Sociedad

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El problema, según Inegi, es leve en 20.4 por ciento de los menores de 0 a 17 años; moderado en 8.4 y severo en 7.2

 

En 2015, del total de hogares con niñas y niños de 0 a 17 años en el estado de Zacatecas, 20.4% presentan una situación de inseguridad alimentaria leve; en 8.4% es moderada, mientras que en 7.2% es severa.

Así lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el ámbito del Día del Niño, al presentar un conjunto de indicadores que muestran un panorama general de la situación de niños y niñas en la entidad zacatecana.

Los indicadores se refieren a desnutrición infantil, inasistencia escolar, rezago educativo, trabajo infantil, situaciones de violencia y acceso a las tecnologías de información y la comunicación

El Inegi apuntó que cada 10 hogares zacatecanos cuentan con presencia de población de 0 a 17 años de edad.

Del total de hogares con esta población, en 64.0% hay seguridad alimentaria, mientras que el resto (36.0%) tienen al menos un niño o niña con algún grado de inseguridad alimentaria. Este porcentaje se compone de 20.4% de hogares cuya situación de inseguridad es leve, en 8.4% es moderada y finalmente en 7.2% es severa.

Los hogares con niveles de inseguridad moderada y severa se catalogan como con carencia alimentaria, es decir, que en ellos al menos un niño o niña por falta de dinero comen poco, menos de lo que deberían e incluso aunque tengan hambre no comen.

ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN INFANTIL

Datos de la Encuesta Intercensal 2015 indican que en Zacatecas residen 553 131 niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años de edad, lo que en términos porcentuales representa 35.0% de la población total. La participación relativa de la población infantil y adolescente ha disminuido en los últimos 15 años. En el año 2000, 43.2% de la población tenía 17 o menos años. Para el año 2015, esta proporción representa 35.0% lo que equivale a una disminución de 8.2 puntos porcentuales en el periodo citado.

Lo anterior se explica por las transformaciones sociales y económicas que durante el siglo pasado dieron origen a una mayor sobrevivencia de la población y una reducción paulatina de la fecundidad, aspectos que provocaron un proceso de envejecimiento que se manifiesta en un aumento relativo de la población de mayor edad y en una menor participación porcentual de niñas y niños.

La proporción de la población de niñas, niños y adolescentes al interior de los municipios es aproximadamente de una tercera parte de su población: Genaro Codina, Villa García y Ojocaliente, con 40 infantes por cada 100 habitantes (40.4%, 40.2% y 40.2%, respectivamente), son los de mayor proporción. El Plateado de Joaquín Amaro es el municipio de menor participación relativa de la población de 0 a 17 años con 22.8 por ciento.

El desarrollo de la población infantil se lleva a cabo en tres etapas que son: la primera infancia (abarca de los 0 a los 5 años), la edad escolar (va de los 6 a los 11 años) y la adolescencia, (referida a la población de 12 a 17 años). En cada una de estas etapas, las niñas y niños demandan atención especial de salud, nutrición, educación y diversas necesidades para su desarrollo integral y mejor calidad de vida.

Los datos de la Encuesta Intercensal muestran que 33.9 de cada 100 niños y niñas tienen de 0 a 5 años, lo que representa un total de 187 350 personas. La población en edad escolar, de 6 a 11 años, en 2015 representa 33.4% (184 823) del total de población de 0 a 17 años y los y las adolescentes representan 32.7% de la población infantil, equivalentes a 180 958 personas.

SALUD

Los artículos 6° y 24° de la Convención sobre los Derechos del Niño estipulan que los Estados son responsables de garantizar la supervivencia y el desarrollo de las personas, así como combatir las enfermedades y la malnutrición mediante el suministro de alimentos nutritivos y adecuados.

Una alimentación y nutrición adecuadas garantizan la supervivencia, representan la base para la salud y el crecimiento, en especial en la etapa temprana de la vida. La escasez y deficiencia alimentaria conducen a la desnutrición, que a largo plazo tiene efectos negativos en el desarrollo cognitivo, psicomotriz, la inmunidad y es posible que se relacione a la incidencia de enfermedades crónico-degenerativas. En la población, y en particular en los infantes, “el bajo peso, el retraso de crecimiento, las situaciones debilitantes, (…) los déficits de hierro, yodo, zinc, vitamina A (…) entre otras, son condiciones que se relacionan con una ingesta alimentaria escasa”. 

