Sociedad

resilienciaLa especialista Verónica Marcela Vargas Nájera impartió conferencia sobre gestión del estrés y resiliencia; es necesario tratar de restablecer el equilibrio para adaptarse a la nueva situación

Se impartió conferencia en el marco del Día Mundial de la Calidad de las Organizaciones  sobre “Gestión del estrés y resiliencia”, por parte de la docente investigadora de la Unidad Académica de Psicología (UAP) de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) y experta en psicología y educación, Verónica Marcela Vargas Nájera, esto a través del Departamento de Mejora y Desarrollo de la Seduzac y el Programa de Capacitación de la Coordinación de Vinculación de la UAZ.

   Vargas Nájera explicó que los estresores son las circunstancias, situaciones imprevistas o contrariedades, condiciones personales, profesionales o laborales, entre otros, que nos sobrevienen en la vida, y que percibimos consciente o inconscientemente como una amenaza o dificultad. El estrés es una reacción fisiológica del organismo ante una situación que se percibe como amenazante o con una excesiva demanda, depende, por un lado, de las demandas del medio (tanto externo como interno), y por otro, de la persona, es decir, es un mecanismo de protección por el que el organismo trata de responder de forma adecuada a dicha situación amenazante o desafiante.

   La actividad estuvo dirigido a personal docente y administrativo de la Secretaría de Educación del gobierno del estado de Zacatecas (SEDUZAC), ante quienes la especialista señaló que la mayoría de los estudios encuentran que el estrés puede alterar el sistema inmune aumentando la vulnerabilidad del organismo (procesos infecciosos, cáncer y enfermedades autoinmunitarias) fruto de vivencias de eventos vitales estresantes. Asimismo, manifestó que la respuesta al estrés (distrés) se da en tres niveles: el primer nivel el fisiológico que consiste en taquicardia, hipertensión, enfermedades coronarias, hiperglucemia, asma bronquial o síndrome de hiperventilación, sequedad de boca, aumento del colesterol, diuresis, etcétera.

  El segundo nivel, el cognitivo, donde se tiene dificultades de atención y concentración, irritabilidad, olvidos frecuentes e incapacidad para decidir, y, el tercer nivel, es el motor que se manifiesta con el tartamudeo, temblores, contracturas musculares, tics, predisposición a accidentes, entre otros.

   Al mismo tiempo de presentarse otras alteraciones como: Desequilibrios intestinales (colitis ulcerosa, úlcera péptica, aerofagia y estreñimiento); problemas dermatológicos (prurito, sudoración excesiva, dermatitis atípica, alopecia); problemas sexuales (eyaculación precoz, disfunción eréctil, vaginismo y alteraciones del deseo); desequilibrios psicopatológicos como: trastornos de personalidad, fobias, miedos, consumo de drogas, adiciones, trastornos del estrés postraumático, conductas obsesivas y compulsivas, estados ansiosos, cambios en el patrón del sueño, por ejemplo.

   Por último, la especialista recalcó que para afrontar el estrés es importante un proceso que incluya los intentos del individuo para resistir y superar demandas excesivas que se le plantean en su acontecer vital, y reestablecer el equilibrio, es decir, para adaptarse a la nueva situación, también, implica un equilibrio entre las demandas y expectativas planteadas por una situación dada y las capacidades de una persona para responder a tales demandas.

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