AMLO recibió constancia; ante el TEPJF destierra amenazas a magistrados y jueces, “ni palomas mensajeras ni halcones” que presionen al Poder Judicial en el próximo gobierno, dijo
En la sesión solemne, la magistrada presidenta de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Janine M. Otálora Malassis, entregó la constancia de Presidente Electo a Andrés Manuel López Obrador, candidato que obtuvo el mayor número de votos en las elecciones del pasado primero de julio y que desempeñará su cargo a partir del primero de diciembre.
Luego de recibir la constancia de mayoría que lo acredita como Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que, en su carácter de titular del Ejecutivo federal, actuará con rectitud y con respeto a las potestades y a la soberanía de los otros poderes legalmente constituidos.
“Ofrezco a ustedes, señoras y señores magistrados, así como al resto del Poder Judicial, a los legisladores y a todos los integrantes de las entidades autónomas del Estado, que no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen”, indicó.
En el nuevo gobierno, agregó, “el Presidente de la República no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes. Ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni de peticiones ilegítimas cuando esté trabajando en el análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes, y habrá respeto absoluto por sus veredictos”, señaló.
El Ejecutivo no será más el poder de los poderes, ni buscará someter a los otros. Cada quien, puntualizó, actuará en el ámbito de su competencia y la suma de los trabajos respetuosos e independientes fortalecerá a la República, y el Estado democrático de derecho transitará del ideal a la realidad.
La magistrada presidenta señaló que la entrega de constancia, realizada ya por cuarta ocasión por la Sala Superior del TEPJF, refleja la consolidación del régimen democrático y del auténtico compromiso de la ciudadanía mexicana con los valores constitucionales y del Estado de Derecho, como mecanismos idóneos para el respeto pleno de la soberanía popular y para dotar de legitimidad a las autoridades electas.
“Esta sesión solemne tiene un valor especial, como un momento simbólico, que encarna los principios fundamentales en los que construimos nuestra democracia. Además de su efecto práctico de reconocimiento del presidente electo, refleja los equilibrios y contrapesos que determinan la relación entre los poderes dentro de un Estado democrático”, afirmó momentos antes de entregar la constancia de Presidente Electo a Andrés Manuel López Obrador.
“Los jueces debemos fungir como contrapesos a las decisiones tomadas por las mayorías, para asegurarnos que estas no impliquen afectación indebida o excesiva a los derechos de las minorías o a los principios fundamentales de una democracia”, destacó la magistrada presidenta, señalando que solamente las elecciones democráticas –libres, competidos y justos, que se apegan a los principios que determina la Constitución– garantizan la inclusión y representación igualitaria de todas las personas.
“La función de este Tribunal Electoral es velar por la efectividad del sistema y para que la decisión de las y los ciudadanos tenga la envergadura y el peso que corresponde. Nuestro deber es hacer realidad las aspiraciones de democracia, de igualdad y libertad que justifican la existencia de este órgano judicial electoral”, para generar un entorno de paz social, indispensable para que todas las personas estén en condiciones de diseñar y ejecutar un proyecto de vida digna, aseveró Otálora Malassis.
A la sesión solemne asistieron el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, ministro José María Aguilar Morales, así como ministras, ministros y consejeros de ambos órganos; el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello; los presidentes de las Mesas Directivas de las Cámaras de Diputados y de Senadores, Edgar Romo García y Ernesto Javier Cordero Arroyo, respectivamente; el Comisionado Presidente del Instituto Nacional de Acceso a la Información, Francisco Acuña Llamas; así como las y los integrantes del próximo gabinete.
Palabras de López Obrador en la ceremonia:
Magistradas y magistrados,
Dirigentes de los partidos de la Coalición Juntos Haremos Historia,
Amigas y amigos, todos,
Participo con entusiasmo y solemnidad en este importante acto, en el cual, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, me ha entregado la constancia que me acredita como Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos.
Antes que nada, rindo homenaje al Pueblo de México por su evidente vocación democrática. Agradezco a los ciudadanos que depositaron en mí su confianza y reconozco la madurez política de quienes aceptaron los resultados electorales.
No cabe duda de que vivimos momentos realmente históricos. Muchas han sido las enseñanzas del pasado proceso electoral, pero considero que su saldo más importante fue la demostración de la elevada conciencia cívica y la sólida dignidad republicana que hemos alcanzado los mexicanos.