Asimismo, la desnutrición es una agravante del estado de salud ante una enfermedad. Por el contrario, una buena nutrición refuerza el sistema inmunológico, lo que permite gozar de mejor salud y reduce los costos económicos y sociales relacionados al tratamiento de las enfermedades.

La atención de la situación alimentaria forma parte de la agenda del país y el objetivo es reducir el número de personas que padecen hambre. La instrumentación de programas orientados a este fin, requieren de información que permitan dar cuenta de la población según su situación de acceso o de carencia alimentaria.

La Encuesta Intercensal 2015 indaga con las siguientes preguntas: Por falta de dinero en la vivienda, ¿algún niño o niña tuvo o no una alimentación variada, comió menos de lo que debería e incluso, se tuvo que acostar con hambre? Las respuestas permiten aproximarse a la seguridad o carencia alimentaria en que viven los niños, niñas y adolescentes del país.

En hogares más inseguros o carentes de alimentación, se esperaría que tuvieran dietas menos variadas que en hogares seguros; es decir, los integrantes en los primeros hogares experimentarían una vida menos sana y activa.

DISCAPACIDAD

La infancia más allá de ser una etapa de la vida, es la época en la que los niños y las niñas deben estar en la escuela, en lugares de recreo, crecer fuertes, seguros de sí mismos, recibir el amor y estímulo de sus familiares y de la comunidad de adultos (UNICEF, 2005); estos últimos son responsables de que el ambiente en el cual se desarrollan los niños se torne más sano. Sin embargo, cuando el niño o niña tienen discapacidad, requieren cuidados específicos y contar con servicios adecuados y de calidad, entre ellos la buena atención a la salud para vivir plenamente en la sociedad y que su condición no afecte su infancia.

La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014 indica que del total de población infantil (0 a 17 años), 1.6% tiene algún tipo de discapacidad.De ellos, 72.6% son niños y 27.4% niñas. Del total de niñas, niños y adolescentes, 5.6% tiene alguna limitación (55.0% son niños y 45.0% niñas). El tema del acceso a los servicios de salud para estos grupos de población cobra especial importancia ya que existe una demanda específica de atención relacionada con la discapacidad o limitación que presentan.

Por cada 100 niños con discapacidad, 94 están afiliados a alguna institución de servicios de salud y 84 en el caso de las niñas; entre la población con limitación la proporción es de 92.3% y 82.2%, respectivamente. Cuando se analiza la institución donde los niños y niñas con discapacidad y los que tienen limitación pueden ejercer su derecho a la atención de su salud, se puede observar que el comportamiento es muy semejante en ambas poblaciones, es decir, la mayoría están afiliados al Seguro Popular o para una Nueva Generación y Seguro Social (IMSS); los porcentajes disminuyen drásticamente en ISSSTE, IMSS Oportunidades, seguro privado y otro servicio de salud público. 

Brindar datos acerca de afiliación y uso de servicios de salud está estrechamente vinculado Al derecho de niños y niñas a disfrutar del más alto nivel posible de salud, tal y como lo establece la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (UNICEF, 2013). Por ello, conocer el lugar en donde se decide llevar a la población infantil con discapacidad y con limitación para atender sus problemas de salud, se relaciona con las posibilidades reales de la familia para trasladar o pagar, de acuerdo a la experiencia sobre la calidad de la atención.

De la población infantil con discapacidad, el 100% es usuaria de servicios de salud; una buena parte de los que tienen esta condición hacen uso de los Centros de Salud u hospital de la SSA (61.8%); le sigue el IMSS o IMSS-Oportunidades (22.5%) y los consultorios, clínicas u hospitales privados (10.5 por ciento). En el caso de la población con limitación, 99.5% son usuarios de algún servicio de salud; entre los principales lugares de atención a los que acuden se encuentra el Centro de Salud u hospital de la SSA (56.3%), el IMSS o IMSS-Oportunidades (25.2%) y consultorios, clínicas u hospitales privados (6.7%). Llama la atención que en ambas poblaciones el porcentaje de quienes usan los consultorios de una farmacia no es bajo, 5.3% para los que tienen discapacidad y 5.5% para los que tienen limitación.

EDUCACIÓN

La educación, además de que contribuye a la formación del carácter, identidad, personalidad y perfil profesional de niños, niñas y adolescentes, constituye una herramienta que coadyuva en la generación de personas independientes, autosuficientes y con criterios de actuación propios. Como derecho, la educación fue establecida en el Artículo 28 de la Convención sobre los Derechos de los Niños a favor de la infancia y refiere que “todo niño tiene derecho a la educación y es obligación del Estado asegurar por lo menos la educación primaria gratuita y obligatoria (…)”. 

