de trabajo integrado por 13 secretarías de Estado del Gobierno Federal y tenemos un pacto que se llama Acuerdo Nacional Voluntario para la Gestión Integral de las Sustancias Químicas, esto es una propuesta que vamos a hacerles llegar a los diputados para que recapaciten sobre el uso de las sustancias químicas en general, no solamente por los residuos y contaminación, sino todas las sustancias tóxicas que hoy están afectando gravemente a la salud”, afirmó.
A manera de ejemplo, el investigador estimó que actualmente los jóvenes mexicanos del Distrito Federal, de 20 a 30 años, producen un tercio de los espermatozoides que producían sus abuelos y explicó que desde que nacemos hasta que morimos estamos expuestos a un promedio de 300 sustancias tóxicas que vienen incluidas en alimentos procesados, productos de limpieza del hogar, aseo, aerosoles, pinturas, etcétera.
“No sabemos los riesgos que estamos corriendo con todas estas sustancias y Cofepris no los está controlando por los intereses económicos que representan. Son intereses muy grandes y no han podido prohibirlos, ni los podremos prohibir pronto”, reconoció tras subrayar que México se ha convertido en el paraíso para vender todos esos venenos que están prohibidos en Europa y Estados Unidos, como en el caso del herbicida 2-4D que hoy se distribuye entre cañeros y agricultores.
De manera enfática, el consultor ambiental aseguró que las sustancias químicas sí tienen que ver con el cambio climático y para efectos de contaminación atmosférica, explicó que en México sólo se miden cinco contaminantes cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce al menos 65 sustancias más, consideradas como contaminantes, muchas de ellas derivadas de petroquímicos y emisiones de todos los procesos industriales, ninguna de ellas monitoreada por el gobierno mexicano.
Álvarez Flores sostuvo que las sustancias químicas nos están matando, están eliminando la captura de carbono en el aire, en los suelos y también en los océanos, puesto que las aguas oceánicas de todo el mundo, se contaminan diariamente con aguas residuales de 2 mil millones de seres humanos que habitan en las costas.
Dijo que las albercas de los hoteles hoy utilizan ácido Tricloro Isocianúrico e ironiza: “Dice Cofepris que es una sustancia menos tóxica que el hipoclorito de sodio”, cuando ese radical cianuro está cayendo todos los días, en todos los mares, vertidos por todas las albercas, más las residuales, más los hoteles que no tienen plantas de tratamiento, más 4 millones de embarcaciones pesqueras en el mundo”.
El investigador aseguró que el exterminio de los arrecifes no se debe sólo al calentamiento global, sino a los litros de sustancias químicas que provocaron la muerte de 4.9 millones de seres humanos tan sólo durante el 2012.