Ha sido sorprendente y ejemplar lo acontecido el 1 de julio; nuestra sociedad manifestó su entereza y su talento, y así lo han reconocido otros pueblos, países y gobiernos del mundo.
Ahora nos corresponde asimilar correctamente los sentimientos expresados por el pueblo al emitir el sufragio y ser ejecutores escrupulosos y fieles de ese mandato.
Considero que la gente votó por un gobierno honrado y justo. En mi interpretación, la mayoría de los ciudadanos mexicanos están hartos de la prepotencia, el influyentismo, la deshonestidad y la ineficiencia, y desean con toda el alma poner fin a la corrupción y a la impunidad.
Millones de compatriotas aspiran vivir en una sociedad mejor, sin la monstruosa desigualdad económica y social que padecemos. Ha sido muy satisfactorio constatar que incluso los sectores de clase media y no pocos de los más acaudalados manifestaran con su voto el deseo de mejorar la situación del prójimo y su acuerdo en el principio de que el gobierno ha de representar a todos, pero que debe dar preferencia a los olvidados y a los más pobres de México.
Considero que otro de los mandatos de la mayoría es el evitar la violencia, atendiendo para ello las causas que la originan y reformular la política de seguridad, hoy centrada casi exclusivamente en el uso de la fuerza, a fin de construir la reconciliación nacional en el bienestar y en la justicia.
Entre las muchas lecciones del 1 de julio debo destacar también una que tiene como destinatarios a los dirigentes políticos y a los servidores públicos; es decir, a nosotros mismos: la gente votó para que exista en México un verdadero Estado de Derecho; el pueblo quiere legalidad, no la simulación que en la aplicación de la ley ha persistido desde el Porfiriato.
Los mexicanos votaron también para que se ponga fin a las imposiciones y los fraudes electorales. Quieren castigo por igual para políticos corruptos y para delincuentes comunes o de cuello blanco.
La ciudadanía plasmó en su sufragio el anhelo de que los encargados de impartir justicia no actúen por consigna y que tengan el arrojo de sentirse libres para aplicar sin cortapisas ni servilismos el principio de que al margen de la ley, nada, y por encima de la ley, nadie.
En lo que a mi corresponde, en mi carácter de titular del Ejecutivo federal actuaré con rectitud y con respeto a las potestades y la soberanía de los otros poderes legalmente constituidos; ofrezco a ustedes, señoras y señores magistrados, así como al resto del Poder Judicial, a los legisladores y a todos los integrantes de las entidades autónomas del Estado, que no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen.
En el nuevo gobierno, el Presidente de la República no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes; ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni de peticiones ilegítimas cuando esté trabajando en el análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes y habrá absoluto respeto por sus veredictos.
El Ejecutivo no será más el poder de los poderes ni buscará someter a los otros. Cada quien actuará en el ámbito de su competencia y la suma de los trabajos respetuosos e independientes fortalecerá a la República y el Estado Democrático de Derecho transitará del ideal a la realidad.
No olvidemos nunca que debemos la apertura de estos nuevos horizontes al pueblo, al pueblo soberano que está por encima de individuos, grupos o facciones, por poderosos que sean o que parezcan.
En la elección del 1 de julio quedó demostrado que así como el autoritarismo y la abyección envilecen y desprestigian a las instituciones, la voluntad democrática de la ciudadanía puede renovarlas y fortalecerlas.
No desaprovechemos o desperdiciemos este momento de condiciones políticas inmejorables para llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de México. El pueblo ha conquistado con energía y dignidad su derecho indiscutible e indiscutido de regir sus propios destinos y de ser gobierno.
Contamos con amplias bases de legitimidad para hacer realidad el deseo colectivo de vivir en paz, con justicia y libertad.
Sólo me resta decir que actúo guiado por principios y soy perseverante. Ninguna tentación me quitará la autenticidad o desviará mí camino en la búsqueda del humanismo y la fraternidad.
Reitero: voy a cumplir todos los compromisos de campaña, no le voy a fallar a los ciudadanos y habré de ser fiel en todos mis actos al interés, la voluntad y el bienestar del único que manda en este país: el pueblo de México.
¡Que viva la cuarta transformación del país!
¡Que viva la nueva república!
¡Que viva la voluntad soberana del pueblo!
¡Viva México!