En ese contexto, la Ley General de Educación en México establece que el Estado está obligado a prestar servicios educativos de calidad que garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para que toda la población pueda cursar la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior.

En 2015 de acuerdo con la información de la Encuesta Intercensal, la población de tres a 17 años asciende a 461 686 personas que representan 83.5% del total de niñas, niños y adolescentes. Este grupo de población está en edad escolar por lo que demandan atención en el Sistema Educativo Nacional; sin embargo, existen factores sociales, económicos y geográficos que influyen en el real ejercicio del derecho a la educación, sobre todo para la población que sufre pobreza y marginación, quienes presentan mayor riesgo de abandono escolar.

Con base en los datos de la Encuesta Intercensal se tiene que el 13.9% de niñas, niños y adolescentes no asiste a la escuela. Los mayores porcentajes se registran en los adolescentes de 12 a 17 años, con 48.7% y en los menores de 3 a 5 años, con 47.6%, situación que aumenta su vulnerabilidad a la marginación.

Del total de adolescentes de 15 a 17 años que no asisten a la escuela, solo 79.4% completó su educación básica que incluye la secundaria terminada; 19.1% no concluyó sus estudios básicos, y 1.4% (360) nunca han asistido a la escuela.

ACCESO A TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN

Internet está cada día más presente en la vida diaria de las personas, ya sea en teléfonos móviles, computadoras o tabletas. Actualmente pasar tiempo frente a una pantalla, cualquiera que esta sea, es parte de la cotidianidad de una cantidad importante de niños, niñas, adolescentes y jóvenes que forman parte del cambio generado desde la tecnología y que tiene impacto directo en diversas esferas de su realidad, derivando en la transformación cultural y de sentido que cambia su forma de interactuar con el mundo y de interpretarlo.

La Convención sobre los Derechos del Niño provee aspectos importantes relacionados con los derechos de la infancia y los medios de comunicación. Los artículos 12, 13 y 17 establecen el derecho de los niños, niñas y adolescentes a acceder a información desde diferentes fuentes, incluyendo Internet, así como a tener las condiciones adecuadas para desarrollar habilidades que los ayuden a forjar sus propias opiniones y que garanticen su derecho a la libertad de expresión.

En apego a estos ordenamientos, México establece en el Artículo 64 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes las garantías para su cumplimiento.

Datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2016 indican que hay 414 187 niños, niñas y adolescentes de 6 a 17 años: 227 248 (54.9%) son hombres y 186 939 (45.1%) son mujeres.

De la población de 6 a 17 años, seis de cada 10 utilizan dispositivos de cómputo (computadora, laptop o tablet), para diversas actividades; destaca que 85.5% los utilizan para realizar labores escolares; ocho de cada 10, tanto en la población de 6 a 11 años como en los adolescentes (12 a 17 años).

El lugar donde accede a Internet la población infantil y adolescente se relaciona con las condiciones en que inician sus primeros acercamientos a la red. Al respecto, la ENDUTIH capta los lugares de acceso a Internet teniendo en cuenta que una misma persona puede hacerlo en diferentes sitios. El hogar es el lugar que cuenta con el mayor porcentaje de la población de 6 a 17 años (hombres 55.4% y mujeres 65.0%). Un sitio público con costo (54.0 y 44.6%), la casa de un amigo o familiar (47.0 y 44.4%) y la escuela (34.2 y 52.2%) son otros lugares donde hacen uso de Internet hombres y mujeres menores de edad, respectivamente.

Respecto a los usos más recurrentes que niños y niñas de 6 a 11 años de edad hacen del Internet, según la ENDUTIH, las actividades de entretenimiento (jugar en línea, descarga de juegos, música, multimedia y videos) presentan la mayor proporción con 95.4% para los niños y 96.2% para las niñas; le siguen el acceso a contenidos audiovisuales que no requieren pago con 74.5% para ellos y 75.4% para ellas; buscar información en general con 60.6% y 82.3% respectivamente, y apoyar a la educación con 53.6% para los niños y 78.4% para las niñas.

