Sara Lovera / Palabra de Antígona
Las enormes dificultades para derribar los obstáculos de la discriminación y la desigualdad entre mujeres y hombres están ahora en discusión. Los gobiernos informan de sus esfuerzos y las mujeres protestan o aceptan sin conceder que con todo no hay catástrofe. Hemos avanzado.
Para la directora mundial de ONU Mujeres Phumzile Mlambo -Ngcuka la gran pregunta aquí en Nueva York cuando hay que rendir cuentas es: ¿Por qué tanta resistencia? ¿Por qué vamos tan lentamente? ¿Cómo es posible que todavía tantas mujeres siguen viviendo discriminación salarial y violencia. ¿Por que todavía es una sorpresa la participación política y cómo no se entiende que somos iguales?
Probablemente una respuesta está en las reflexiones de la doctora Laura Carrera quien participó aquí en la ONU en una discusión convocada por el área de genero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Laura dice que existen razones sociales, biológicas y psicológicas que colocaron a los hombres desde el principio de la humanidad en un lugar donde no había de otra más que pelear.
Violencia explica, viene de un vocablo latín que significa vigor, fuerza, que destinada a otro ha servido para someter y dominar. Que ella se concentró y recreó a lo largo de los siglos en la brutalidad masculina. Y que un análisis de los requisitos para pertenecer a la policía o al ejército son los mismos que para ser hombre de valor, iracundo y capaz de usar las armas.
Mientras esos sean los valores de los Estados que desean cambios y mejorar la vida de las mujeres, a veces con absoluta sinceridad, no habrá cambio. Ni lo habrá enviando a las mujeres a las labores masculinas de la policía, porque ahí las mujeres no pueden hacer cambio alguno.
Y mientras al BID preocupa la violencia contra las mujeres, a Laura Carrera, destacada funcionaria en el sexenio pasado, le preocupa desarticular todas las justificaciones que consienten la idea de que estos hombres deben seguir así en lugar de cambiar. Hay que hacer algo urgentemente. Bajar la testosterona a los violentos y, organizar así el equilibrio del mundo.
En las salas y pasillos de Naciones Unidas, a la orilla del Hudson un griterío organizado de mujeres sucede desde el domingo 8 de marzo. Son casi 3 mil mujeres de los gobiernos y de la sociedad viendo con lupa o presentando los informes de lo sucedido en las ultimas dos décadas. No se sabe si reír o llorar.
Nunca en la historia de la humanidad (6 mil años), sucedieron tantos cambios en la vida de relación entre hombres y mujeres. Nunca hubo tantas palabras en favor de que esos cambios se materialicen en el día a día de cada persona. La razón es simple las mujeres disputan tu a tu el gobierno de todas las cosas del mundo y se enfrentan al tremendo dique del desprecio o del silencio de la testosterona en mano. Si se busca seguridad para las mujeres, dice Laura Carrera hay que aprovechar momentos como el 59 periodo de sesiones del Comité de la Condición Jurídica y Social de la Mujer que convoca tantas voces para decir a los gobiernos y a la sociedad que es tiempo de feminizar la vida.
Me pareció la propuesta, de pronto, esencialista. Laura asegura que un conjunto de científicos de las universidades de Iowa, Utha, Duke y el Centro para el Conocimiento y la Neurociencia de los Estados Unidos encontraron que hace 50 mil años como hubo una baja en la testosterona, cesaron las guerras y sucedió el principio de la civilización. Esto es, admitiendo sin conceder, que al minimizarse las características de los hombres que hoy día se exigen para ingresar a la policía: ser fuerte, agresivo, competitivo, controlador, valiente, y con baja autoestima, por la tradicional, no siempre presentes en las mujeres: debilidad, fragilidad, vulnerabilidad, serviría para disminuir los acontecimientos de inseguridad, que al menos en México son tan generalizados y materialmente con tantas consecuencias.
Los encuentros presenciales son fundamentales. Aquí en Nueva York se escuchan muchas voces y conceptos que entre militantes y especialistas parecen tan repetitivos, no obstante el asunto es crucial. La desigualdad tiene hondas raíces y situaciones que no desaparecen en 20 anos. Dos décadas donde además de los hechos o políticas, se han hecho estudios como el referido por Laura Carrera que nos pone a pensar.
Si, hay una enorme resistencia que se materializa en atraso, impunidad y violencia, pero es cierto que tenemos mucha mas claridad. Lo que toca es acelerar el paso y exigir que lo no cumplido se haga. Si no, como hace años le dijo Isabel Larguía a Fidel Castro, no habrá progreso. Hoy palabras más o menos, parafraseando a Isabel, la autora científica de lo llamado Doble Jornada, si 20 años después no somos nada, entonces la humanidad no tendrá nunca allanado el camino a la civilización. Nos urge que no haya guerras. Nos urge salvar al planeta y nos urge que más de la mitad del mundo vivamos en paz. En Nueva York como una premonición subieron las temperaturas y asomo el sol.