En los adolescentes, el uso de Internet con el mayor porcentaje de población femenina y masculina se registra en el acceso a contenidos audiovisuales que no requieren pago con 91.7% y 89.9% respectivamente; le siguen las actividades de entretenimiento (jugar en línea, descarga de juegos, música, multimedia y videos) con 82.3% y 95.3%; buscar información en general con 83.8% en hombres y 93.1% en mujeres, mientras que acceder a redes sociales resulta una actividad de mayor importancia para los jóvenes por encima de las actividades de apoyo a la educación con 82.2% de hombres y 92.0% de mujeres. 

Otro indicador del rol que juegan las TIC en la vida diaria de niños, niñas y adolescentes, se relaciona con el tiempo destinado al Internet, ya que dependiendo del tiempo de uso se corre el riesgo de afectar el tiempo de descanso, esparcimiento y convivencia familiar. Al respecto, datos de la ENDUTIH 2016 muestran que los niños y niñas de 6 a 11 años dedican en promedio 2.3 horas diarias a internet, mientras que los adolescentes, hombres y mujeres, ocupan en esta actividad 3.2 horas diarias.

TRABAJO INFANTIL

El término trabajo infantil es “todo trabajo que priva a los niños de su su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. Constituye un perjuicio para la vida y la integridad de este sector de la población, traduciéndose en una de las principales causas de deserción escolar. Su erradicación constituye el factor determinante en la superación del ciclo de pobreza que afecta a miles de familias.

El Módulo de Trabajo Infantil (MTI) de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, evidencia que en 2015, 12.1% (49 395) de los niños, niñas y adolescentes realizan alguna actividad económica; de ellos, 75.9% (37 475) son niños y 24.1%(11 920) son niñas. El 14.0% tiene de 5 a 11 años; 21.8% son adolescentes de 12 a 14 años; mientras que la mayor proporción se presenta en el grupo de adolescentes de 15 a 17 años con un 64.2 por ciento.

De la población infantil que trabaja, 92.6% (45 743) realiza actividades económicas no permitidas. De estos, 49.3% no tienen la edad mínima para trabajar y 50.7% realizan actividades que resultan peligrosas para su salud, seguridad o moralidad y que afecta el ejercicio de sus derechos y su desarrollo integral.

Para el año de referencia, el principal sector de actividad en que se ocupa la población infantil es el agropecuario (44.7%), seguido del comercio (16.7%) y de los servicios (9.8%). Existe una marcada diferencia por sexo según el sector en que se ocupan, pues los varones lo hacen principalmente en la construcción: 100.0% de la población de 5 a 17 años ocupadas en este sector son hombres. Lo mismo sucede en el sector de la industria manufacturera, extractiva, electricidad, gas y agua en que 93.9% de los niños ocupados en el sector son varones.

Entre los motivos que llevan a la población infantil a trabajar, 23.3% declaró que trabaja por gusto o sólo por ayudar; otro 21.7% dijo que lo porque el hogar necesita de su trabajo. Mientras que para 18.2% es para pagar su escuela. En tanto 17.3% manifestaron que lo hacen para aprender un oficio. En lo que respecta a la persona para quien trabajan, siete de cada 10 (67.9%) lo hacen para un familiar y 1.9% trabajan solos o por su cuenta.

El Banco Interamericano de Desarrollo señala algunas condiciones de trabajo infantil inadecuadas que pueden determinar que el trabajo se convierta en una actividad de riesgo; una de ellas es la duración de la jornada por encima del límite legal permitido.

En México, la jornada de trabajo de los menores de dieciséis años no puede exceder de seis horas diarias; sin embargo en la entidad, 22.1% de la población de 5 a 17 años ocupada trabaja 35 y más horas a la semana.

De la población infantil que trabaja, 48.9% no recibe ingresos por su trabajo; 29.8% recibe hasta un salario mínimos y 17.0% reciben hasta dos salarios mínimos.

La asistencia escolar, además de ser un derecho fundamental, es un factor importante que contribuye a prevenir y erradicar el trabajo infantil. De los niños, niñas y adolescentes que trabajan, 30.5% (15 063) no asisten a la escuela, ante un 4.1 % (14 699) de infantes que no están ocupados realizando alguna actividad económica.

VIOLENCIA

 

La Organización Mundial de la Salud la define como: ”El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.

Su impacto varía en función del sexo y edad de la víctima. La población infantil que ha experimentado hechos de violencia tiene una serie de reacciones que afectan su salud física y emocional; los daños a corto y largo plazo pueden ser físicos, psicológicos, patrimoniales y de afectación de derechos, que generan impacto en distintas esferas de la vida del infante.

Las secuelas derivadas de la exposición a la violencia son graves y solo una pequeña proporción de estos actos contra los niños, niñas y adolescentes son denunciados e investigados y pocos autores son procesados.

Delitos sexuales

La violencia sexual contra la población infantil constituye una grave violación de sus derechos, siendo una realidad en todos los países y grupos sociales, con secuelas físicas, psicológicas y sociales a corto y largo plazo, no solo para los niños y las niñas, sino también para sus familias y comunidades.

La ECOPRED estima que en 2014, del total de la población infantil de 12 a 17 años que residió en las 47 ciudades de interés, 5.3% (1 573) fue víctima de tocamientos ofensivos y 1.0% (305) víctima de violación sexual o estupro. Para el delito de tocamientos ofensivos, 73 de cada 100 víctimas fueron niñas, mientras que en los delitos de violación sexual, en 57 de cada 100 casos la víctima fue un niño.

MUERTES VIOLENTAS DE LA POBLACIÓN INFANTIL

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las muertes violentes se clasifican en dos categorías, las no intencionales y las intencionales. La materialización última y expresión más severa de estas lesiones es la que provoca la muerte, y se les conoce como muerte por violencia (suicidio u homicidio).

Tanto los homicidios como los suicidios son más frecuentes entre los hombres, y en el caso de los primeros en su mayoría son resultado de violencia interpersonal que ocurre en espacios públicos, con frecuencia vinculados a eventos como riñas callejeras, asaltos o robos; sin embargo, la violencia también ocurre en espacios privados, especialmente en los hogares, afectando principalmente a las mujeres, niñas y niños; personas adultas mayores y aquellas con discapacidad.

En Zacatecas, en 2015, se registraron 547 defunciones en población de 17 años o menos. De este total 6.4% se debió a causas violentas como el suicidio y el homicidio. De las 35 muertes por estas dos causas, los homicidios significan 74.3 por ciento y los suicidios 25.7 por ciento.

Suicidios (violencia auto infligida)

La OMS refiere que el suicidio se puede producir a cualquier edad y para 2015 se ubica como una de las principales causas de defunción para la población de 15 a 29 años en todo el mundo (220 809).

La institución internacional reconoce que este fenómeno es un problema de salud pública y alienta a los países para que desarrollen o fortalezcan estrategias integrales de prevención del suicidio. Este interés lo incorpora en el objetivo del primer plan de acción sobre salud mental 2013-2020 en el que los Estados miembros se comprometieron a trabajar para alcanzar la meta mundial de reducir sus tasas nacionales de suicidios en un 10% para 2020.

Para el periodo 2006 a 2015, en Zacatecas este indicador pasó de 2.6 a 6.7 muertes por cada 100 mil habitantes. En 2015 se registraron 105 suicidios y de éstos: 8.6% (9) correspondieron a población de 10 a 17 años; en 55.6% (5) de los casos se trató de un hombre y 44.4% (4) fueron mujeres.

Sobre el suicidio de menores de edad, la tasa de suicidios en la población de 10 a 17 años para el periodo 2006 a 2015, pasa de 1.2 a 3.7 por cada 100 mil niños en este rango de edad. El mayor número de muertes por esta causa se presenta en varones. En 2015 se registraron 4.0 suicidios de varones por cada 100 mil niños. En las niñas, la tasa es de 3.3 suicidios por cada 100 mil.

Homicidios

En 2015 se registraron 337 homicidios en Zacatecas, de los cuales 7.7% (26) corresponde a población de 17 años o menos, y de éstos 84.6% la víctima fue un varón y 15.4% una mujer. La tasa de mortalidad por esta causa en 2015 es de 4.7 homicidios por cada 100 000 niñas, niños y adolescentes. El análisis por sexo de los homicidios en la población infantil permite observar un mayor número de homicidios en los que la víctima fue un varón.

En 2015 y de acuerdo con las estadísticas de mortalidad, la tasa de homicidios en hombres de 17 años o menos fue de 7.9 por cada 100 000 y en mujeres de 1.5.

Según la edad de las víctimas, 80.8% tenían entre 15 y 17 años; en 7.7% de los homicidios la víctima tenía de 10 a 14 años; 3.8% respectivamente, en población de 5 a 9 años, de 1 a 4 y en los menores de un año. Como se observa, el mayor porcentaje de homicidios incurre en la población de 15 a 17 años, de los cuales 90.5% (19) son hombres y 9.5% (2) mujeres. 

 


 


   

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 



 

 

 

 

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